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‘Las apariencias engañan’, un tributo a la mujer y artista Frida Kahlo

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Si tuviéramos que elegir a un grupo de mujeres, cuyos rostros representen el verdadero significado de lo que el planeta celebra en el Día Internacional de la Mujer hoy 8 de marzo, sin duda uno de esos rostros sería el de la inolvidable artista mexicana Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida en el mundo entero simplemente como “Frida Kahlo”.

Nacida en Coyoacán un 6 de julio de 1907, Frida desde siempre ha representado la cultura y patrimonio de todo un país, cuyo legado sigue vivo incluso mucho más allá de sus propias fronteras sin muros que la detengan.

Reconocida como una magistral pintora, su vida siempre estuvo marcada por el infortunio, comenzando por su enfermedad de poliomielitis y luego con el doloroso y grave accidente que sufrió durante su juventud en 1925, el cual la mantuvo postrada en una cama durante largos periodos.

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Antes de su accidente, Frida no había mostrado ningún interés especial por la pintura. Pero durante su larga convalecencia comenzó a pintar de manera constante y los resultados fueron realmente asombrosos.

Se sometió a 32 intervenciones quirúrgicas y eso la llevó a vivir de una manera poco convencional. De hecho, en medio de su inmobilidad, acostada en su cama, logró crear obras pictóricas que hasta hoy en día gozan del reconocimiento de los especialistas y la crítica mundial.

Lo más impactante de sus obras es que éstas giraban en torno a su propia vida y, por supuesto, a su sufrimiento y padecer. Logró más de 200 obras y su inclinación fue hacia los autorretratos, ayudados por los innumerables espejos que tenía en su entorno, en la famosa Casa Azul.

En septiembre de 1926 pintó su primer autorretrato al óleo que dedicó a Alejandro Gómez Arias. Esa primera obra emprendió una dinámica que continuaría el resto de su existencia: reflejar en sus cuadros los sucesos de su vida y los sentimientos que le producían.

En muchas de sus creaciones, Frida proyectó sus dificultades por sobrevivir y de la manera más creativa representó el dolor, la pena, el amor, el desamor, la pérdida, el renacer y el sufrimiento.

Junto a su marido, el reconocido pintor y muralista mexicano Diego Rivera, logró conectar su arte y de la manera más orgánica, sus creaciones se influyeron mutuamente. A los dos los unía el gusto por el arte popular mexicano de raíces indígenas, lo cual inspiró a otros pintores mexicanos del periodo posrevolucionario.

Sus pinturas llegaron a exhibirse en París en la galería Renón et Collea de Francia gracias al apoyo de André Bretones en 1939, quien intentó convencerla de que sus obras eran “surrealistas”, pero Frida siempre sostuvo que su tendencia no correspondía con esa tendencia y que su arte no era el resultado de sueños sino de sus propias vivencias.

El afamado Museo del Louvre llegó a adquirir una de sus obras de autorretrato convirtiéndose el hecho en el primer trabajo de una artista mexicana que se expuso en este recinto de fama mundial
Hasta ese momento, Frida había pintado en privado y a ella misma le costó admitir que su obra pudiese tener un interés general y mucho menos llegar a exhibirse mundialmente.

Debido a las infidelidades, Frida y Diego se divorciaron. Frida regresó temporalmente a su casa de Coyoacán. Fue un período de ánimo depresivo en el que la artista consumió alcohol como manera de aliviar sus sufrimiento físico y psicológico. Dos producciones pictóricas importantes surgieron en este período de separación: “Las dos Fridas” y “Dos desnudos en un bosque”. Después del divorcio, Frida y Diego continuaron compartiendo gran parte de la vida social, artística y política que los unía.

Durante estos años, el reconocimiento artístico a su obra se fue incrementando, especialmente en Estados Unidos. Participó en importantes exposiciones colectivas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston y en el Museo de Arte de Filadelfia. A partir de 1943 dio clases en la escuela La Esmeralda de la Ciudad de México. En 1950 debió ser hospitalizada en la Ciudad de México donde permaneció casi un año.

En 1953 en la Galería de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México se organizó la única exposición individual en su país durante la vida de la artista. En una de las críticas se dijo: “es imposible separar la vida y obra de esta persona... sus pinturas son su biografía”.

