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Niños y adolescentes de Los Ángeles son transformados por el poder de la música

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El sistema que se vino de Venezuela a Los Angeles, junto con Gustavo Dudamel, provee justo a niños y jóvenes de Los Ángeles un sentimiento de pertenencia a algo superior: “la música como el eco de un mundo invisible”. Música que haciéndola en común, además del compromiso y la disciplina que implica a ese nivel, hace plena en ellos la experiencia de una identidad; individual y colectiva, pero creativa, esperanzadora, gozosa y sublime.

En 1975 el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu fundó un sistema de acción social a través de la música, utilizándola como instrumento de transformación y desarrollo humano.

Desde entonces, más de 400.000 niños se han beneficiado del programa, muchos de los cuales se han convertido en auténticas estrellas del panorama musical internacional, como es el caso de Gustavo Dudamel quien desde el año 2009 es el director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.

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En 2008, este sistema de educación social y musical recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por “haber formado a directores e intérpretes del más alto nivel, a partir de una confianza audaz en el valor educativo de la música para la dignidad del ser humano”.

En ese sentido, la llegada de Gustavo Dudamel a Los Angeles no sólo ha significado un enriquecimiento musical para la ciudad, sino también la importación de la experiencia de transformación social del sistema venezolano a la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos, país donde se estima que alrededor de un millón y medio de personas pertenecen a alguna de las 35 mil pandillas que existen en distintas ciudades de su vasto territorio.

La Orquesta Juvenil de Los Ángeles, (YOLA, por sus siglas en inglés), es una agrupación promovida por el maestro Gustavo Dudamel, quien propuso el reto de crearla al asumir el cargo de director musical de la Filarmónica de Los Angeles. No solamente se creó la orquesta, sino también un programa social de educación musical que beneficia a niños de comunidades menos favorecidas de la ciudad.

Lo maravilloso de la experiencia YOLA la urbe angelina, es su contribución para una acción colectiva de identidad creativa, a jóvenes que pudieran en un momento dado estar expuestos a dinámicas destructivas de identidad colectiva como las acciones propias de las pandillas.

Una pandilla es cualquier grupo de tres o más personas que conforman un conjunto organizado y que comparten una identidad en común.

Desde la publicación del estudio pionero de las pandillas de Chicago de Frederic Thrasher, en 1927, sociólogos han definido el proceso a través por el cual jóvenes sin supervisión – en especial jóvenes marginados en centros urbanos—forman organizaciones e identidades callejeras a través del conflicto con las autoridades y con otros grupos.

Esta definición clásica de las pandillas callejeras incluye dichos grupos, los cuales se envuelven en comportamientos denominados delictivos o en conflictos con la ley.

Esta nota fue publicada previamente en rubenluengas.com

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