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Narcos: México, una serie de Netflix que no deberías dejar pasar

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A sus 87 años, Leo Sharp, veterano de la Segunda Guerra Mundial, quería pasar sus últimos días en calma, como horticultor y florista.

Pero con sus negocios en bancarrota y deprimido, acabó aceptando un trabajo inédito: transportista de droga para el Cártel de Sinaloa.
De él, le dijeron unos hombres armados, no se necesita más que manejara una pickup y no hiciera demasiadas preguntas.

El “Tata”, como fue conocido Sharp, fue capturado por la DEA cuando llevaba 100 kilos de cocaína y ya era una mito entre los criminales por diversas entregas.

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Su odisea llegó a las páginas de The New York Times, y de allí a los ojos de Clint Eastwood, quien traslado todo a la película La Mula.
“Yo también leí el artículo en el que se basó todo esto. Me impactó. Pero me pareció una operación maestra de estos narcos, porque nadie sospecharía de un viejo. A veces la vida en verdad es más rara que la ficción”, opina en entrevista Alison Eastwood, hija de Clint, y parte del elenco.

Aunque había seguido activo como cineasta, Clint, una de las máximas glorias hollywoodenses, decidió que a sus 88 años quería volver a ponerse frente a la cámara como actor.

El personaje del ganador de cuatro premios Óscar se llama Earl Stone, y con mínimas diferencias, sigue el mismo camino que el ya fallecido Sharp.

Además de en quiebra financiera, está en crisis personal: por dedicarle su vida siempre al trabajo, descuidó a su mujer (Dianne West) e hija (Alison), quienes lo odian.

Taissa Farmiga (La Monja) da vida a la nieta de Earl, una chica que cree que su abuelo puede cambiar. La actriz de 24 años concuerda con el resto del reparto: fue un privilegio ser dirigida por “Harry el Sucio”.
“Es un enorme contador de historias. Las ha contado de todo tipo y parece que con los años lo hace mejor. Para mi generación es un héroe, pero también para la de mis padres”, valora la joven.

Rodada en Georgia y Nuevo México, con un presupuesto de unos 50 millones de dólares, el filme se mete de lleno en las luchas intestinas entre los narcos para los que Stone trabaja.

Uno de ellos, Laton, un bon vivant que muestra el lujo y la desmesura de la vida criminal, fue interpretado por la leyenda latina Andy García.
“Clint es un gran maestro. Tiene una gran naturalidad como persona, actor y director. Como cineasta, usa muchas veces las primeras tomas. Le gusta lo espontáneo”, considera García (El Padrino: Parte III).

Entre los agentes de la DEA que siguen la pista del “Tata”, está uno interpretado por Michael Peña.

Con dos papeles al hilo metido en los recovecos de la guerra contra las drogas, uno de ellos en la serie Narcos: México, el actor dejó ya de culpar a los narcotraficantes.

“Lo que cambió en mi mente es entender que el problema real es la demanda, la gente que compra droga. Esto se debería declarar un problema de salud, y a los adictos tratarlos así”, dice Peña.

“Como actor, Clint hace parecer que todo es muy fácil. Ha hecho cine por tanto tiempo, que conoce todos los trucos del oficio”, dijo Michael Peña.

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