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Las mujeres quieren más calefacción en la oficina; la ciencia ahora las respalda

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¿Cuál es la temperatura perfecta para una oficina?

Todo el mundo tendrá una respuesta diferente. Para algunos, un clima de trabajo casi helado es ideal; para otros, cualquier cosa debajo de lo subtropical requiere de una manta, guantes sin dedos y un –no permitido- calentador portátil.

No hay un ajuste de termostato que haga felices a todos. Pero en un nuevo estudio, los investigadores de USC revelaron cuál es la temperatura que facilita una productividad óptima.

En un estudio publicado este mes en la revista PLoS ONE, Tom Y. Chang, profesor asociado de finanzas y economía de negocios en la Marshall School of Business, de USC, analizó junto con su equipo cómo se desempeñó un grupo de estudiantes varones y mujeres, en matemáticas y en tareas verbales y cognitivas, a temperaturas que fueron desde los 61 a los 91 grados Fahrenheit.

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¿Qué descubrió? Que las mujeres obtuvieron mejores resultados a temperaturas entre 70 y 80 grados, mientras que los hombres lo hicieron a temperaturas inferiores a 70. Sin embargo, las mujeres se vieron más afectadas por el frío, que los hombres por el calor.

Entonces, si un gerente de oficina está buscando maximizar la productividad en el lugar de trabajo, ¿dónde debe encontrarse la aguja del termostato?

“Temo un poco decir esto”, expuso Chang. “Porque con 75 grados para mí [un sitio] está hirviendo. Es caluroso, yo tengo mucho calor a los 75 grados. Pero en un entorno de oficina equilibrado por género, nuestros resultados sugieren que algo así podría ser la temperatura ideal para tener una productividad óptima”.

Esta no es la primera vez que la batalla del termostato de la oficina llega a los titulares. Un estudio de 2015 publicado en Nature indicó que las temperaturas de oficina generalmente se establecen en base a un modelo de confort térmico empírico de la década de 1960, cuando la fuerza laboral era predominantemente masculina.

En otras palabras: el clima en las oficinas tiende a estar controlado según las preferencias de los varones, lo cual -ahora sabemos- se da a expensas del confort y la productividad de las mujeres.

A ello le siguió una serie de artículos sobre cómo la climatización del lugar de trabajo es sexista, junto con un video de College Humor que retrata el verdadero calvario del “invierno para las mujeres” en los lugares de trabajo en todo Estados Unidos.

Entre las refutaciones, se argumentó que se trata de un problema de código de vestimenta, no de termostato: los hombres tradicionalmente usan trajes para trabajar, mientras que las prendas de las mujeres tienden a ser más livianas y más adaptables al clima. No obstante, y sin quererlo, este nuevo estudio tomó eso en cuenta, dijo Chang: los participantes fueron estudiantes, la mayoría de los cuales vestían ropa casual, apropiada para el clima. Así que, incluso cuando se controla el código de vestimenta, los varones y las mujeres tienen diferentes preferencias de temperatura.

Los hallazgos fueron una sorpresa para Alison Green, autora del sitio de consejos Ask A Manager, quien recibió varias cartas a lo largo de los años para pedirle que participe en las guerras de los termostatos. En el pasado, indicó, su consejo era inclinarse por el lado frío: en un entorno profesional, es más fácil ponerse más ropa y calentarse, que quitarse prendas y refrescarse. Pero al escuchar los resultados del estudio de la USC, “estoy cuestionando mi consejo”, confesó, “especialmente dada la brecha de género en esto”.

La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional no tiene una decisión firme sobre las temperaturas de las oficinas: recomienda que los lugares de trabajo estén templados entre 68 y 76 grados, un rango bastante amplio. Suponiendo que su oficina no sea peligrosamente fría o calurosa -si los empleados corren el riesgo de congelarse o de sufrir un golpe de calor, obviamente, deben realizarse ajustes- Green considera que los gerentes tienen algunas opciones para ayudar a las personas a aclimatarse al entorno interior.

Si es seguro, permita el uso de calentadores o ventiladores portátiles, indicó, y relaje el código de vestimenta cuando las personas intentan sentirse cómodas en el trabajo. Otra opción es reorganizar los asientos, de modo que aquellos más friolentos no se coloquen directamente debajo de una salida de aire acondicionado, y los más calurosos no se cocinen junto a la ventana más soleada.

En general, explicó, a medida que las oficinas relajan los estándares de vestimenta, las personas deberían poder encontrar opciones de prendas para concentrarse más en las tareas y menos en las guerras de la temperatura para interiores. Mientras tanto, la ciencia indica que hay que poner el termostato cerca de los 75 grados.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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