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Un inmigrante que pasó detenido seis meses describe las difíciles condiciones en las instalaciones de Adelanto

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El 11 de julio de 2017 Rómulo Avelica González escribió unas palabras en su diario en el Centro de Detención para Inmigrantes en Adelanto.

“Otra persona se ahorcó”, escribió en español. “Perdió su caso de asilo”.

Fue uno de los cinco intentos de suicidio en el transcurso de ocho meses en las instalaciones que albergan a cerca de 2,000 detenidos. Cuatro meses antes, un hombre nicaragüense había sido encontrado en su celda, colgado con las sábanas de su cama.

Y así, Avelica, de 49 años, dijo que no le sorprendió la noticia de que funcionarios federales descubrieran importantes riesgos para la salud y la seguridad durante una inspección sorpresa el pasado mes de mayo.

Funcionarios de la oficina del inspector general del Departamento de Seguridad Nacional encontraron sogas hechas de sábanas y hablaron con los detenidos que les dijeron que han esperado semanas o meses para ver a un médico.

Se reunieron también con un dentista que desechó los empastes necesarios y les sugirió a los detenidos que utilizaran las hebras de sus calcetines como hilo dental. Y descubrieron que los detenidos solían ser sometidos a segregación disciplinaria antes de ser encontrados culpables de violar las reglas, según un informe publicado el 2 de octubre.

Los inspectores dijeron que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas había violado sus propias normas nacionales de detención, incluida la prohibición de que los detenidos cuelguen o cubran objetos de cualquier accesorio o mobiliario.

Lori Haley, una portavoz de ICE, dijo que los funcionarios de inmigración tomaron en serio la investigación y “acordaron realizar una revisión completa e inmediata del centro para garantizar el cumplimiento de las normas de detención y llevar a cabo las acciones correctivas necesarias”. Ella dijo que una empresa que ha sido contratada tenía previsto examinar las instalaciones de Adelanto en octubre.

La instalación es propiedad y está operada por el Grupo GEO, que administra decenas de prisiones privadas y centros de detención en todo el país.

Avelica fue detenido en Adelanto durante seis meses hasta agosto de 2017. Fue arrestado por oficiales de inmigración mientras dejaba a sus hijas en la escuela. Una de ellas, de 14 años, filmó el arresto desde su auto. Las imágenes se volvieron virales. Desde que fue liberado bajo fianza, recibió un permiso de trabajo mientras él y su esposa esperan la decisión sobre sus solicitudes de visa U, que están disponibles para las víctimas de delitos.

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Avelica dijo que el incidente registrado en julio pasado fue uno de los tres intentos de suicidio de los que se enteró durante su estadía en Adelanto, incluida la del hombre nicaragüense. Dijo que los otros dos eran solicitantes de asilo de origen haitiano. Fue testigo de primera mano de uno de los suicidios.

El hombre no podía pagar un abogado y había luchado por su propio caso de asilo. Fue alojado a tres celdas de la de Avelica y los dos hablaban regularmente.

Avelica dijo que el hombre era tranquilo y mantenía una conducta muy privada. Dijo que le daba galletas y trataba de entablar una conversación para animarle.

El hombre le había dicho a Avelica que su familia era muy pobre y que su sueño era construirles una casa. Tenía amigos en la Costa Este, pero dijo que no lo habían ayudado.

“Sabía que estaba realmente desesperado porque había estado allí un año y ocho meses”, dijo Avelica. “No podía soportarlo más”.

Agregó que la situación del hombre era similar a la de muchos otros inmigrantes en las instalaciones. Los que venían de la pobreza extrema no podían comprar alimentos en la comisaría o llamar a sus familias, dijo, por lo que fácilmente se deprimían.

“Creo que el sistema trabaja para hacer que renuncien a su lucha”, dijo. “Es un proceso demasiado largo para soportarlo”.

El hombre no había salido de su celda durante dos días cuando intentó quitarse la vida, dijo Avelica. Eran como las 9:30 a.m. y las celdas habían sido desbloqueadas por un día, pero no había mucha gente afuera. Oyó que los guardias gritaban pidiendo ayuda, miró fuera de su celda y vio al hombre. Había atado su sábana a las barandillas de metal en el segundo piso.

Avelica dijo que él y otros trataron de ayudar, pero los guardias les dijeron que se quedaran quietos. Dijo que el hombre fue llevado inconsciente pero sobrevivió. Nunca volvió a verlo.

El otro hombre haitiano, cuya celda estaba en un bloque diferente, fue encontrado colgando de su ropa de cama en la ducha, dijo Avelica. Vio a los guardias removerlo en una camilla. Según el informe, los funcionarios federales encontraron nudos hechos de sábanas en 15 de las 20 celdas que inspeccionaron en mayo.

Desde noviembre de 2017 hasta abril de 2018, los detenidos presentaron 80 reclamos médicos ante el centro por no recibir atención de urgencia, por no haber sido atendidos durante meses por problemas de salud persistentes y por no haber recibido los medicamentos recetados.

El 5 de julio de 2017, Avelica escribió en su diario que los detenidos habían iniciado una huelga de hambre, en parte para mejorar la atención médica.

Dijo que se les pide a los detenidos que llenen un formulario si buscan atención médica y que a menudo no tienen noticias sobre la cita durante al menos una semana.

Según relató Avelica, los detenidos con dolor de estómago o gripe tienden a ingerir solo té o los medicamentos de venta que se ofrecen en la comisaría, si se los pueden comprar. “Un funcionario me lo dijo de esta manera: Mira, para que te traten aquí, tienes que caer al suelo”, dijo. En otras palabras, solo las preocupaciones médicas más dramáticas reciben atención inmediata.

Avelica, que tiene diabetes, visitó al médico todos los días durante casi dos meses para un rápido control de azúcar en la sangre después de que aumentaron sus niveles y comenzó a perder peso. Pero dijo que la atención recibida era una anomalía. “Ellos sabían que yo recibía mucha atención de los medios de comunicación”, dijo. “Si no hubiera sido por eso, no me habrían tratado como lo hicieron”.

Profesionales de la salud mental instan a las personas que experimentan pensamientos suicidas a que busquen ayuda al comunicarse con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al (800) 273-8255.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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