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Un hombre asegura que mató al menos a 90 mujeres en EE.UU.; ahora la policía deberá hallar la verdad

LOS ANGELES, CA SEPTEMBER 25, 2014 - Convicted serial killer Samuel Little, 74, right, next to his attorney, Deputy Public Defender Michael Pentz, left, listens to victims statements during his hearing today September 25, 2015 as he was sentenced to life in prison without the possibility of parole for the killings of three women in the Los Angeles area in the 1980s. Prosecutor Beth Silverman called Samuel Little a ``remorseless, vicious serial killer'' and said the evidence presented at his trial ``established that he derived sexual gratification from the act of strangling and murdering his victims.'' Prosecutors opted not to seek the death penalty for Little. (Al Seib / Los Angeles Times)
LOS ANGELES, CA SEPTEMBER 25, 2014 - Convicted serial killer Samuel Little, 74, right, next to his attorney, Deputy Public Defender Michael Pentz, left, listens to victims statements during his hearing today September 25, 2015 as he was sentenced to life in prison without the possibility of parole for the killings of three women in the Los Angeles area in the 1980s. Prosecutor Beth Silverman called Samuel Little a ``remorseless, vicious serial killer’’ and said the evidence presented at his trial ``established that he derived sexual gratification from the act of strangling and murdering his victims.’’ Prosecutors opted not to seek the death penalty for Little. (Al Seib / Los Angeles Times)
(Al Seib / Los Angeles Times)
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Sam Little había sido arrestado por asesinato al menos dos veces en la década de 1980. En ambas ocasiones, quedó libre.

Pasarían tres décadas antes de que la evidencia de ADN lo vinculara de manera concluyente con las brutales estrangulaciones de tres mujeres en Los Ángeles.

En su juicio de 2014, sobrevivientes de sus ataques en otras ciudades relataron sus experiencias con Little, un antiguo boxeador que parecía vagar sin rumbo por una amplia franja del país.

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Pero después de su condena, los policías que lo habían perseguido luchaban con una incómoda sospecha: sabían que Little había matado a más mujeres. Pero desconocían cuándo y dónde.

El tiempo pasó. Los testigos desaparecieron o murieron. Little se negaba a hablar con la detective de la policía de Los Ángeles que lo capturó, una mujer a quien despreciaba. Mientras tanto, las preguntas que atormentaban a decenas de familias en todo el país quedaban sin respuesta.

Eso fue hasta que Little comenzó a hablar, este 2018, después de que un policía rural (ranger) de Texas que sospechaba de él por un crimen cometido en ese estado, lo visitó y se ganó la confianza del asesino convicto.

Desde septiembre, Little empezó a dar a las autoridades de Texas detalles de al menos 90 asesinatos que afirmó haber cometido en todo el país entre 1970 y 2005, un recuento sangriento que lo convertiría en uno de los asesinos en serie más mortíferos de la historia de Estados Unidos, aseguran las autoridades.

En casi todos los casos, los investigadores señalan que atacó a prostitutas y drogadictos: “Mujeres que no serían extrañadas”, como dijo un detective.

De los 90 asesinatos de los cuales se atribuyó autoría, al menos 30 ya han sido corroborados por la policía en aproximadamente 19 estados, afirmó Bobby Bland, fiscal de distrito del condado de Ector, quien procesó a Little en relación con un asesinato cometido en 1994 en Odessa, Texas.

Little confesó haber matado a 20 mujeres en Los Ángeles en la década de 1980, incluidas las tres por las que fue condenado por asesinato, y se atribuyó la responsabilidad de un homicidio en San Bernardino, detallaron las autoridades. Los investigadores aquí no han corroborado sus afirmaciones en ninguno de los asesinatos de California.

Pero a diferencia de otros depredadores infames, que fueron capaces de seguir matando detrás de un velo de anonimato, Little estuvo al alcance de las autoridades más de una vez. Cada vez que se escabullía, el conteo de cuerpos aumentaba, para frustración de quienes finalmente lo apresaron.

“¿Mató a 10 mujeres? ¿Mató a 20?”, preguntó la fiscal adjunta del condado de L.A. Beth Silverman, quien obtuvo la condena de Little en 2014. “Creo que se burló del sistema de justicia en todo Estados Unidos”.

A pesar de su disposición para hablar, algunos advirtieron que no debía asumirse una total sinceridad de parte del agresor.

Según Silverman, Little se sinceró solo después de que se le concedió una solicitud de traslado del sistema penitenciario de California a una instalación de Texas, y la policía tendrá que realizar investigaciones exhaustivas para corroborar sus declaraciones.

Little fue condenado a cadena perpetua sin libertad condicional en California en 2014, y proporcionar información sobre otros delitos le otorga atención y reconocimiento, algo que, según Silverman, él anhela.

Durante años, Little se negó a hablar con los investigadores, destacó Mitzi Roberts, detective del LAPD, quien guió la iniciativa para capturarlo, en 2012. Silverman y la detective siempre creyeron que él mataba por gratificación sexual, que sentía un perverso regocijo al tener poder sobre la vida de una mujer, y le molestaba la idea de haber sido capturado y encarcelado por dos mujeres.

Entonces, cuando el ranger James Holland visitó California, en mayo de 2018, para hablar con Little sobre un caso aplazado, Roberts lo instó a entrar en ese juego de odio. La movida resultó ser clave para establecer una relación entre los dos, indicó Roberts, y Little finalmente comenzó a compartir con Holland historias de horrenda violencia contra mujeres, que se remontan a décadas.

