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Policía de Nicaragua debe ajustar armamento por protestas, dice vicecanciller

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EFE

El viceministro de Exteriores de Nicaragua, Valdrack Jaentschke, aseguró en una entrevista con Efe que la policía del país debe “ajustarse” en materia de armamento ante las protestas que, según diversos organismos, ha dejado entre 322 y 512 muertos desde el pasado abril.

“Nuestra policía, que era una policía muy tranquila y que caminaba en las calles sin mucho armamento, tiene que ajustarse a los embates del crimen organizado que se han mostrado en estas protestas”, afirmó el vicecanciller en Washington.

Jaentschke sugirió así que el cuerpo debe incrementar la capacidad armamentística ante los disturbios como los vividos en los últimos meses al ser preguntado por los errores cometidos por el Gobierno desde que el pasado 18 de abril se iniciaran las revueltas.

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“Evidentemente, hemos aprendido mucho de lo que sucedió”, incidió el político, que precisó que ese ajuste policial “no es la única manera de responder” a la hora de analizar lo sucedido desde entonces.

En ese sentido, el viceministro apuntó que “la respuesta legal del Estado de Nicaragua a ese rompimiento del orden constitucional es legítima”, y que “cualquier consecuencia” de las revueltas es responsabilidad de “los golpistas”.

Jaentschke, que recibió a Efe en la Embajada de su país en Washington, consideró que los manifestantes “copiaron” los “intentos golpistas en Venezuela”.

“Copiaron los métodos y la utilización de los medios de comunicación y las redes sociales”, comentó el viceministro, que se refirió a las revueltas como tentativas de golpes de Estado de “insurreccionistas”, que son “grupos pequeños de personas violentas que están saliendo a provocar”.

Según Jaentschke, se ha restablecido la paz y todas las opciones están abiertas, pero no está pensado que un organismo internacional medie entre las partes.

“En este momento, no hay eso planteado sobre la mesa de que vamos a traer un organismo, eso puede suceder producto de un análisis distinto de la realidad”, indicó el vicecanciller.

Hace unas semanas, el titular de Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, aseguró que el diálogo es “una vía de solución” y explicó que se estaba debatiendo si los garantes del proceso deben seguir siendo los obispos o si debía ser el SICA (Sistema de la Integración Centroamericana), organismo que podría ser más favorable al presidente nicaragüense, Daniel Ortega.

El vicecanciller también se pronunció sobre la posibilidad de que las elecciones generales previstas para 2021 se celebren antes, una opción que, de acuerdo a sus palabras, sería “un adelanto insurreccional” que rompería el orden constitucional.

Las declaraciones de Jaentschke se producen días después de que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se reuniera con los 12 países del Grupo de Trabajo sobre Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA) para evaluar represalias económicas contra el Gobierno de Ortega.

“Si la intromisión extranjera está tratando de que esas instituciones multilaterales no continúen financiando el desarrollo (de Nicaragua), contra lo único que va es contra el bienestar de la población (...). Esa intromisión es criminal”, apuntó el viceministro.

El miembro del Ejecutivo criticó la “posición de injerencia” de algunos países dentro de la OEA, algo que su Gobierno -dijo- no acepta, pero descartó que Nicaragua se plantee abandonar el organismo, siguiendo los pasos de Venezuela, que saldrá de la organización en 2019.

“Vamos a seguir en esa OEA batallando y enfrentando con dignidad esa posición que trata de llevarnos a seguir promoviendo la confrontación en Nicaragua”, incidió Jaentschke en relación a la institución, donde Nicaragua ha pedido la dimisión de su secretario general, Luis Almagro, por “extralimitarse”.

Otra de las “injerencias” de las que habló el alto cargo son las sanciones económicas impuestas por EE.UU. sobre distintas figuras de la primera línea política nicaragüense, una vía “promovida por un grupo radical de sectores políticos” de Washington, que “tienen en su mente el revanchismo en contra del sandinismo”.

La crisis y las protestas se iniciaron en Nicaragua tras unas fallidas reformas a la seguridad social que derivaron en un levantamiento que exige la renuncia de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

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