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El “solitario” camino del único juez latino en Idaho

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EFE

La vida de Sergio Gutiérrez, el único juez hispano en todo el estado de Idaho, representa un camino “solitario” de superación para lograr su objetivo de ayudar a la comunidad latina a la que representa en el sistema judicial.

“Ser el único juez latino en Idaho es un camino solitario, uno se siente aislado”, dice a Efe el juez en jefe de la Corte de Apelaciones de Idaho desde 2002 y con 25 años de carrera judicial.

Comenta que los jueces latinos se concentran en las grandes ciudades o estados con mayor población hispana como California o Texas y por ello su soledad le dificulta su deseo de crear más programas “efectivos para ayudar a las personas que han cometido un delito”.

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“Creo en la justicia restaurativa, las leyes se construyen día a día y es necesario que haya jueces latinos en el sistema judicial americano para poder tomar en cuenta la vida y el punto de vista de una población significante de este país que crece cada día”, asegura.

El primer y único juez latino del estado de Idaho llegó con tan sólo un año de edad a EE.UU. desde Chihuahua, en México.

Entró con su familia legalmente como residentes permanentes ya que su padre adoptivo era ciudadano estadounidense y peón agrícola de San Joaquín, en el Valle de California.

Pasó grandes dificultades, pero tuvo la suerte de ser recomendado en el programa federal de ayudas económicas para estudiantes Job Corps y conseguir el diploma de secundaria (GED), del que se siente más que orgulloso.

Licenciado en Arte y cum laude en Educación Primaria por la Universidad de Boise, Gutiérrez cuenta además con el doctorado en derecho por la escuela Hastings de la Universidad de California.

“Mi motivación principal para ser abogado vino en mi etapa trabajando como campesino y estudiando para ser profesor en Idaho en los años 70. Me di cuenta de que los campesinos no tenían derechos y me pregunté el impacto que podría yo tener si me dedicara a luchar por estos derechos”, recuerda.

De sus logros, se enorgullece de haber ayudado a implantar un nuevo sistema de interpretes que solventasen las dificultades que se encontraban los acusados no anglo parlantes pues, en su opinión, no se traducía correctamente en los juicios.

Conocedor de las dificultades de la comunidad latina, se ha centrado en ayudar a los jóvenes, a los que quiere mostrar la importancia de la formación académica en sus vidas y la de los suyos.

Por ello, trabaja activamente con organizaciones como la Fundación de Asesores Latinos (Latinos Counselor Fundation), con los que ha logrado fondos anuales de 35.000 dólares para becas de estudiantes.

Otro de sus preocupaciones es promover una mayor presencia femenina, pues, afirma el porcentaje de varones latinos que estudian es más del doble que el de mujeres.

“Cuando entré en el sistema judicial, en 1993, tan solo había dos jueces mujeres. Aprendí de ellas la importancia de la mujer en el sistema judicial. Necesitamos más mujeres y por supuesto jueces latinas, ya que la mujer usa talentos de liderazgo que proveen de un mejor servicio para ayudar a mejorar el sistema judicial”, considera.

A pesar de los logros, Gutiérrez reconoce que no fue fácil hacerlo como único juez latino en Idaho.

“Como juez opero en dos mundos y nadie puede saber cómo uno se siente siendo el único juez latino del estado. Uno se siente aislado porque evidentemente no convives igual con el resto de los jueces debido a tu cultura y tus raíces”, afirma.

“En todos estos años no he podido trabajar con muchos abogados latinos para poder trabajar juntos en pro de luchar conjuntamente por el pueblo. Ha sido un camino muy solitario, pero es necesario que uno tome esa oportunidad para abrir las puertas a que más latinos se integren en el sistema judicial”, indica.

Y desde ese mismo sistema ve con tristeza las políticas migratorias de la Administración del presidente Donald Trump.

“La situación me causa mucha urgencia. Estas políticas no representan a este país, en el que se está operando en contra de la libertad y los derechos constitucionales”, defiende el juez, que califica de “lamentable” esta “guerra” contra el inmigrante.

Con todo, rescata un aspecto positivo de todo lo que se vive en la actualidad: el “apoyo” a y entre los grupos minoritarios.

“Nunca en mis 25 años de carrera he visto tantos jóvenes latinos interesados por estudiar derecho y trabajar en inmigración”, dice sobre unas políticas que, en su opinión, han suscitado “hambre” entre los latinos de Idaho por estudiar leyes.

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