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Mercado inmobiliario de Las Vegas sube como la espuma gracias a californianos

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EFE

El mercado inmobiliario de Las Vegas atraviesa por su mejor momentos desde la recesión de 2008, en gran parte por la llegada masiva de californianos atraídos por la posibilidad de lograr más por menos dinero que en su estado.

Un ejemplo es que en junio de 2017 el precio promedio de una casa en Las Vegas era de 257.373 dólares y un año después el valor era de 290.000 dólares.

Pero no solo los precios suben, también aumentan las ventas. Según Home Builders Research, en los primeros cuatro meses de este año se vendió un 22 % más de viviendas en Las Vegas que en el mismo periodo de 2017.

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Pía Ordóñez, agente de bienes raíces en el área de Las Vegas y Henderson, asegura que de cada 20 llamadas generadas a través de la publicidad de su negocio, la mitad corresponde a clientes del estado vecino que están en busca de comprar una propiedad.

Básicamente son tres tipos de compradores: los que deciden vender su pequeña vivienda californiana para vivir en una casa grande en Las Vegas, los profesionales que viajan constantemente y quieren tener su base en el sur de Nevada y aquellos que no tienen recursos suficientes para tener vivienda propia en California y pueden sacar más provecho a sus ahorros en efectivo en un estado más asequible.

“Los que tienen el dinero en efectivo tienen ventaja porque no dependen de un banco y aparte están dispuestos muchas veces a pagar más de lo que dice el avalúo (tasación) para poder quedarse con esa propiedad”, explica Ordóñez.

Los compradores locales son, de acuerdo con ella, los que más dificultad tienen a la hora de adquirir una propiedad, especialmente si es su primera compra.

Así que hay menos casas disponibles, más compradores y muchos de ellos compiten con dinero en efectivo en la mano.

“Están viniendo a tomar ventaja de las oportunidades que da Las Vegas con sus bajos precios y la infraestructura, y esto está ocasionando un buen número de compradores con una cantidad limitada de inventario, así que los precios van subiendo”, asegura Shyla Magee, agente de bienes raíces y líder de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Las Vegas o GLVAR por sus siglas en inglés.

Y no es extraño que vean así el mercado, pues en ciudades como San Francisco una casa familiar promedio estaba valorada en 1,62 millones de dólares en el mes de mayo, de acuerdo a la Asociación de Agentes Inmobiliarios de California.

Desde San Francisco precisamente llegó hace menos de un mes Vanice Archuletta junto con sus dos hijos para iniciar una nueva vida en el sur del “Estado de plata”.

Ella cuenta que la salida de gente desde California hacia Las Vegas es tan evidente que el costo del camión con el que trajo su mudanza fue de más de 600 dólares, mientras que la misma compañía cobra sólo 400 dólares por el trayecto inverso.

“Cuando pregunté la razón me dijeron que es porque de San Francisco está viniendo mucha gente para Las Vegas y la ley de oferta y demanda determina los precios”, dice.

Vanice decidió mudarse desde el área de la bahía de San Francisco hacia el desierto de Las Vegas por una sencilla razón: “el costo de vida es mucho más barato, mi mamá vive aquí y tuve la suerte de que en mi trabajo me aceptaron hacer una transferencia”.

“Así que, ¿por qué no?”, dice contenta.

Beatrice, la mamá de Vanice, también llegó al Sur de Nevada desde California, pero un tiempo atrás. Ella dice que el cambio obedece a una sencilla cuenta matemática.

“Nuestra decisión se basó en una situación financiera. La vivienda es mucho más económica en Las Vegas y tienes más por tu dinero de lo que recibes en California”, afirma.

“¿Por qué pagar más por menos? Es lo que yo pienso”, ratifica.

De acuerdo con expertos en bienes raíces, California no es el único lugar desde donde están llegando nuevos residentes al “Estado de plata”, pues ahora se ven otros inmigrantes provenientes de la Costa Este, donde al igual que en San Francisco, San Diego o Los Ángeles, hay ciudades donde el costo promedio de una vivienda está alcanzando cifras inalcanzables para muchos.

Lo bueno, dicen ellos, es que por ahora en Las Vegas sí “hay cama pa’tanta gente”.

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