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Chicago, ciudad dividida en opiniones sobre cómo combatir extrema violencia

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La ciudad de Chicago está dividida en opiniones y no logra un consenso sobre cómo frenar la rampante ola de violencia, que en el 2016 le costó la vida a 780 personas y puso a la urbe en la mira como la ciudad más violenta del año.

Entre las opiniones que más se barajan en la ciudad está la de los investigadores Andrew Papachristos de la Universidad Yale y Ben Green y Thibaut Horel de la Universidad de Harvard quienes después de estudiar a un grupo de 138.000 personas en Chicago concluyeron que la violencia se debe tratar como un fenómeno de salud y de contagio.

Los médicos investigadores indicaron en medios locales que según su estudio los socios de las víctimas también corren un alto riesgo de ser tiroteados.

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Gary Slutkin, fundador del grupo antiviolencia Ceasefire (ahora llamado Cure Violence) y también profesor de salud global en el Colegio de Salud Pública en la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) indica que para combatir el torrente de violencia que padece Chicago se deben usar exreos pandilleros, llamados “interruptores de violencia”, que suelen mitigar los conflictos entre las pandillas rivales antes que estos resulten en violencia.

También, el diario Sun-Times señaló hoy en su editorial al uso ilegal de armas y apuntó que la solución para bajar el nivel de violencia en la ciudad es elevando las condenas por posesión de armas de fuego.

El medio indicó que las condenas en Nueva York por posesión de armas son de un promedio de tres años de prisión, mientras que en Chicago son de tan solo un año.

La nota detalló que el número de homicidios en Nueva York en el 2016 llegó a 335, mientras que en Chicago la cifra sobrepasó las 700 personas.

“La gran diferencia por la gran disparidad en índices de homicidios entre Nueva York y Chicago continúa siendo nuestras diferentes leyes sobre posesión de armas”, asume el diario.

No obstante, para el alcalde de la ciudad, Rahm Emanuel, la solución sería aumentando el número de policías y promoviendo un programa de adultos mentores que guíen a los miles de jóvenes en riesgo de caer en manos y bajo la influencia de las pandillas.

“Lo que pasó en Chicago en el 2016 no es el Chicago que yo conozco”, aseguró Emanuel molesto y en respuesta al exsuperintendente de policía Garry McCarthy, quien en un segmento de una entrevista con CBS el pasado domingo dijo que la policía de Chicago está en crisis.

Activistas comunitarios, por su parte, apuntan que lo que se requiere urgentemente son programas sociales para combatir la extrema pobreza y el desempleo en los cinco distritos policiales en el lado Oeste y Sur de la ciudad en donde ocurrieron la mayoría de los homicidios este pasado 2016.

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