Para ese entonces la salud de Frida estaba muy deteriorada, pero Frida llegó en una ambulancia a la exposición en una cama de hospital. La cama fue colocada en el centro de la galería y Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera. La exhibición había sido un rotundo éxito ante la ovación de la audiencia y la admiración de la prensa.

Ese mismo año le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de gangrene que la sumió en la depression y la condujo a tener ideas suicidas, lo cual reflejó en su diario. Frida Kahlo murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954. No le realizaron una autopsia.

Sus restos fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México y se cubrió su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano, un hecho que la prensa mexicana criticó mucho. Luego su cuerpo fue incinerado en el Crematorio Civil de Dolores y hoy sus cenizas se conservan en el lugar que también la vio nacer, la Casa Azul de Coyoacán.

Aunque sus creaciones fueron admiradas por destacados pintores e intelectuales de su época como Pablo Picasso, Vasili Kandinski, André Breton o Marcel Duchamp, su obra realmente alcanzó fama y verdadero reconocimiento internacional después de su muerte, especialmente a partir de la década de 1970.

Desde entonces, sus obras han sido exhibidas en innumerables museos del mundo y hoy uno de ellos es el Museo de Brooklyn, en Nueva York, donde se realiza una exposición denominada “Las apariencias engañan”. Lo que no es un engaño, es el éxito de esta exposición que desde que abrió en febrero de este año, se ha mantenido “sold out”, recibiendo público de diversas partes del mundo.

“Frida Kahlo: Las apariencias engañan”, la exhibición es la mayor exposición dedicada a la artista que se haya realizado en los Estados Unidos en los últimos 10 años. En ella se exploran la visión creativa de Kahlo y la identidad que la artista creó para sí misma presentando atuendos y otros objetos personales de Kahlo, así como pinturas y dibujos de su autoría, acompañados de fotografías, películas, documentación, objetos personales de Frida Kahlo, incluso maquillaje, frascos de sus perfumes favoritos, vestidos, férulas, prótesis de su pierna que fue amputada, sus vestidos favoritos, blusas, faldas y objetos relacionados pertenecientes a la colección del Museo ademas de retratos que han sido admirados por la critica mundial.

En la primera y segunda etapa, la exhibición goza de fotografías realizadas por destacados fotógrafos que la retrataron como el estadounidense Carl Van Vechten (1880-1964), el mexicano Guillermo Dávila (1898-1929), cuyo autoretrato fue publicado en el Detroit News en 1933.

El colorido se hace presente con una muestra de sus vestidos tehuanos multicolor y otros más sóbrios, también están los trajes de inspiración indígena, los cuales fueron motivados por razones políticas, personales y artisticas.

También se incluyen un retrato de Diego de Rivera en “oil Masonite”, tres bocetos preparatorios para una pintura que nunca se concluyó y que muestra la critica comunista de Frida que hizo contra el poder que ejerció Estados Unidos después de la segunda guerra mundial.

Exhibición ‘Las Apariencias Engañan’, un tributo a Frida Kahlo

Una de las fotos que más llama la atención, es la que se representó cuando Frida se enteró de la gravedad en la que se encontraba de su madre, por lo que Frida viajó en tren desde Detroit hasta México. En ese momento le tomaron una fotografia en la estacion del ferrocarril en la frontera de Texas y México.

Muchos autorretratos se exhiben en la muestra, como el Autorretrato “Unos cuantos piquetitos” ( loros), también se ve uno con un atuendo tehuano cuando pinta la “Mesa Herida”. Par lograr su técnica, Frida pintaba con pinceles de punta fina, con oleo sobre masonite, metal o lienzo y ella misma mezclaba sus colores para lograr su estilo. Frida pintaba a la manera de un muralista que trabaja sobre yeso húmedo, pero a pequeña escala.

En las fotos se vé que Frida vestía elegantemente, y en las inscripciones que acompañaban las fotos, explicaban que lo hacías aún cuando no esperaba visitas, incluso durante los largos periodos que pasó en cama. Para lograr su atorretratos, Frida se aseguraba que la Casa Azul tuviera muchos espejos y sus amigos recuerdan el ritual para escoger la falda , la blusa, el chal, y la manera de recogerse el cabello que adornaba con flores de su propio jardín.

