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Opinion: Si los Rams ganan el Super Bowl, no deberían visitar la Casa Blanca

Sean McVay

Sean McVay

(John Bazemore / AP)
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En la búsqueda de convertirse en una de las instituciones más respetadas en Los Ángeles, una victoria en el Super Bowl representaría solamente el inicio. Lo que viene después es lo más importante para los Rams.

Si el presidente Donald Trump los invita a la Casa Blanca, van a tener que rechazar la invitación.

No deberían ir. No deben de ir.

El ganador del Super Bowl de cualquier mercado tendrá que deliberar si deberían aceptar a la invitación, dependiendo del número de jugadores que no estén de acuerdo con las reglas y discursos cargados con elementos raciales del presidente.

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Trump canceló una visita programada para el campeón del 2018, los Eagles de Filadelfia, después de que muchos jugadores de este equipo dijeron que no asistirían.

Los Rams tienen mucho más qué pensar.

Son parte de una liga conservadora que es popular en partes muy conservadoras del país, pero tienen que pensar en la ciudad que representan. Tienen que pensar sobre la diversidad de su fanaticada.

Los Ángeles es la antítesis de la visión de Trump para Estados Unidos y si los Rams tienen intenciones de ser un símbolo de la ciudad, entonces tienen que hacer lo que es obvio.

El Super Tazón inició con la Noche Inaugural en la que los Rams estuvieron, al igual que sus rivales los Patriots de Nueva Inglaterra y miles de miembros de la prensa y aficionados en el State Farm Arena de Atlanta.

Los Rams evitaron, entendiblemente, hablar del tema el martes 29 de enero, debido a que al hacer eso, estarían asumiendo una victoria sobre los Patriots de Nueva Inglaterra.

“Creo que las cosa más grande es que si somos lo suficiente afortunados de ganar este juego, entonces vamos a poder hablar de lo que sigue y ver cómo afrontarlo”, dijo Sean McVay, entrenador de los Rams. “Lo primero es que tenemos que ganar este juego. Y eso va a ser un reto para nosotros, así que realmente es donde estamos”.

“Estamos solamente enfocados en tratar de ganar este juego ante un excelente equipo de futbol americano que ha jugado como ningún otro en los últimos años. Los lujos y algunas oportunidades que se nos presenten como resultado de ganar son cosas que vamos a tener que filtrar como organización después de esto”, añadió.

Los jugadores hicieron eco de esos sentimientos.

“Nos tenemos que preparar para el juego primero”, dijo el veterano Aqib Talib. “No lo he pensado realmente”, expresó el bloqueador defensivo Michael Brockers. “Eso va a ser después del juego. Tenemos que jugar el partido primero”.

Brockers es primero un jugador de futbol americano, no un activista. Pero dijo que estaría viendo esa plataforma, como un privilegio y no como algo malo.

“Esta plataforma es para que nosotros la usemos de una forma positiva, ¿sabes? Lo más grande para mí es el autismo. Es lo que represento. Puedo hablar del autismo desde mi corazón y es lo que quiero sacar ahí, quiero ayudar”, expuso Brockers.

Cuando a los jugadores se les permitió utilizar zapatos para concientizar a la gente de una causa, Brocker escogió Autism Speaks, una organización que se dedica a combatir el autismo.

Claro, el apoyar la investigación sobre el autismo es algo que todo mundo apoyará. Pero demostraciones políticas, como el rechazar una invitación a la Casa Blanca, puede ser algo de lo que no todos estén de acuerdo.

“No puedes dejar a todos contentos”, advirtió Brockers. “Si haces algo, alguien va a estar molesto. Así que realmente vas a tener que sentirte cómodo de ti mismo y como persona de lo que eres y lo que representas”.

Brockers dijo que los Rams tienen jugadores como esos. Y agregó que si los jugadores dan sus opiniones sobre algo tan controversial como una visita a la Casa Blanca, estaría seguro que McVay los apoyaría.

“Oh, desde luego”, respondió Brockers. “Se trata de la comunicación. Es lo que me gusta de él, estoy seguro”.

Si los Rams ganan el 3 de febrero y Trump los llama, no solamente los jugadores van a estar involucrados en la plática. Algo de esta magnitud será una decisión de la organización.

El jefe ejecutivo de operaciones Kevin Demoff declinó hacer algún comentario, pero la historia indica que lo que los jugadores decidan será apoyado por Stan Kroenke.

Kroenke donó $1 millón al Comité Nacional Republicano para la presidencia de Trump. Sin embargo, poco después de que Trump dijo en 2017 que los dueños de la NFL deberían de despedir a los jugadores que no se paren para el himno nacional, Kroenke mandó un comunicado en el que apoyaba a los jugadores que querían manifestarse libremente.

“Los Angeles Rams, nuestra fanaticada y nuestra ciudad están conformados de gente de una variedad de historias y creencias”, dijo Kronke en un comunicado. “Cuando reconocemos que esta diversidad es nuestra fuerza y busquemos entender nuestras diferentes perspectivas, tendremos más ilusiones y empatizaremos más como seres humanos. Nuestra organización está comprometida a celebrar la diversidad, inclusión y respeto, valores que nos ayudan a definir a Los Ángeles”.

Los Dodgers ya se han manifestado en contra de Trump, aunque fue con un relativo silencio. Cuando el equipo visitó Chicago en 2016, el primer base Adrián González se negó a quedarse con otros jugadores en el Trump International Hotel and Tower. Los Dodgers no se han quedado en ese edificio desde ese entonces.

Los Rams podrían ser los siguientes.

En su tercera temporada de regreso a Los Ángeles, los Rams se convirtieron en una fuente de inspiración y fuerza para un área afectada por el tiroteo en Borderline y el Incendio Woolsey. Mostraron cómo el deporte puede unir a una ciudad, una ciudad grande y descentralizada.

Los Rams están a una victoria de la oportunidad de hacer otra declaración. Ya deben saber cuál será esa declaración.

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