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Sodas y panfletos para impulsar el voto republicano antes de los comicios

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EFE

Quedan menos de dos semanas para las elecciones y los republicanos del norte de Virginia intentan movilizar a los votantes con cualquier estrategia, desde panfletos y actos electorales con refrescos y batidos hasta yendo casa por casa para intentar convencer a los vecinos.

Es la última reunión del Partido Republicano del condado de Arlington antes de los comicios legislativos y los simpatizantes necesitan organizarse: hay mucho por hacer y poco tiempo.

Unas treinta personas debaten acaloradamente alrededor de dos mesas llenas de chocolatinas, refrescos y hasta un peluche de un elefante gris, el animal que representa al Partido Republicano.

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El director del partido local, Jim Presswood, pide orden: “Por favor, quienes quieran charlar que permanezcan fuera”.

A continuación, recitan el lema nacional “En Dios confiamos” y, cuando se disponen a jurar lealtad a la bandera, alguien se da cuenta de que no está.

Reina la confusión por un momento, parece que el estandarte se lo han llevado los de la reunión de al lado.

Finalmente uno de los asistentes busca una imagen de una bandera en su teléfono, alza el aparato y los presentes, de pie y con la mano en el corazón, juran lealtad a Estados Unidos, “una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”.

Presswood se sube a una tarima e invita a sus vecinos a participar en las elecciones: “Solo nos quedan dos semanas, necesitamos vuestra ayuda, vamos a estar haciendo campaña, llamando a las casas, yendo de puerta en puerta, y necesitamos voluntarios”.

Empiezan a repartirse las tareas. Una de las misiones más importantes es estar fuera de los centros electorales el 6 de noviembre para repartir unas “guías” elaboradas por el Partido Republicano de Arlington y en las que se detalla el programa de los candidatos.

A nivel estatal, el aspirante republicano al Senado es Corey Stewart, un ferviente defensor del presidente Donald Trump que dirigió su campaña en Virginia en las elecciones presidenciales de 2016 y que se ha hecho famoso por su rechazo a los inmigrantes, así como por sus supuestos vínculos con supremacistas blancos.

Stewart se enfrenta al demócrata Tim Kaine, que lleva desde 2013 en el Senado y tiene una ventaja de 20 puntos, según los sondeos.

En la Cámara de Representantes, la batalla es aún más desigual, puesto que el octavo distrito de Virginia (ubicado al lado de Washington) es demócrata desde hace veintisiete años y, de acuerdo a las últimas encuestas, el actual legislador de ese partido, Don Beyer, tiene un 75 % de posibilidades de ganar al republicano Thomas Oh.

Existe un gran contraste entre los dos candidatos republicanos, ya que Stewart encarna el ala del partido más afín a Trump, mientras que Oh es hijo de inmigrantes coreanos y se define como un “republicano bastante moderado” con posturas favorables a la inmigración y el medioambiente, cuenta a Efe Maxwell Clegg.

Clegg, de 17 años, trabaja como becario para la campaña de Oh y ha acudido a la reunión para repartir panfletos a los vecinos e invitarles a dos actos de campaña: una jornada informativa sobre el programa del aspirante, en la que se prepararán batidos, y una cena en un restaurante el día de las elecciones.

“Por 40 dólares -dice Clegg- pueden acceder a una comida entera y, luego, pueden tomar todos los refrescos o té que quieran”.

Sin mucho orden, los vecinos comienzan a debatir: unos se preguntan por qué Oh tiene propuestas tan parecidas a los demócratas y otros defienden que, si fuera más conservador, no tendría ninguna posibilidad de ganar en el octavo distrito de Virginia, urbano y muy progresista.

Desde el atril de madera, Presswood vuelve a poner orden y da su opinión: “Creo que ya es algo conseguir que nuestros valores conservadores tengan un sitio aquí, en temas que le interesan a las personas, y con candidatos como Thomas que han conseguido movilizar a la gente”.

Sigue el revuelo, una mujer continúa haciendo preguntas sobre Oh, pide una pegatina de Stewart para su parachoques y alguien acaba contestando: “?Bienvenidos a una ciudad donde solo gobierna un partido!”.

Las encuestas predicen una derrota de los republicanos en Virginia, aunque vaticinan que mantendrán la mayoría en el Senado y perderán la Cámara de Representantes, que pasaría a estar bajo dominio demócrata.

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