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Un viaje directo al infierno: cuando te llaman para decirte que tu hijo ha sido secuestrado

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Su nombre es Vince. Tiene 63 años, vive en la región de la Costa Central y trabaja como asesor ambiental. Me pidió que no usara su apellido porque todo está bastante reciente, y francamente, se siente avergonzado.

Vince recientemente pasó 20 terribles horas corriendo por todo el sur de California obligado por varias personas que afirmaban que habían secuestrado a su hija adolescente.

Después de varios miles de dólares, él se había convertido en la última víctima de una estafa que el FBI dice que toca los peores temores de los padres.

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“Ha habido cientos de estas llamadas en el sur de California en lo que va del año”, dijo Laura Eimiller, vocera de la oficina del FBI en Los Ángeles. “Es un esquema en crecimiento, con víctimas en comunidades predominantemente ricas como Beverly Hills”.

Dijo que la mayoría de las personas que reciben estas llamadas, que se originan principalmente en México, simplemente cuelgan.

De vez en cuando, sin embargo, alguien cae en la trampa. Para estas personas, es un viaje directo al infierno.

En el caso de Vince, él era esa víctima de uno en un millón: alguien con las circunstancias correctas para convertir el disparo del estafador en una pesadilla.

“Mi hija estaba acampando en ese momento”, me dijo Vince, con la voz todavía temblorosa al relatar una experiencia que lo dejó traumatizado y en terapia.

“Ella no estaba lejos de la frontera con México”, dijo. “No había forma de contactarla”.

La llamada llegó a su teléfono celular mientras conducía a casa.

“Hubo un grito, una mujer joven gritando”, recordó Vince. “Ella dijo: ‘¡Ayúdame, papá!’”

Gritó el nombre de su hija. En retrospectiva, esto fue un error, porque el hombre que entró en la línea inmediatamente comenzó a usarlo para preguntarle a Vince si quería volver a verla, dándole a Vince, en estado de pánico, la impresión de que su hija realmente estaba secuestrada.

El hombre dijo que era parte de la mafia mexicana. “Dijo que mi hija no era el objetivo previsto, pero que había intentado intervenir y que se la llevaron en lugar de la otra persona”, dijo Vince. “Dijo que si no pagaba cierta cantidad de dinero, la llevarían a Sinaloa y la venderían”.

Sinaloa, en el noroeste de México, es la base de operaciones del cártel de Sinaloa, una organización delictiva especialmente violenta que una vez dirigió Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Vince dijo que la persona que llamó pasó de alguien “muy hostil” a “todo va a estar bien”. El hombre dijo que las cuentas de teléfono y datos de Vince habían sido intervenidas, por lo que era mejor que no intentara contactar a las autoridades.

Un aspecto clave de la estafa es impedir que la víctima utilice su teléfono para tratar de evitar que pueda verificar el paradero de su hijo o contactar a las autoridades. A Vince se le indicó que colocara su teléfono en modo altavoz y que nunca lo apagara.

Si lo hacía, su hija sufriría las consecuencias.

“Estaba hablando por teléfono con esta gente sin parar”, dijo Vince.

Le dijeron que fuera al banco y retirara miles de dólares (se negó a especificar la cantidad exacta). Luego recibió instrucciones de enviar el dinero a una dirección en México.

Las cosas no salieron bien. Vince dijo que fue a un Rite-Aid y un CVS, pero que tuvo dificultades para enviar más de $ 1,400, y que la persona que llamaba lo escuchó todo el tiempo a través del teléfono en el bolsillo de Vince.

Eventualmente, la persona que llamó dijo que Vince tendría que entregar el dinero en persona.

“Me pusieron en la carretera y me hicieron gritar cada salida que pasé”, dijo Vince. “Durante literalmente tres horas estuve en el tráfico de la hora pico, todo el tiempo pensando que mi hija estaba en peligro. Yo era un desastre”.

Lo guiaron a San Pedro, donde la persona que llamó lo hizo conducir durante unos 15 minutos. “Dijeron que me estaban mirando”, dijo Vince.

Se le ordenó estacionarse en un área residencial y dejar el dinero en un sobre debajo de un árbol alto. Mientras se alejaba, Vince dijo, vio a un hombre “jovencito”, “bastante bien vestido”, corrió hacia el árbol y agarró el sobre.

Vince fue dirigido a un estacionamiento detrás del hotel Vagabond Inn en South Gaffey Street, donde supuso que finalmente se reuniría con su hija. La persona que llamó, sin embargo, no había terminado.

“Dijo que no era suficiente dinero”, dijo Vince. “Él quería más. Eran como las nueve de la noche y dije que no había ningún banco abierto. Entonces me dijeron que tomara una habitación en el hotel”.

Apuesto que más de la mitad de los lectores en este punto ya se habrían dado cuenta que todo era una estafa. Pero ponte en la posición de Vince. Su hija no podía ser contactada. Estaba lidiando con gente que sonaba muy ruda y ya tenía varias horas en medio de un terrible estrés.

Vince fue a su banco a la mañana siguiente y retiró otos miles de dólares. Una vez más, se le indicó que manejara por todos lados, solo que ahora la persona que llamó -que había estado hablando por teléfono todo el tiempo- dijo que Vince estaba siendo seguido y que su hija estaba cerca de ellos.

Le dijeron que se detuviera detrás de un 7-Eleven y dejara el efectivo en un sobre debajo de un contenedor de basura. Vince dijo que lo hizo y luego, mientras se alejaba, vio que una camioneta negra llegaba y alguien salía rápidamente para recoger el sobre. A Vince se le dijo que condujera a un lugar a unas 10 millas de distancia.

“Y luego el teléfono se apagó”, dijo. “Habían colgado”.

Sobra decir que su hija no lo estaba esperando en ese destino final. El teléfono finalmente libre, nadie escuchando a escondidas cada uno de sus movimientos. Entonces Vince se puso en contacto con su esposa.

Se enteró de que su hija se había reportado y que había tenido un gran viaje de campamento.

Vince salió de la carretera y comenzó a llorar.

Los investigadores federales y la policía de Los Ángeles brindaron una conferencia de prensa en 2017, para advertir que las llamadas de estafas de secuestro estaban en aumento en California y en otros estados. Con frecuencia, las llamadas las realizaban presos en México y en otros lugares.

“Gente con mucho tiempo en sus manos”, explicó Eimiller del FBI. “Harán estas llamadas todo el día hasta que finalmente enganchen a alguien”.

Aconsejó a los destinatarios a mantener la calma y, si es posible, verificar de inmediato el bienestar de su ser querido.

Si, como Vince, no puede hacer eso, dígale a la persona que llama que quiere hablar con su hijo. Si no cumplen, dígale a la persona que llama que haga una pregunta que solo su hijo o hija podría responder: el nombre de una mascota, por ejemplo.

“Una vez que descubres que el perpetrador no puede responder, es justo concluir que se trata de una estafa”, dijo Eimiller.

Alentó a cualquiera que reciba esa llamada a denunciarlo ante el FBI o la policía, aunque las posibilidades de que los estafadores sean llevados ante la justicia son prácticamente nulas.

Hablé con Vince y su esposa, y dicen que están mejor. Vince dijo que tomará tiempo para que se recupere.

También me dijo que pocos días después de lo que le sucedió, una amiga de la familia recibió una llamada alarmante.

“Era una niña pequeña en la línea”, dijo Vince. “Estaba gritando que tenía un cuchillo en la garganta”.

Su amiga colgó. No tiene hija.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí,

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