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En Stanford, la ceremonia de graduación también tuvo lugar para las protestas por violaciones

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Un puñado de estudiantes de Stanford agitó carteles durante la ceremonia de graduación del domingo pasado, en señal de apoyo a las víctimas de agresión sexual e instando a la universidad a tomar más medidas de protección.

“El objetivo es que se escuchen las voces de los sobrevivientes en el campus”, afirmó Brianne Huntsman, estudiante del último año, quien se graduaba ese día y era además organizadora de la protesta. “Existe la idea, entre comillas, de que Brock Turner es el violador de Stanford. Por nuestro trabajo en el campus sabemos que no es así; no es el único”.

Hay dos maneras de defender a un cliente acusado de violación: litigar o mitigar.

— (Marcos Barbery)

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Algunas personas le pidieron a la universidad que a partir de ahora haga públicos los nombres de los estudiantes responsables de agresión sexual y de conductas indebidas, a través del proceso disciplinario estudiantil.

Los estudiantes sostienen que la discusión pública sobre Turner, el nadador declarado culpable de agredir sexualmente a una mujer en el campus, es poco frecuente. Son más comunes, dicen, las situaciones en las que al estudiante acusado no se le presentan cargos en una corte penal, pero aun así se le encuentra como responsable por el sistema disciplinario estudiantil de la universidad.

“A pesar de la gran barrera de pruebas que se utilizan en estas investigaciones, a pesar del conocimiento por parte de la universidad de que estas personas son amenazas, Stanford mantiene la información como un secreto”, señalaba una petición en línea.

Jonathan Fisk, otro de los graduados del domingo, expresó que le preocupa que la universidad no nombre a esas personas. “No me siento cómodo de no estar enterado. Y tampoco me siento cómodo de que mis residentes no estén enterados”

En un comunicado, oficiales de la Universidad de Stanford remarcaron que cualquier persona “que sea considerada como peligro para la comunidad será expulsada de la universidad”, como sucedió con Turner. A los 10 días de su arresto por presunta violación, Turner decidió retirarse de Stanford y la institución le prohibió volver a poner un pie en el campus.

El comunicado señalaba que los expedientes disciplinarios de los alumnos son tratados confidencialmente y que los oficiales aceptan gustosos las propuestas para fomentar la denuncia de los delitos sexuales, pero cuestionó la ventaja de retirar la confidencialidad, ya que eso podría afectar la disposición de los estudiantes a dar pistas a las autoridades acerca de posibles atacantes, y podría generar represalias o un clima de intimidación para las víctimas. Los funcionarios de Stanford también defendieron su compromiso de lucha contra la violencia sexual, diciendo que todos los nuevos estudiantes deben recibir formación sobre la prevención de la violencia sexual.

Según el Departamento de Educación, en 2014 Stanford tuvo 26 casos de violación que fueron reportados a la policía o a los empleados de la universidad. La institución educativa dijo que ese número puede incluir informes anónimos en los que no hay suficiente información como para investigar, tales como casos en los que hay un reporte anónimo, o cuando los estudiantes se niegan a cooperar con las autoridades.

Al inicio de la ceremonia de graduación, el presidente de Stanford, John Hennessy, pidió un minuto de silencio en honor quienes sufrieron violencia sexual, así como por las víctimas de la masacre del club nocturno de Orlando.

Los estudiantes se reunieron el viernes anterior a la ceremonia para preparar la protesta, tuiteando fotos de los carteles que decían: “Stanford protege a los violadores”, “La cultura de la violación tiene raíces profundas”, “No estás solo”, “Celebrando 125 años de la cultura de la violación”, y “Turner Brock no es una excepción“.

La sentencia de Turner, que probablemente ascenderá a tres meses en la cárcel del condado, ha provocado indignación en todo el mundo; es una fracción de la sentencia de seis años en prisión estatal que buscaban los fiscales. Los partidarios de la protesta remarcaron que también buscaban expresar su enojo por la leve sentencia del acusado.

“Soy testigo de que nuestra sociedad no educa debidamente a los hombres para tratar bien a las mujeres”, aseguró Mattias Johansson, estudiante sénior. “Esto no se trata de beber en el campus, ni de ser promiscuo... Se trata de la atmósfera de maltrato hacia las mujeres en nuestro campus. Estoy en contra de la idea de que la violación no es un delito del cual valga la pena hablar”.

John Lancaster Finley, presidente saliente de la sociedad de alumnos y graduado de Stanford, afirmó que era importante “ser solidarios con los sobrevivientes de violencia sexual en Stanford. Queremos que la gente sepa que esto sucede aquí”, dijo. En tanto, Brandon Hill, vicepresidente saliente de la sociedad de alumnos, remarcó: “Necesitamos una conversación más amplia sobre qué significa la masculinidad. ¿Qué es la masculinidad tóxica? ¿Qué genera esta cultura de la violación y hace que la gente cometa esos actos? ¿Qué es lo que los padres están enseñando a sus hijos?”, se preguntó.

Una gran parte de los estudiantes que se graduaban el domingo no participaron en la protesta, y algunos se sintieron fastidiados por ella. La estudiante Allie Koscove, en conversaciones con la prensa apostada en el estadio de Stanford, relató cómo los festejos de graduación se habían visto atiborrados de discusiones sobre este caso. “No quiero que esto me defina”, dijo Koscove. “No creo que esta sea la forma en que mis compañeros de clase quieren ser definidos”.

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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