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Trump insiste en que plan de reforma fiscal no le beneficiará personalmente

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El presidente, Donald Trump, insistió hoy en que el plan republicano de reforma fiscal que estudia el Senado no le beneficiará personalmente y le costará “una fortuna”, a pesar de que varios análisis independientes apuntan a que el proyecto sería ventajoso para los más ricos del país.

Trump viajó a Saint Charles (Misuri) para dar un discurso dedicado a aumentar el apoyo al proyecto de reforma tributaria que aprobó este mes la Cámara de Representantes y que la mayoría republicana en el Senado quiere votar cuanto antes, posiblemente a finales de esta semana.

“Vamos a eliminar los beneficios fiscales y los complejos vacíos de los que se aprovechan los ricos”, prometió Trump ante una audiencia entregada en ese estado del medio oeste.

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“Creo que mis contables se están volviendo locos ahora mismo”, bromeó. “Pero bueno, soy presidente, ya no me importa. A algunos de mis amigos más ricos sí les importa”.

El ex magnate inmobiliario protestó porque el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, “no pare de decir” que el plan fiscal republicano está diseñado “para los ricos”.

“Si lo está, mis amigos no se han enterado”, agregó. “Y a mí esto me va a costar una fortuna, créanme. Esto no es bueno para mí”.

No obstante, la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), un órgano no partidista, calcula que el proyecto de reforma fiscal que estudia el Senado resultaría en notables recortes de impuestos a quienes ganan más de 100.000 dólares al año.

Además, un análisis de la cadena de televisión NBC News basado en la declaración de impuestos de Trump de 2005, la única reciente que se ha hecho pública, apunta a que la familia del presidente podría ahorrar más de 1.000 millones de dólares en impuestos si prospera la reforma tributaria.

Los senadores republicanos trataron hoy de acercar posturas con el fin de aprobar cuanto antes su versión del proyecto, para el que necesitan un mínimo de 50 votos a favor del total de 100 legisladores, contando con la posibilidad de que el vicepresidente Mike Pence, que preside el Senado, pueda acudir a romper un empate.

Los republicanos ocupan 52 escaños en el Senado, pero todavía no tienen asegurados los votos necesarios, y hay al menos cinco senadores del partido -Ron Johnson, Steve Daines, Jeff Flake, John McCain y Susan Collins- que no lo tienen claro y aún podrían unirse a los demócratas, que muestran una oposición sin fisuras al plan.

Pese a esos obstáculos, y a las diferencias internas en el partido sobre lo que debe contener el plan, Trump pronosticó que “el gran día” para la reforma fiscal en el Senado “será mañana (jueves) o al día siguiente (viernes)”.

En su discurso, Trump se recreó ante una audiencia afín y no dudó en insertar una referencia al líder norcoreano, Kim Jong-un, uno de sus blancos favoritos y al que ha apodado “hombre cohete” por sus pruebas de misiles.

“Estos recortes de impuestos serán como el combustible de un cohete para impulsar la economía estadounidense... Ay, el pequeño hombre cohete. Es un cachorrito enfermo”, afirmó.

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