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Un ingeniero espacial dice que la luz artificial nos está enfermando, esta es la razón

Robert Soler, co-founder of Bios Lighting, holds a pair of the company's SkyBlue LED lights, developed to bring the health benefits of natural outdoor light to an indoor environment.
(Hayne Palmour IV / San Diego Union-Tribune)
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SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

De acuerdo con el científico Robert Soler, que trabajó en la NASA, esas luces fluorescentes que cuelgan sobre su cubículo podrían ser la causa por la que se siente enfermo, deprimido o con obesidad.

El residente de Carlsbad es un experto en cómo la luz solar (o la falta de ella) afecta nuestra biología. Diseñó el sistema de iluminación en la Estación Espacial Internacional, que ayuda a los astronautas a mantenerse saludables mientras viven en la perpetua oscuridad del espacio.

Actualmente, Soler dirigió su atención a necesidades más terrestres. Lanzó una compañía emergente en el norte del condado llamada Bios Lighting, donde están haciendo que las luces de la nueva era sean más adecuadas para mantener a las personas y las plantas saludables, luces para la salud que traen los beneficios de la luz solar real en interiores.

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Los investigadores en San Diego que estudian nuestros relojes circadianos afirman que podría ser peligroso vivir gran parte de nuestras vidas en interiores. Explican que eso tiene mucho que ver con el tipo de iluminación que tenemos.

Desde los días de Edison y Tesla, el objetivo de los ingenieros de iluminación ha sido simplemente iluminar las estancias (y hacerlo a bajo costo). Lo hemos hecho, y las luces LED en particular lo hacen a un precio accesible. A medida que pasan las décadas, los humanos viven más y más parte de sus vidas en interiores y bajo luces artificiales.

En la década de los noventa se realizó un estudio en San Diego que medía la cantidad de luz solar que recibe la población local diariamente. Incluso en uno de los climas más templados del mundo, el tiempo promedio que se pasa afuera expuesto a luz natural fue de solo 58 minutos al día. Si se realizara el mismo estudio ahora, es probable que esa cifra fuera todavía menor.

“El balance día/noche es un aspecto de nuestro entorno que ha existido desde que la vida comenzó hace 3 mil millones de años, y sin embargo, las personas no han pensado mucho en que esta dimensión de nuestro entorno está cambiando”, expresó Michael Gorman, un investigador de UC San Diego que estudia los ritmos circadianos (dato curioso: San Diego es un gran centro para la investigación del ritmo circadiano. Tan solo UCSD tiene 29 laboratorios centrados en la investigación del ritmo circadiano).

Todas las formas de vida, incluyendo a los humanos, tienen relojes internos que les indican a nuestros cuerpos cuándo deben realizar ciertas tareas. Por ejemplo, cuando los ojos detectan oscuridad, la glándula pineal libera melatonina, la hormona que induce el sueño. Nuestros ojos también tienen un sensor que detecta la luz del día, que le indica al cuerpo que es hora de estar despierto y alerta.

Pero bajo el brillo de las luces artificiales de hoy, los ojos no tienen suficiente espectro del sol para que el cuerpo sepa que es de día. Y durante las noches, los ojos no tienen suficiente oscuridad para saber que es de noche.

“Estamos en este crepúsculo constante que no es ni día, ni noche”, comentó Soler. Y eso es un problema para nuestra salud.

Riesgos para la salud del ‘crepúsculo constante’

Soler dijo que los riesgos para la salud de este entorno de crepúsculo constante son de gran alcance, ya que las investigaciones establecen vínculos con trastornos metabólicos como la diabetes tipo 2, trastornos de la atención en adolescentes e incluso autismo. Gorman dijo que gran parte de la investigación sobre este tema está incompleta, pero la luz artificial parece estar asociada con nuestro aumento en la tasa de obesidad. También hay pruebas convincentes, agregó, de que estar expuesto a la luz por las noches está asociado con el cáncer de mama.

Pero para muchos de nosotros, los efectos en la salud son menores, dijeron los investigadores.

“Estar expuesto a la luz en las noches suprime ciertas hormonas, y cambia nuestros hábitos de sueño y nuestras conductas alimentarias, contribuyendo a las enfermedades del estilo de vida occidental”, señaló Gorman. “Hay una desventaja de vivir en una sociedad de 24 horas que la luz eléctrica nos permite”.

¿Qué pasaría si las luces pudieran imitar mejor al sol?

Bios, la compañía de Soler, desarrolló luces que emiten un espectro diferente del sol que las luces normales. Es la única compañía en el mundo (que Soler conoce) que está diseñando luces para incluir parte del espectro del sol llamado frecuencia azul cielo. Esta luz es lo que Soler llama “luz azul buena”, para la cual nuestros ojos tienen un fotorreceptor. Al detectar esta luz nos indica que es de día.

Robert Soler, co-founder of Bios, holds a light that has the natural daylight spectrum of the planet Mars, which he designed for the Mars Experience exhibit at the Wings of Eagles Discovery Center in New York.
(Hayne Palmour IV / San Diego Union-Tribune)

Curiosamente, las luces LED y otras luces artificiales tradicionales saltan la mayor parte de esta sección del espectro de luz. Eso es porque al agregarlo artificialmente emitiría un brillo azul en la habitación, con la que ningún humano realmente quiere vivir o trabajar. Bios diseñó una luz LED que se parece a la luz fluorescente normal, sin un extraño brillo ajeno, al tiempo que incorpora las frecuencias azul cielo que nuestros relojes circadianos necesitan.

Bios, fundada en 2014, ya obtuvo algunos clientes importantes para sus luces, entre ellos: la división de geriatría de UC San Diego y una Clínica Mayo en Arizona. El equipo de beisbol de los Piratas de Pittsburgh las usa en los vestidores y en la casa club.

Entonces, ¿funcionan tan bien como la luz del día real? Soler respondió que es difícil cuantificar su eficacia, pero afirma que los primeros informes de los clientes han sido muy positivos.

Bios también vende las luces a escuelas y oficinas, y para esta primavera lanzará una línea de consumo doméstico. Estarán disponibles en una variedad de estilos, desde las bombillas incandescentes de Edison hasta la iluminación encapsulada que está empotrada en los techos.

La compañía también tiene un producto de iluminación optimizado para el cultivo de plantas, en lo que Soler también es un experto. Diseñó la primera luz utilizada para cultivar plantas comestibles en la Estación Espacial Internacional, y trabajó en el equipo de la NASA encargado de diseñar habitats de plantas para una colonia humana en Marte. Ahora, la luz para plantas de Bios se está comercializando entre los cultivadores de cannabis.

Soler dijo que tienen los recursos para invertir en un sistema de luz como este, y que se amortiza rápidamente por los mayores rendimientos. Los clientes de cannabis de la compañía incluyen a Denver Relief, Coast to Coast y Canada’s Island Garden.

Bios tiene cuatro empleados en San Diego y una oficina en Florida. La compañía fue financiada por una firma consultora privada de administración patrimonial y no tiene planes de recaudar fondos adicionales de fuentes externas.

Meiling escribe para el U-T.

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