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La familia Zapp, 15 años viajando por el mundo “ Atrapando su sueño”

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Uno de los mayores suenos del ser humano es poder conocer el mundo. Muy pocos lo han logrado. Unos a todo lujo, otros con la mochila a cuestas y otros escribiendo historias de viaje. Hubo un caso del motociclista, Emilio Scotto.

Scotto tiene a partir de 2009 el récord Guinness por el viaje en motocicleta más largo del mundo, lo que abarco 10 años, 279 países y una distancia total de 457.000 millas (735.000 km). El viaje se hizo en una motocicleta Scotto 1980 Honda Goldwing GL1100.

Pero lo de la familia Zapp, es otro cantar, ya que llevan 15 años viajando por el mundo, en un Graham-Paige del 1928 y con sus cuatro hijos, Pampa (12), Tehue (9), Paloma (7) y Wallaby (5).

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Los Zapp han tenido suerte en su viaje, ya que si no hubieran encontrado ayuda desinteresada, jamás habrían contabilizado los más de 250.000 kilómetros y los 55 países que llevan recorridos por América, Oceanía, Asia, África y ahora Europa.

Herman y Candelaria Zapp están enamorados desde que tenia 8 y 10 años, a los 14 era novios y una década después se casaron. A los 6 años de matrimonio se subieron a un Graham Paige modelo de 1928 con la idea de llegar a Alaska desde Buenos Aires en seis meses, volver a casa y tener hijos.

Antes de la aventura, Herman había montado su propia empresa de cableado de fibra óptica y Candelaria trabajaba con su padre. Se habían prometido salir a la ruta y llegar a Alaska en seis meses. “Tomamos la decisión porque queríamos tener hijos y pensábamos que con ellos no íbamos a poder viajar”, resume Candelaria.

En enero del 2000 cerraron su casa y se subieron al auto antiguo acondicionado. Llevaban cuatro mil dólares en la guantera.

Finalmente condujeron 70.341 kilómetros durante tres años y siete meses y medio. Fueron más de ochocientas familias las que les acogieron en el trayecto.

Se dieron cuenta de que eran capaces de muchas cosas, Candelaria pinto acuarelas y Herman escribió el libro “Atrapa tu sueño” que en la actualidad lleva ocho ediciones en Argentina y más de cien mil ejemplares vendidos.

Por aquel entonces, construyeron una balsa y viajaron más de 4000 kms por el rió Amazonas, atravesando de punta a punta el desierto de Atacama, cruzaron los Andes y las Rocosas, dos veces superaron los 4.800 mts de altura.

Alcanzaron Prudhoe Bay en el océano Ártico. A Buenos Aires volvieron con su primer hijo Pampa nacido en Estados Unidos.

Le fascino tanto esa forma de vida que una vez de regreso a Buenos Aires no tardaron de montar una nueva expedición. Esta vez alrededor del mundo. En la actualidad llevan mas de 300 mil kilómetros recorridos, lo que seria varias vueltas al mundo.

Han vuelto a conducir desde el Estrecho de Magallanes hasta el mar Ártico. Le han dado la vuelta completa a Australia, cruzaron el desierto en trayectos de hasta 500 kms sin ver nada, más que canguros en el caluroso desierto.

En cierta ocasión se quemo una válvula y no podían pasar de 40 km/h . Fue muy sufrido pues apenas les daba el aire en pleno desierto del oeste de Australia. Una vez en Darwin una asociación de autos clásicos les arreglaron el vehículo.

Visitaron Nueva Zelanda, Corea, Japón y estuvieron cuatro meses en Filipinas. En la isla de Palawan hicieron buceo. Cargaban el coche en barcos para ir de isla en isla, a veces con mucho oleaje. Luego fueron a Malasia, la isla de Borneo y Balí.

Estuvieron disfrutando de su viaje Europeo, donde fueron muy acogidos con mucho cariño en España , y al cierre de esta nota estaban tocando suelo Británico.

Su momento más difícil, explica Hernan: “No estábamos juntos. Fue cruzando de Sumatra a Malasia. Cande tuvo que adelantarse en una barcaza de madera y desde un puerto ilegal para recibir el auto que yo enviaba por la vía reglamentaria; y yo tenía que pedir prestado un móvil para llamarla y saber cómo iban las cosas.

“No tenía plata, nadie allí hablaba inglés y los niños me pedían de comer; tuve que amarrar el auto a la grúa yo misma con las indicaciones que Herman me daba por teléfono” dijo Candelaria.

En una de las llamadas, cuando Candelaria descolgó, Herman oyó un grito de angustia. El Graham había estado a punto de caerse de la grúa. En la siguiente, ella y los niños estaban en una fiesta hindú a la que les invitó una familia local que había visto su odisea.

Tienen cuatro hijos. Pampa de 8 años nacido en Estados Unidos. Tehue de seis años nacido en la Patagonia. Paloma de tres años en Vancouver y Wallaby tiene dos años nació en el agua frente al mar cerca de Sydney. Candelaria nos dice que los lugareños quieren que tenga hijos en cada uno de los países.

Asegura que todos sus embarazos fueron sin estrés, disfrutando como le crecía la panza. Se ríe cuando piensa que su historia clínico es ambulante , va de medico en medico de diferentes países.

Herman afirma que tener hijos es lo más lindo, siempre hay sonrisas, juegos y canciones.

En el camino, Candelaria se ha convertido en maestra de sus propios hijos. “Aprenden de forma increíble, ya que enlazamos los contenidos educativos con el viaje”, confía. Así entendieron lo que era la cadena alimenticia viendo leopardos devorar impalas en África y estudiaron las formaciones montañosas sobre una roca que hacía las veces de mesa a los pies del Everest.

“No tengo nada contra las escuelas; en ellas se hacen amigos y se aprende a compartir”, aclara. Por eso, cuando dentro de un año acaben la etapa europea, se incorporaran al sistema escolar convencional. Pero “nadie podrá decirles ‘cuidado con esa gente’, porque han convivido con todo tipo de culturas”, precisa Herman, orgulloso de haberlos educado para seguir sus sueños.

Hasta la actualidad han estado en más de dos mil casas particulares. Para los niños es bueno pues les abre la mente. Candelaria ha dejado de pintar para dar clases diarias a sus hijos, los estudios son supervisados en las embajadas.

Herman nos comenta que el automóvil de 1928 es ideal para las malas carreteras, es de mecánica básica y se fabrico cuando apenas había carreteras. Gracias a él han abierto muchas puertas. Siempre genera sonrisas. Son los mismos jefes de aduanas los que se prestan a agilizarles los papeles burocráticos.

Herman afirma que: “El fin de nuestras vidas es cumplir un sueño”. Y se despidió con la siguiente frase: “Recuerden, el secreto para cumplir un sueño es empezarlo”.

Al final del viaje, tienen la intención de radicarse en Salta, Argentina, para albergar viajeros y escribir más libros. Igual, con los Zapp nunca se sabe cuando sera el final del viaje. Su Graham-Paige Sedan 610 del 1928, sera siempre su estrella en el camino.

El libro “Atrapa tu sueño” esta distribuido por Amazon. Es imperdible de leerlo.

https://www.argentinaalaska.com/ este es su sitio web. Y esta su pagina de facebook: https://www.facebook.com/herman.zapp/ donde pueden seguir su viaje.

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