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La reutilización, auxilio al medioambiente que choca con la cultura humana

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EFE

La reutilización de objetos mediante la compra de segunda mano puede ayudar a reducir la huella de carbono y la cantidad de plástico.

Los datos respaldan esta afirmación, pero para conseguirlo hace falta más conciencia y dejar a un lado algunas cuestiones de la cultura humana que ejercen de barrera.

El estudio “Second Hand Effect”, realizado en distintas países del mundo, reportó en México que en 2017 la compra de segunda mano permitió ahorrar 0,7 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero y 48.170 toneladas de plástico, expuso a Efe la directora de marketing de Segunda Mano México, Cristina Raunich.

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Estas cifras equivalen a detener todo el tráfico de la Ciudad de México durante 19 días y al plástico necesario para producir 6,8 millones de bolsas.

Raunich explicó que para el estudio -realizado por Schibsted Media Group, en colaboración con el Instituto Sueco para la Investigación del Medioambiente (IVL por sus siglas en sueco)- se calcularon “las transacciones que se realizan durante un año y cuántos recursos se hubiesen utilizado si lo que se vendió en Segunda Mano hubiese sido nuevo”.

Asimismo, reveló que la transacción que tiene más impacto ambiental de los productos que se comercializan en el portal de Segunda Mano México es la venta de autos usados, ya que, por la cantidad de vehículos que se vendieron, se evitó la generación de 686.505 toneladas de Dióxido de Carbono (CO2).

No obstante, pese a que hay un impacto positivo para el planeta, todavía no existe una conciencia significativa a la hora de reutilizar en pos de una mejor salud ambiental.

“Lo primero que valoran es que sea de buena calidad a bajo precio”, afirmó la especialista con base en las encuestas realizadas por la empresa.

“Un 40 % de la gente contestó también que sabía que la reutilización ayudaba al medioambiente”, agregó.

No obstante, la experta señala que muchas veces el consumidor “supone que lo nuevo es mejor”.

En términos de conciencia, los países europeos aventajan a los de América Latina, algo que Raunich atribuyó a que “allá llevan tratando el tema desde hace mucho más tiempo”.

“Necesitamos educación y también instrumentos desde todos los sectores de la sociedad para que la gente que quiera reducir su huella de carbono lo pueda hacer”, concluyó.

Pero más allá de eso, existen aspectos que acompañan a la construcción del concepto cultura desde hace siglos que pueden dificultar este auxilio al medioambiente que se pretende con la reutilización.

El psicólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Ricardo Trujillo contó a Efe que “la cultura del ser humano está diseñada para lo nuevo”.

“La modernidad como tal, como cultura, viene de la palabra moda, que significa ‘lo nuevo’, siempre es una mirada hacia el frente y un desperdicio al pasado, entendiendo así que somos una sociedad que progresa”, explicó.

Todo aquello que es nuevo, acotó después el especialista, “representa un nivel social más alto en la sociedad en la que vivimos”.

Otro aspecto a tener en cuenta es la falsa sensación de altruismo que experimenta el ser humano cuando realiza acciones solidarias con el medioambiente.

“Estudios científicos han demostrado que el altruismo no tiene que ver con una necesidad personal, sino que está muy vinculado con el valor social. Uno no lo hace porque le nace, sino porque sabe que es un valor externo y esa conducta puede hacerle obtener un reconocimiento social”, expuso.

En este sentido, considera que “la compra de segunda mano es como no usar popote (cañita), pensar que estás haciendo bien al medioambiente y realmente es mucho más complejo”.

“Aunque tú sigas dejando de usar todo tipo de popotes de plástico, el sistema capitalista va a seguir aniquilando al planeta”, argumentó, tratando de hacer contrapeso a una iniciativa que, con los datos en la mano, parece que funciona y que se suma a la lista de armas de las que dispone el ser humano para frenar la degradación del planeta.

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