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La oficina de Lakers necesita más experiencia y LeBron necesita más ayuda

Jeanie Buss

Jeanie Buss

(DANNY MOLOSHOK / REUTERS)
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Jeanie Buss no está vendiendo a los Lakers y tampoco está intercambiando a LeBron James o corriendo a Rob Pelinka.

Parece tonto comenzar con lo obvio, pero cuando las opiniones en televisión y radio llegan a ser titulares en las redes sociales, bueno, eso podría no estar tan claro.

El problema con los Lakers no es necesariamente que los dueños sean los Buss o la habilidad de Pelinka de ser un buen gerente general. Para ser justos, ambos son nuevos en ese trabajo. El problema es el fracaso de los Buss de traer a alguien con un récord comprobado en un equipo de básquetbol para trabajar junto a Pelinka y a ella.

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Pelinka fue el agente de Kobe Bryant y nunca había trabajado con un equipo en el pasado, pero en lugar de juntarlo con alguien de más experiencia que haya trabajado en la administración de un equipo de la NBA, Buss lo puso a trabajar junto a Magic Johnson, quien nunca había estado a cargo de un equipo y no tenía una relación de trabajo con Pelinka. Era una relación que estaba condenada a terminar mal desde un principio.

Durante la búsqueda de un nuevo entrenador, Buss se apoyó en Pelinka, un consejero de básquetbol, y su esposa, Linda, quien es la directora ejecutiva de eventos especiales. Tim Harris, presidente de operaciones de negocios y jefe de operaciones, el gerente general Jesse Buss y Joey Buss, vicepresidente de investigación y desarrollo.

Ella ha conocido a ese grupo de gente por mucho tiempo, o toda su vida. Le agradan y confía en ellos. El problema es que ninguno de ellos ha operado un equipo de básquetbol.

Hay que comparar esto con lo que Steve Ballmer hizo al convertirse en el dueño de los Clippers. Lo que hizo fue contratar al ejecutivo más grande en la historia de la liga, Jerry West, quien ha tenido un récord exitoso de 40 años con los Lakers, Grizzlies de Memphis y los Warriors de Golden State.

West, junto al presidente de operaciones de básquetbol, Lawrence Frank, quien ha estado en la NBA por más de 20 años, identificó y reclutó a ejecutivos que un día van a administrar a sus propios equipos: el gerente general Michael Winger, quien ha estado con los Cavaliers de Cleveland y el Thunder de Oklahoma City, y el asistente general Trent Redden, quien ha estado con los Cavaliers. Winger declinó la oportunidad de ser presidente de operaciones de básquetbol en Minnesota, y Redden dejó ir su trabajo de gerente general en Nueva Orleáns. Ninguno de ellos recibió una llamada de los Lakers.

Buss no tiene planes de vender el equipo o de despedir a Pelinka, pero debería de tratar el puesto de presidente de operaciones de básquetbol – vacante después de la renuncia de Johnson el mes pasado- con el mismo respeto con el que trata el puesto de entrenador. No contrataría a alguien que nunca ha sido entrenador para entrenar a los Lakers. Pueden decir lo que quieran de Frank Vogel y Jason Kidd, pero los dos han sido entrenadores de varios equipos. No están iniciando en el trabajo con los Lakers como Pelinka o Johnson.

Los Lakers no necesitan volver a empezar, necesitan adquirir lo que no tienen.

Además de una administración con experiencia, necesitan agregar a un veterano o dos junto a James, quien es considerablemente el mejor jugador en la NBA.

La contratación de James con los Lakers en el verano pasado es uno de los momentos más destacados en siete años. Es el único bloque sólido de esta reconstrucción que se ha estado desintegrando con el tiempo. No solamente no tiene sentido el intercambiarlo o el comenzar de cero, pero James tampoco está tratando de irse a otra parte. Ya ha superado el punto de ir por un anillo en Toronto o Filadelfia o en cualquier otro lado.

Cuando James decidió venir a Los Ángeles, fue un movimiento inspirado más por la ciudad que por el equipo. Tiene dos casas en Los Ángeles, donde tiene a su familia y en donde ha pasado los últimos dos veranos. Su compañía de producción (SpringHill Entertainment) y su compañía de medios (Uniterrumpted) están basadas aquí. Su amigo y su agente, Rich Paul, tiene dos casas en Los Ángeles y abrió las oficinas de su agencia, Klutch Sports, aquí. Muchas de esas inversiones, como Blake Pizza, están basadas aquí.

La semana pasada, James y su socio de negocios, Maverick Carter, quien vive en Los Ángeles, han estado en eventos de prensa hablando de una serie documental que están trabajando junto a DAZN, así como un documental sobre Muhammad Ali, donde James es el productor ejecutivo de la serie de HBO. También dio un discurso en la ceremonia de graduación de USC.

Sus intereses al quedarse en Los Ángeles van más allá del baloncesto.

No necesitan cambiar a James, necesitan darle a alguien para que lo ayude. Pero primero necesitan contratar a la persona principal para ayudarlo, y no parecen interesados en hacer eso.

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