En 1944 la fotógrafa Lola Álvarez Bravo la retrató en la Casa Azul. “Casi estaba pensando en su pintura ‘Las dos Fridas’ cuando la fotografié”, se señala en la inscripción de la foto hecha por Álvarez.
Tal y como se puede apreciar en el Museo Anahuacalli de Diego de Rivera, en la exhibición del Museo de Brooklyn se aprecia una fina colección de cerámicas mexicanas. Frida y Diego llenaron la Casa Azul de antiguas ceramicas, esculturas de piedra y arte folclórico.

Emmy Lou Packard, una artista e ilustradora de California trabajó como asistente de Diego Rivera en San Francisco en 1940. Después de que su esposo murio, Emmy fue a visitar a Frida con su hijo a la Casa Azul, en Coyoacán. Varios meses después, Frida le envió una carta para decir que la extrañaba. Ese momento se refleja en esta exhibición con una foto de ambas.

Entre lo más emblemático y personal está la muestra de su costurero y sus hilos con los que adornaba sus vestidos. Dicen que los compraba en los mercados populares y nunca regateaba los precios como una manera de ayudar a su gente.

En la tercera etapa se destaca su discapacidad y creatividad. Aquí se refleja el grave accidente que casi le cuesta la vida en 1925 a los 18 años de edad. Durante el proceso de recuperacion, empezo a pintar. Utilizó un caballete plegadizo de madera y un espejo instalado en el dosel de su cama de cuatro pilares.

El autorretrrato de convirtio en el foco principal de su arte.“No estoy enferma, estoy rota. Pero estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar”, señala inscripción frente a la muestra de algunos de sus fajas que probablemente usó después de sus cirugías en Nueva York en 1964 . También se observan fajas de yeso con creaciones de pintura, incluso la oz souviética y un fecto, botas y prótesis de su pierna derecho, Corsés de piel con correas y hebrillas, zapatos y botines bordados que usaba Frida.

Muchos de los objetos que ahí se muestran en la exhibición fueron recuperados o descubiertos en el 2004 en una habitación de la Casa Azul que estaban clausurados desde que Diego de Rivera dio órden que no abriera. Despues de muchos años que diera esa órden se abrió y ahí se encontraron miles de fotos, incluidas algunas imágenes recortadas y anotadas. No se sabe si Frida recortó sus partes de estas fotos para ponerlas en marcos más pequeños o si su intencion fue eliminar a ciertos individuos o a ella misma.

La cuarta etapa destaca sus vestidos y productos de uso personal. Son en total 18 coloridos vestidos, chals, faldas largas, cinco anillos, pulseras, collares y tiaras de flores, gargantillas de Jade, frascos vacíos de sus perfumes Chanel 5, Jean Marie Farina, Emir y Shalimar.

También se aprecia un frasco de crema S de Ponds para piel seca, esmalte de uñas, lapiz de cejas Revlon, limas de uñas, labiales y una foto con la marca de sus labios sobre el rostro de Diego, el otro accidente de su vida como siempre llamó a su relación con el muralista mexicano.

La muestra se mantiene en el Brooklyn Museum (200 Eastern Parkway Brooklyn, NY 11238) hasta el 12 de mayo con el apoyo del Gobierno de México, el Instituto Cultura de México en Nueva York, Nu Hotel y el Museo Frida Kahlo y el Instituto Nacional de Bellas Artes. Para boletos, la mejor opción por anticipado a través de internet, aunque hay un número limitado de boletos que se ofrecen a diario en la taquilla.

El 15 de marzo se celebrará el Teen Night o Noche para Quinceañeros de pm a 7:30pm con música, presentaciones, galería de actividades, rifas y comida. Está abierto de manera gratuita para mayores de 14 años de edad.

El Museo de Brooklyn, está ubicado en el condado de Nueva York, ciudad que el año pasado recibió un récord de 65,2 millones de visitantes, incluyendo 51,6 millones de visitas nacionales y 13,5 millones de turistas internacionales. El 2018 representó el noveno año consecutivo de crecimiento turístico.

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