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Antes zona de pandillas, ahora el sabor hípster gracias a un inmigrante

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Hace unas décadas, Sunset Boulevard era conocido por ser zona de pandillas y crimen. Los negocios en este tramo, a la largo del oeste de Los Ángeles, no veían futuro en el vecindario, pero Sergio Valdivia logró sobresalir ante tales adversidades convirtiéndose ahora en uno de los más visitados.

Tacos Delta es el negocio hípster de la Sunset, gracias a su sabor sostiene el inmigrante mexicano, quien es uno de los últimos restaurantes que aún queda en esa calle de esa época.

La historia de Valdivia, es similar a la de muchos emigrantes quienes dejan todo atrás huyendo de la violencia y la inestabilidad de sus países para venir a Estados Unidos en busca de una vida mejor.

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“Vine por primera vez a Estados Unidos a los 18 años con mi madre, desde que llegué aquí trabajé de mesero, luego de cocinero. La situación era difícil, así que regresé a México derrotado, pero allá la situación era peor”, dice Valdivia.

“Quise hacer negocio pero me salió mal, me robaron, quedé endeudado y en la calle, así que regrese a Estados Unidos para conseguir el dinero”, agrega.

Eventualmente, el joven conoció a su esposa, una navidad de 1980, señala, “me cayó una propuesta para comprar un local en la ahora famosa avenida”.

Lo que no sabían el inmigrante es que al comprar el restaurante se enfrentarían a muchos peligros. Entonces la área de Sunset era muy peligrosa y se encontraron muchas veces como blancos de ataque, pero supieron ganarse a sus vecinos pandilleros, donde en poco tiempo se transformó en zona de tregua, donde todos llegaban para disfrutar comida mexicana.

Los agentes habrían respondido al llamado de ayuda por un accidente.

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Al pasar el tiempo la familia se enfrentó con otros retos que eventualmente como el cambio de identidad del área y la desaparición de varios establecimientos familiares.

“A pesar de que todo alrededor de tu negocio puede cambiar, si tú haces bien las cosas, tú vas a crecer junto con tu alrededor también”, dice Valdivia, de ahora 62 años de edad.

Tacos Delta ayudó pagar la colegiatura de sus cuatro hijos, quienes ahora forman parte del restaurante.

“No es fácil llevar un negocio, la gente vino poco a poco y les gustó la comida mexicana que ofrecemos”, dice Valdivia, cuyo legado fue homenajeado recientemente por cumplir 40 años con el negocio en pie.

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Maria Gómez, quien visita el lugar, señala que la comida del restaurante tiene un sabor hogareño.

“Aquí llego a comer con mi mama en ocasiones, y también he llegado con mis amigas. Nos gusta la zona, nos gusta lo colorido del lugar, pero más aún el trato que nos dan”, dice Gómez, de 30 años de edad.

Para celebrar el legado del dueño y su familia, el muralista mexicano Claudio Limón pintó un mural por todo el restaurante, el cual cuenta la historia del dueño entre nopales y corazones de coloridos psicodélicos.

El hombre de negocios no deja de darle gracias a su esposa Eliza Valdivia y madre Maria Esther Valdivia, quienes ayudaron a crecer el negocio a través de la introducción de platillos como la birria, el cocido, el mole y el caldo de pollo, entre otros.

“Mi esposa cuidaba a los niños, pero también me ayudaba, mi mamá tenía un turno fuera del restaurante y aun así hacia otro turno conmigo. Trabajamos 16 horas al día, pero valió la pena”,

Tequila Don Julio reconoció al negocio a través de una campaña que premia la actitud de los negociantes al resaltar su cultura mexicana en Estados Unidos.

“Los mejores consejos que puedo darle a los principiantes es que tengan atención con la clientela, que estén unidos en familia con ímpetu de trabajar, tener buena comida y buena presentación, si no hay calidad el negocio no llega lejos”, comparte.

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