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¿Por qué se ha ganado el apodo de ‘El Rey de los Monstruos’?

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Películas como Los Cazafantasmas, Gremlins y El Santo vs las Momias de Guanajuato despertaron su morbo por atemorizar a la gente.

Hoy, con producciones como la serie Diablero y la cinta Belzebuth, Roberto Ortiz puede decir que ha cumplido su objetivo.

Gracias a su trabajo como maquillista de efectos especiales, el mexicano crea demonios, vampiros y toda clase de criaturas que asustan al público.

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“Para mí es un sueño hecho realidad. Pensaba retirarme a los 45 años, pero como he estado viendo que se están haciendo cosas buenas, todavía le voy a dar un rato.

“Ya tenemos planeadas como tres películas de horror donde hay efectos de maquillaje muy padres, va a ser estresante en su momento, pero un placer hacerlo”, compartió Ortiz.

Inicio como aprendiz a los 15 años y trabajó en el área de publicidad durante mucho tiempo.

Luego entró al cine para colaborar en Matando Cabos, aunque la cinta con la que pudo desarrollar su pasión fue KM 31.

El experto en prostéticos y caracterización sostiene que el género de horror es donde más se aprovecha y se puede explorar el arte que realiza.

“Cada vez más hay un interés por incluir este tipo de arte en las producciones, tanto en cine, como comerciales y televisión.

“A raíz de películas como KM 31 es que los productores han dicho: ‘Sí nos podemos animar a incluir más este tipo de efectos’. Antes de eso tenían miedo a que quedara como película de El Santo”, agregó.

En su estudio Maquillaje y Efectos Especiales México, Ortiz y su equipo hacen desde bodypainting a maquillaje de moda y caracterización de terror.

El experto reconoce que lo más complicado de hacer es un envejecimiento para la pantalla.

“Las criaturas del género de horror pueden ser un poquito más amables en el aspecto que se pueden esconder mucho con sombras. En cambio un envejecimiento tiene que convivir con otros actores que están en su edad y tienen que estar bajo luz de sol y otras muy francas”, explicó.

En Roma, de Alfonso Cuarón, fue responsable de hacer los bebés que aparecen y los prostéticos de embarazo.

Precisamente ese filme, Diablero y Belzebuth son prueba de la evolución que ha tenido el maquillaje para efectos especiales en México, cuyo gran problema son los presupuestos y la falta de tiempo, consideró.

“Tiene que haber un camino físico y complementarlo con digital, o por lo menos tener unas maquetas muy bien hechas para poder escanear, digitalizar y ver texturas que hagan que se vea real. Hay un retraso medio raro”.

El retiro inminente ya no es una opción para Ortiz: tiene en puerta la segunda temporada de Diablero, recientemente aprobada.

“Se han ido dando cuenta que se pueden hacer aquí las cosas, que no es necesario traer equipos extranjeros y eso me da bastante orgullo”, dijo Roberto Ortiz.

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