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Magic quería el título pero no la responsabilidad de ser el líder de Lakers

(Gary Coronado / Los Angeles Times)
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Nunca he sido bueno al momento de cortar relaciones. Soy el tipo de hombres que se queda en una relación más tiempo de lo que realmente debería, porque uno nunca quiere dar malas noticias a nadie viéndole a la cara.

Muchas formas de comunicación interpersonal han muerto desde la llegada de la tecnología, pero siento que una conversación que debe hacerse en persona es cuando se trata de terminar una relación o un trabajo.

Nunca es divertido o fácil, pero es una cortesía básica, que no tiene sustituto.

Magic Johnson aparentemente no siente lo mismo.

Renunció como presidente de operaciones de básquetbol en una conferencia de prensa improvisada antes de decirle a la dueña de los Lakers, Jeanie Buss, o a cualquier otra persona. Buss, quien había sido como una hermana para Johnson y eran amigos desde hace 40 años, se enteró de la noticia por medio de textos y Twitter, como el resto de nosotros.

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Un día después de una reunión de tres horas sobre la dirección del equipo, Buss no se imaginaba esa noticia. Su sorprendente salida y la conferencia de prensa confusa serán ahora una marca difícil de borrar en el historial de trabajo de un hombre que es considerado por muchos como el Laker más grande de todos los tiempos.

“Alguien va a tener que decirle a mi jefa porque creo que va a enfermarse al conocer la noticia”, dijo Johnson durante el inicio de una sesión con la prensa de alrededor de 45 minutos. “Pero sé que no puedo estar frente a frente con ella para decirle, aunque estuve con ella ayer”.

“Ella sabe que estoy parado aquí porque estaría llorando como un bebé frente a ella, aunque creo que voy a llorar ahora. Pero es lo mejor que puedo hacer, la mejor manera de hacerlo”.

Probablemente para Johnson fue lo mejor y para el equipo también, pero lo hizo de la peor manera posible.

Siempre he creído que el terminar algo, enviando un texto, no es bueno, pero la salida de Johnson fue algo muy bajo. Sonrió frente a los reporteros y las cámaras mientras decía que alguien más tendría que comunicarle la noticia a la dueña de los Lakers, a quien llama su “hermana”. ¿Imagínense a alguien que aman y confían diciéndole a un grupo de extraños que te está dejando porque no tuvo el coraje de decirlo en persona?

Buss mostró mucha clase en su respuesta de Twitter. No había más que decir o hacer después de conocer la noticia. Es la forma en la que Johnson lo quería, aparentemente. Quería anunciarlo sin comentarlo a alguien que trataría de convencerlo de no renunciar y dejó que todos lidiaran con lo acontecido mientras el se iba.

Johnson quería el título pero no la responsabilidad que significaba ser el líder de la organización. Quería divertirse, quería tener la libertad de mandar mensajes por Twitter, quería ser Magic otra vez.

Se quejó varias veces de no poder mandar un mensaje por Twitter debido a los reglamentos de la NBA. Quería mandar un mensaje por Twitter felicitando a Russell Westbrook tras su juego de 20-20-20, quería ir a Miami a ver el último juego de Dwayne Wade con el Heat, quería estar en una mesa directiva, a petición de Serena Williams, quería ser el mentor de jugadores jóvenes alrededor de la liga, como Ben Simmons.

Al final de cuentas, quería hacer algo más que estar encargado del equipo de los Lakers y ser mentor de jugadores jóvenes en el equipo. Quería tener libertad de mandar mensajes por Twitter a quien él quisiera, viajar donde quisiera y ser mentor de quién él quisiera y servir en una mesa directiva cuando él quisiera.

Todo eso está bien, Johnson merece vivir su vida a su manera. Nunca fue el indicado para este trabajo y tomó la mejor decisión al abandonar el cargo, el problema es cómo lo hizo.

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