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‘Made in Mexico’ es un encuentro íntimo con los ricos y famosos que viene causando polémica a las puertas de su lanzamiento

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Hacer un ‘reality’ sobre ‘chicos ricos’ de la Ciudad de México involucraba de manera inevitable despertar la indignación de un sector de la audiencia que acusó de inmediato a la producción de ser prácticamente un insulto a un país en el que cunde la pobreza, cuando no el pánico.

Pero eso no quiere decir que “Made in Mexico” (que se estrena este viernes a través de Netflix) esté condenado, al menos en términos de sintonía. De hecho, el escritor de esta nota, que no podría estar menos interesado en un tema semejante, quedó intrigado por lo que vio en los dos episodios proporcionados por la compañía antes de la entrevista que tuvo con tres de los participantes en el programa: Roby Checa, Kitzia Mitre y Columba Díaz.

Y es que, a pesar de pertenecer a la misma clase social, los jóvenes que aparecen en el show (son nueve) son muy distintos entre sí y permiten echarle un vistazo a unas vidas que no son necesariamente simples a pesar de estar enmarcadas por el privilegio.

Al comienzo, el más conflictivo es Roby, quien lidia con un alcoholismo incipiente y con las expectativas de una familia que espera que haga algo importante en la vida mientras que él mismo es una especie de “oveja negra” sin trabajo estable, pero con un hijo al que no puede ver.

“Cuando empecé a grabar el show, tenía muchos temas pendientes para los que tenía respuestas, y decidí aventurarme a hacer esto justamente para ver si las encontraba”, reconoció el muchacho ante nuestra grabadora.

“Pero yo creo que, más que problemático, Roby fue real, honesto con lo que estaba viviendo”, dijo la modelo Columa, que fue seguida de inmediato por la experta en moda Kitzia: “En lugar de tratar de fingir que nuestras vidas son perfectas, hicimos lo opuesto”.

Cuando les preguntamos si era posible reflejar algo auténtico con los micrófonos y las cámaras encima, Columba respondió que, “después de cinco minutos [de grabación], todo eso se te olvida. Además, el equipo que hizo el show es muy profesional”.

Eso no quiere decir que nuestros entrevistados no hayan pasado vergüenzas. Aunque nos falta saber lo que ocurrirá en los capítulos restantes, en el primero, Roby se emborracha en medio del bautizo del hijo de Kitzia (que es su cuñada) y hace algunas cosas inapropiadas mientras trata de seducir a Columba, a la que acaba de conocer.

“No te arrepientes en el momento, pero sí después”, reconoció el aspirante a empresario. “Tras ese episodio, mi ‘cruda’ fue masiva y no me acordada bien de lo que hice en la fiesta. Cuando pasa algo así, te pega el doble, porque había cámaras sobre ti. ‘Creo que la cag.. cab..’, me puse a pensar”.

¿Les dieron entonces los productores la posibilidad de decidir lo que querían que se viera y no se viera en la edición final de cada episodio? “¡No’ombre!”, exclamó de inmediato Roby. “No hemos visto hasta ahora nada completo; tú has visto más que nosotros”.

“Solo hemos visto el tráiler, y no nos lo mandaron, sino que lo vimos cuando salió en YouTube”, retomó Kitzia. “No somos actores ni profesionales, por lo que no querían que nos fuéramos a echar atrás si nos mostraban algo que no nos gustaba”.

Obviamente, ellos son conscientes de las críticas que ha despertado el show incluso antes de ser emitidos, pero están seguros de que las opiniones cambiarán una vez que este empiece a transmitirse.

“La gente se va a sentir identificada, porque es algo muy humano que supera lo de las clases sociales”, aseguró Columba, quien aparece en la pantalla ayudando a los damnificados del sismo del año pasado. “Se hizo en momentos especiales de nuestras vidas que no tememos mostrar, y eso es lo que lo hace real y tan interesante”.

“Yo sí era una ‘socialité’ en México; he estado en muchas revistas desde chiquita”, confesó Kitzia. “Pero esto me hizo sacar a relucir muchos temas que no hubiera querido hacer públicos. No hay nada ‘off the table’”.

Ella misma puso énfasis en un hecho que se plasma en el programa: el test genético que se hizo hace ya algún tiempo. “Tengo 21 por ciento de sangre mexica”, comentó. “Por lo tanto, no me pueden decir que soy ‘too white’ para presentar a los mexicanos”. Por su parte, Roby recordó que sus antepasados son originarios de El Líbano.

“La gente no tiene idea de lo que somos, porque no viaja”, agregó Columba. “Hay muchos que me han preguntado si tengo microondas, o burros, o una albarca, cuando en realidad somos muy diversos; lo que nos identifica como mexicanos es que somos guerreros, ‘luchones’ y amantes del tequila”.

Por otro lado, exponerse como lo han hecho en este programa tiene riesgos de distinta índole. “La sociedad mexicana es muy cerrada y muy prejuiciosa, y yo sé que, debido a este programa, se me van cerrar muchos temas en el área empresarial”, manifestó Roby.

Pero ‘Made in Mexico’ los pone también en evidencia en lo que respecta a sus fortunas; en el segundo episodio, por ejemplo, Roby aparece gastando miles de dólares para comprar un retrato de Columba. “¿Y cómo sabes que no lo compré a crédito?”, replico él. “Bueno, en ese sentido, sí tratamos de que no se mostraran detalles financieros”, enfatizó Kitzia.

Antes de terminar la entrevista, decidimos pedirles su opinión sobre el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, en vista de los informes relacionados al pavor que despertó su simple nominación en sectores acomodados de la nación vecina.

“Yo soy optimista; espero que haya sido un cambio para bien, porque México es un país muy fuerte y sigue prosperando”, dijo Roby. Pero la más contundente -y sorprendente- fue Columba, quien afirmó: “Ya era tiempo de un cambio. Es la primera vez en mi vida que he visto que la gente haya celebrado de verdad tras la elección de un presidente”.

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