La Llorona vuelve a la pantalla en una versión libre y muy hollywoodense
Aunque existen diferentes versiones de sus correrías en varios países de Latinoamérica, la historia más popular de La Llorona es la interpretación mexicana que la encuentra como la modesta mujer de un pueblo que se enamoró de un hombre adinerado y que, tras ser engañado por este, decidió asesinar a sus dos hijos, ahogándolos en un río.
Después de eso, el mismo personaje se convirtió supuestamente en un espectro errante dispuesto a apoderarse de todos los niños que tuvieran la mala fortuna de cruzarse en su camino. La leyenda en sí tiene todos los elementos necesarios para ser trasladada a una gran película de terror, y eso es lo que ocurre parcialmente en la nueva cinta estadounidense “The Curse of La Llorona”.
Pero, con todo lo bien que se encuentra realizada, la reconstrucción fílmica de los hechos narrados es sumamente breve, porque estamos ante una producción hollywoodense en la que el folklore es usado simplemente como excusa para el desarrollo de una película comercial relacionada a la saga de “The Conjuring” en la que la originalidad brilla por su ausencia.
Y es que, a pesar de la brillante introducción y de los diálogos ocasionales en español, así como de la presencia de un pintoresco curandero (interpretado por el mexicoamericano Raymond Cruz) y de la intervención de una madre latina desesperada (encomendada a la venezolana Patricia Velásquez), esta Llorona cumple finalmente un rol que podría ser intercambiable con otros personajes vinculados a la serie, como el de La Monja (“The Nun”), incluso en lo que respecta a su apariencia.
De ese modo, se transforma en una villana con superpoderes inexplicables que llega también de manera caprichosa a una ciudad de Los Ángeles de inicios de los ’70 en la que llueve constantemente y que, luego de obsesionarse con los hijos de una viuda anglosajona (interpretada por la siempre digna Linda Cardellini), actúa por obra y gracia de unas reglas que cambian constantemente y que no tienen mayor justificación dentro de un guion plagado de clichés.
Esto no quiere decir que estemos ante un desastre total. Como ya lo dijimos, los valores de producción son impecables, lo que hace que la cinta luzca muy bien y que logre generar ambientes sobrenaturales bastante efectivos. Además, con toda la experiencia que tienen ya en el cine de terror, los artistas técnicos involucrados ofrecen algunos momentos que te hacen brincar realmente del asiento.
A fin de cuentas, más allá de las inconsistencias y de la debilidad de un guion que pudo ser mucho mejor (¿no había acaso dinero suficiente para buenos escritores?), “The Curse of La Llorona” es un film razonablemente entretenido que complacerá probablemente a un gran sector de la audiencia, como lo probaron los aplausos que escuchamos durante la función de preestreno a la que asistimos.
