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El “trabajo invisible” de las mujeres a lo largo de la historia del país

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EFE

El “trabajo invisible y no pagado” de las mujeres a lo largo de la historia del país es el centro de una exposición del Museo Nacional de Historia de Washington, en el que se recuerda que pese a los avances sociales la brecha de género aún es palpable en ámbitos como el cuidado del hogar.

“En lugar de hacer una cosa como las que ya se había hecho anteriormente, como las mujeres durante la Segunda Guerra Mundial, las comisarias escogieron mirar el trabajo que tradicionalmente se había considerado invisible, lo que se considera trabajo de mujeres”, explicó a Efe Anthea M. Hartig, la nueva directora del Museo Nacional de la capital.

“Es un trabajo que, paradójicamente, es más visible cuando no se hace que cuando se hace”, remarcó Hartig en la presentación de la muestra “All Work, No pay” (Todo el trabajo, nada de sueldo), que se inauguró esta semana.

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La exposición, que coincide con la celebración del Día de la Mujer el 8 de marzo, retrata las “cambiantes” perspectivas de género y trabajo en los inicios de Estados Unidos, y el posterior “contraste”, entre 1890 y 1940, entre los progresos en el salario remunerado fuera de casa y la persistencia del trabajo sin sueldo en el hogar.

Por último, subraya la “tácita expectación” de que se mantenga el cuidado de la casa, pese a los avances de los derechos de las mujeres desde 1960 a 1990.

Para ello, la exhibición presenta varios objetos y vestimentas diseñados específicamente para que las mujeres realizasen el trabajo doméstico, como las pequeñas prendas que facilitaban la libertad de movimientos en el hogar y que estaban a menudo complementadas por bolsillos grandes cosidos donde llevaban pequeños utensilios, como tijeras y dedales.

Recalca como, a pesar de los avances tecnológicos como las planchas eléctricas, apenas se aligeró el trabajo del hogar, que siguió siendo principalmente realizado por las mujeres en la primera mitad del siglo XX.

Con un toque tan punzante como irónico, la exposición concluye con la versión contemporánea de “la bata de casa”: los pantalones de yoga que muchas mujeres de hoy en día emplean para realizar las labores del hogar.

Los datos oficiales todavía reflejan la evidencia de la disparidad de género. Las mujeres ganaron de media 82 centavos por cada dólar que recibe un hombre en 2018, frente a los 64 centavos que obtenían por cada dólar que ganaba un hombre en 1980.

Hartig es, de hecho, la primera mujer en dirigir el prestigioso museo de Historia de la capital, algo de lo que está “especialmente honrada”.

“Como historiadora pública que ha tratado de hacer de la complejidad, la belleza y la fealdad de la historia algo accesible, trataré de ofrecer la sensibilidad de género para contar la historia desde la perspectiva de las mujeres”, destacó a Efe.

Ante la controvertida figura del actual presidente, Donald Trump, cuyo conservadurismo ha generado el rechazo de gran parte de las mujeres, encarnado en la histórica gran marcha de protesta que ellas protagonizaron poco después de que llegase a la Casa Blanca en 2017 y que congregó a más de un millón de personas, Hartig reivindicó la función de los historiadores.

“Los museos de historia somos -apuntó- uno de los lugares donde más se confía para aprender, somos un maravilloso laboratorio de aprendizaje”.

“Los objetos que albergamos cuentan muchísimas historias. Tenemos desde los gorros rosas (llevados por los manifestantes de la marcha de las mujeres) a los rojos del “Hagamos grande de nuevo a EE.UU.” (el lema de Trump). Creo que es un gran momento para vivir la historia, porque somos conscientes de que todavía la estamos escribiendo”, afirmó Hartig.

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