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Los tatuajes de Ed Hardy: arte de museo con influencias de Goya y Rembrandt

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EFE

Si los tatuajes pasaron en pocas décadas de parias del mundo del arte a disciplina respetada, gran parte del mérito es de Ed Hardy, un tatuador revolucionario con influencias de Goya y Rembrandt a quien el museo De Young de San Francisco rinde ahora homenaje con una retrospectiva.

La exposición “Ed Hardy: Deeper than Skin” (Ed Hardy: Más Profundo que la Piel), que abrió hoy puertas a la prensa y podrá visitarse a partir del sábado, recorre desde la más tierna infancia -incluye uno de sus primeros “tattoos”, con 10 años- la trayectoria del considerado “padrino” del tatuaje moderno.

El artista californiano, de 74 años y residente en San Francisco, hizo acto de presencia en la jornada de este miércoles ante la prensa y recordó cómo cuando tenía diez años, en 1955, creó su propia “tienda de tatuajes” en casa de sus padres, en la que cobraba unos pocos centavos a otros niños para pintarles en la piel.

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“El mayor potencial del tatuaje con respecto a otras formas de arte es el gran honor de que alguien quiera que le pongas una marca que llevará toda su vida”, dijo Hardy a Efe.

Pese a que en el taller que montó de niño los diseños los hacía con pinturas de acuarela y lápiz de ojos, consciente del carácter permanente que se asocia a los tatuajes, colocó carteles que avisaban a los potenciales clientes de que tenían que tener por lo menos nueve años y el permiso de sus padres.

Cuando Hardy empezó como profesional en 1968, fue uno de los primeros tatuadores que había recibido educación superior en bellas artes, ya que la mayoría de diseñadores del sector en esos tiempos eran autodidactas y recurrían a temáticas y estéticas tradicionales como la militar, la naviera o los dibujos animados.

“Muchas de mis influencias vienen de mis tiempos de estudiante de pintores muy clásicos como Rembrandt y Goya y su tradición de grabados. Las pinturas de Goya me influyeron tanto a nivel formal en relación a la composición como en la energía con la que dibujaba”, explicó Hardy a Efe.

El artista entró en contacto por primera vez con el pintor español cuando tenía trece años y, leyendo las historias de terror que en ese momento tanto le gustaban, encontró una en la que aparecían pinturas de Goya, cuyas visiones de pesadillas y su capacidad de “convertir sueños en realidad sobre el papel y el lienzo” resonaron fuertemente en él.

Además de Goya y Rembrandt, el tatuador cita entre sus influencias los trabajos de otros pintores destacados como Edvard Munch, Ben Shahn, Albrecht Dürer y Giorgio Morandi, así como la tradición tatuadora japonesa y un viaje que realizó al país nipón en los 70, donde trabajó junto al “maestro” tatuador Horihide.

Su atrevida e innovadora estética, las influencias tanto japonesas como de grandes artistas occidentales y su apuesta decidida por elaborar diseños propios e individualizados frente a los habituales modelos estandarizados ayudaron a Hardy a hacerse un nombre rápidamente en el mundo del tatuaje.

Su estudio de San Francisco, “Realistic Tatto”, al que solo se podía ir si se había pedido cita previa y en el que todos los diseños eran personalizados, se convirtió en lugar de peregrinación de músicos de rock, actores, directores de Hollywood y motociclistas de los Ángeles del Infierno.

La exposición recoge, plasmados en cartulinas, lienzos y objetos de todo tipo, más de 300 diseños que Hardy ha elaborado a lo largo de cinco décadas, entre los que destacan como elementos repetitivos los dragones, los grandes felinos, las mariposas, los pájaros y los demonios rojos.

“Esta exposición quiere mostrar al público general que los tatuajes son arte. Hardy cambió el mundo del tatuaje para convertirlo en el fenómeno cultural popular que es hoy en día”, indicó la curadora de la muestra, Karin Breuer.

“Ed Hardy: Deeper than Skin”, que también cuenta con un sistema de proyecciones para que los visitantes puedan ver cómo les quedaría uno de los tatuajes de Hardy en el brazo, podrá visitarse en el museo DeYoung hasta el 6 de octubre a un precio de 28 dólares por entrada (tarifas reducidas para menores, estudiantes y gente mayor).

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