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Selfies sísmicas: las enormes grietas después de los terremotos son la nueva atracción turística

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Christian Flores recorrió más de 200 millas, desde San Diego hasta el desierto de Mojave, para visitar una flamante atracción turística del sur de California.

Ahí estaba, en el asfalto caliente de la Autopista 178 entre Ridgecrest y Trona: una cicatriz retorcida y sorprendentemente amplia, cortesía de un terremoto muy fuerte. A sólo unas millas de la carretera había otra, causada por un segundo temblor, aún más grande y más temible.

Flores estaba ansioso por subir las imágenes a su canal de YouTube.

Desde el pasado Cuatro de Julio, turistas, geólogos y estudiantes se convocaron hacia un lugar desolado desde lejos para ver las rupturas en la Autopista 178, causadas por los terremotos de magnitud 6.4 y 7.1 de la semana pasada. No será el Gran Cañón, pero las grietas son lo suficientemente importantes como para que los visitantes queden boquiabiertos.

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Camiones, furgonetas y vehículos sedán disminuían la velocidad para estacionar en la grava que bordea la carretera. De ellos salían familias con niños pequeños. Investigadores con dispositivos GPS montaban sus artilugios. Otros se aventuraban en los matorrales marrones mientras seguían las rupturas de la superficie por el terreno montañoso.

Todos sostenían cámaras y se tomaban selfies en medio del camino.

“Pensé que funcionarían bien en línea”, afirmó Flores, de 27 años, sobre las imágenes de las grietas, mientras el sol de la tarde descendía sobre las montañas. “Es decir, ¿con qué frecuencia hay un terremoto de esta magnitud?”.

Flores recogió rocas que encontró en la superficie rota como recuerdos, y las colocó suavemente en el maletero de su auto.

Mientras soplaba un remolino de polvo, Michelle Binion, de 56 años, se maravillaba de la ruptura causada por el primer sismo. Había conducido junto con su esposo al área desde Rancho Cucamonga, decidida a ver la evidencia del poder de la naturaleza. “Esto vale absolutamente la pena”, afirmó con una sonrisa. “Pienso que, como seres humanos, nos gusta vivir al límite. Esta falla realmente te muestra cuán vulnerables somos”.

Algunas de las grietas recorrían la carretera y se sumergían en el paisaje desértico a ambos lados.

Han pasado unos 20 años desde que los científicos observaron un terremoto de esta magnitud en California, consideró Cynthia Pridmore, del California Earthquake Clearinghouse, un sitio web donde expertos y novatos en sismos pueden compartir sus comentarios.

El centro de información sabe que, para algunos investigadores, la ruptura de la superficie más notable descubierta hasta el momento -causada por el terremoto de 7.1, que tuvo lugar el viernes- podría medir cerca de 28 millas de longitud. Pero ello no se sabrá hasta que los científicos del Servicio Geológico de EE.UU y el Servicio Geológico de California, que tienen acceso a la Estación Aeronaval de Armas de China Lake, lo ratifiquen.

Mientras tanto, los espectadores publican en las redes sociales, los geólogos estudian las grietas sobre el suelo y otros se han internado en el desierto para seguir el patrón zigzagueante con forma de serpiente.

Las rupturas de fallas cautivaron a los residentes de las comunidades en los últimos días y a los que viajaron allí desde toda California.

Sobre la autopista, al menos, las grietas gigantes no durarán mucho.

Para la tarde del domingo, el olor a alquitrán impregnaba el área mientras los trabajadores se ocupaban en repararlas. Pero los equipos de construcción y el cierre de uno de los dos carriles de la Autopista 178 no impidieron que los curiosos se aproximaran.

Ashley Hulett, quien estudió geología en Cal State San Bernardino, llegó al lugar con dos amigos. “Esta es significativa, es más larga que la primera”, evaluó mientras señalaba una grieta. “Perdimos la primera ruptura entre los cuatrocientos y quinientos pies de profundidad, pero esta segunda sobrepasa esa cresta”, dijo, señalando hacia el otro lado de la carretera.

La gran ruptura de superficie causada por el terremoto de 7.1 tuvo lugar debido a la sacudida radical del terreno en el área, tanto vertical como horizontalmente. Los investigadores aún no están seguros de cuál de las fallas en la zona de Little Lake causó el temblor de la tierra, indicó Pridmore.

Vestido con botas marrones, pantalones cortos de color caqui y una camisa azul marino, Heath Williamson se parecía levemente al recordado “cazador de cocodrilos” Steve Irwin.

El nativo australiano tomó un video de sí mismo mientras se agachaba sobre la falla, en medio de la carretera, narrando rápidamente mientras apuntaba la lente de su teléfono hacia la grieta. Publicó los videos en Facebook e Instagram, dijo, para que su familia y amigos pudieran ver.

“Madre naturaleza; una fuerza asombrosa”, expresó al terminar su aventura en las redes sociales.

El hombre, de 47 años y oriundo de Brisbane, pasó los últimos 10 años viajando entre Australia y California por trabajo, relató. El sábado se dirigía a Reno pero decidió desviarse para ver cómo lucía el daño sísmico. “Esta es una zona salvaje; tan intrigante”, afirmó.

De pie sobre el camino, Williamson se preguntó si la gente en el Estado Dorado realmente comprende la amenaza de un gran terremoto e insistió en que estaba allí no sólo por curiosidad, sino también para difundir un poco de conocimiento a través de las redes sociales, sobre el poder de los sismos. “California es como un segundo hogar para mí”, expuso. “Me preocupa que Los Ángeles se haya vuelto muy indiferente”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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