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Editorial: Una obstinada decisión acerca de los estudiantes transgénero que clama por ser corregida

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En un fallo obstinado que pretende ser aplicado en el resto del país, un juez federal de Texas bloqueo una directiva del gobierno de Obama que requiere que las escuelas permitan a los estudiantes transexuales usar los baños y vestidores de su elección.

El fallo de este juez de distrito de los Estados Unidos es decepcionante, porque perpetuará las políticas que hacen la vida más difícil para niños que se enfrentan con frecuencia al ostracismo y la intimidación. Pero también es lamentable por su dependencia al anticuado entendimiento del concepto legal de discriminación sexual, que pide a gritos una corrección por parte de la Suprema Corte.

El 13 de mayo pasado, el Departamento de Educación envió una carta a los distritos escolares aconsejándoles que los estudiantes usen los baños y vestidores consistentes con su identidad de género, incluso si esa identidad no coincide con el sexo con el que se les identificó al momento del nacimiento.

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La carta le recuerda a las escuelas que, como condición para recibir fondos federales, les está prohibido por una ley conocida como Título IX negar beneficios a los estudiantes “en base a su sexo”, algo que el Departamento de Educación en los últimos años interpretó que incluye la discriminación según la identidad de género.

O’Connor rechazó contundentemente esa posición. Con su fallo, que desafía la política del Departamento de Educación proveniente de 13 estados y dos distritos escolares, él interpretó el Título IX y un reglamento que lo implementa con la definición de “sexo” sólo en términos de diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Además, sugirió que esa era la intención del Congreso.

Afortunadamente, otros tribunales han sido más progresistas. En abril, la Corte de Apelaciones del Cuarto Circuito de los EE.UU. en Richmond tuvo una opinión más favorable de la interpretación del Título IX realizada por el Departamento de Educación al fallar a favor de un niño transgénero que quería usar el baño para hombres en su escuela preparatoria en Virginia. Esa decisión ha sido mantenida por la Suprema Corte de Estados Unidos, en espera de una apelación por el distrito escolar.

En el pasado, la Suprema Corte ha reconocido que ciertos conceptos, como la discriminación sexual, evolucionan con los tiempos. Por ejemplo, en 1998 la corte falló a favor de un trabajador masculino de una plataforma petrolera que alegó había sido víctima de acoso sexual por parte de sus compañeros, pese que el acoso de hombre a hombre no estaba en la mente del Congreso cuando promulgó las leyes contra la discriminación en el trabajo. En ese caso, el fallecido juez Antonin Scalia observó que “las prohibiciones legales a menudo van más allá del mal principal para cubrir males razonablemente comparables”.

Los jueces deberían asimismo fallar que la prohibición de discriminación en base al sexo en las escuelas de la cual habla el Título IX protege a los estudiantes transexuales, y que las reglas del Departamento de Educación son un medio razonable para lograr ese fin. Es hora de que se llame a una tregua en las “guerras de los baños”, y que los estudiantes transgénero sean tratados con dignidad.

Traducción: Diana Cervantes

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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