En la mayoría de los casos, el perpetrador no proporcionó los nombres de las víctimas a quienes dijo haber matado, según Silverman —quien observó algunas entrevistas en Texas— y Roberts, pero ofreció ubicaciones y momentos aproximados, dijeron. En algunos casos, dibujó imágenes de escenas del crimen.

Según los funcionarios, podría ser posible hacer coincidir las descripciones de Little con casos específicos en ciudades más pequeñas del sureste, donde está vinculado con varios asesinatos. Pero en Los Ángeles, donde él afirma ser responsable de los crímenes no resueltos de al menos 17 mujeres entre mediados y finales de los años 1980, la tarea podría ser hercúlea, destacó Silverman.

El período se superpone con los actos de otros notorios asesinos en serie —incluido el “Grim Sleeper”, Lonnie Franklin Jr.—, y con un auge de las drogas que se cobró la vida de mujeres vulnerables, como las que Little atacaba.

“Durante el período en que fue condenado por aniquilar a tres mujeres aquí en L.A., estábamos en medio de una epidemia de cocaína”, expuso Silverman. “Durante ese tiempo, hubo más de 100 mujeres de color que terminaron muertas en los callejones del sur de L.A.”.

Bland, el fiscal de distrito del condado de Ector, insistió en que Little ofrecía información por su cuenta en lugar de responder a los investigadores. El procurador se negó a comentar sobre casos o detalles específicos proporcionados por el delincuente, quien fue acusado por el asesinato, en 1994, de Denise Brothers en Odessa, Texas. “La justicia para las víctimas de Samuel Little puede haberse demorado pero, gracias a estos esfuerzos, ahora tendrá lugar”, dijo Bland en un comunicado.

El Departamento de Seguridad Pública de Texas rechazó la solicitud de un reportero del Times para entrevistar a Holland, y un portavoz se negó a responder preguntas específicas sobre el caso. Little debe presentarse en la corte en Odessa el lunes 26 de noviembre. Su abogado, Jason Leach, no respondió a una solicitud de comentarios.

Little nació en Reynolds, Georgia, en 1940 y se crió en Lorain, Ohio, comentó Roberts. Exboxeador y artista, abandonó la escuela en octavo grado y no está claro si alguna vez tuvo un trabajo estable, indicó.

Los registros de propiedad también muestran que Little vivió en Florida y Louisiana durante varios años, pero la mayoría de los investigadores lo describieron como alguien de paso, que tendía a moverse entre las ciudades de todo el sureste. Según registros judiciales, fue arrestado por lo menos 30 veces por delitos menores, incluidos robos, hurtos menores y agresiones, en Ohio, Florida y Mississippi.

(Al Seib / Los Angeles Times)

A menudo, remarcaron los investigadores, Little se quedaba en casas de descanso o en albergues, y evitaba tener una dirección permanente cuando se mudaba de ciudad en ciudad.

En cada lugar donde iba, surgía un patrón similar: Little buscaba una prostituta, por lo general una mujer negra o latina, y ella terminaba luchando por su vida. Rara vez la mujer ganaba. Todos las víctimas que se le conocen murieron por estrangulamiento, detallaron los investigadores.

La policía cree que a principios de la década de 1980, Little maltrató a varias mujeres en Pascagoula, una ciudad en el Golfo de México en el sur de Mississippi, dejando al menos una fallecida y dos que pudieron escapar, aseveró el teniente de la policía de Pascagoula, Darren Versiga, quien revisó los casos.

Versiga dijo que Little recogió a Melinda LaPree, de 24 años, en las afueras de un complejo de viviendas de bajos ingresos que era un sitio reconocido de prostitución, en 1982. Cuando se cruzó con Little, LaPree había dado a luz recientemente y su novio la obligaba a prostituirse. Un mes después, la policía encontró su cuerpo en un cementerio, a seis millas de la ciudad, dijo.

Little fue arrestado y las autoridades localizaron al menos a otras dos mujeres que alegaron que él trató de estrangularlas, pero los fiscales no pudieron presentar un caso en su contra. El cuerpo de LaPree estaba muy descompuesto y varios testigos se negaron a declarar, afirmó Versiga.

El caso destacaría un problema recurrente para la policía y los fiscales que trataban de atrapar a Little. Su elección de la víctima casi parecía aislarlo del castigo. “En ese marco de tiempo, según formas sociales, simplemente no creíamos a las prostitutas cuando hablaban de violación”, dijo Versiga.

Little confesó el asesinato de LaPree mientras estaba detenido en Texas este 2018, continuó Versiga. También aseguró que mató a una segunda mujer en Pascagoula durante el período, aunque los investigadores no encontraron evidencia de un homicidio que coincida con su descripción. Versiga cree estas afirmaciones, y agregó que el asesino parece “querer crédito por lo que hizo”.

A pesar de su odio hacia las mujeres, Little viajaba a menudo con una compañera, que algunos investigadores describieron como su novia. Se trataba de una mujer mayor, estimada en unos 70 años en el momento de los ataques de Pascagoula, que fue descubierta con Little en varias ciudades del sureste, relató Versiga.

Aunque no la describió como una cómplice de los crímenes, para Versiga probablemente estaba al tanto de las acciones de Little, ya que a menudo limpiaba su auto, que a veces él usaba como sitio de exterminio. La mujer murió de un aneurisma en 1997, según Versiga; Little también había sido acusado de golpearla.

Pascagoula no fue el único lugar donde la policía intentó, sin éxito, poner fin a la serie de asesinatos de Little. En octubre de 2018, afirmó haber matado a Patricia Mounts en Gainesville, Florida, a principios de la década de 1980, relató Art Forgey, portavoz de la Oficina del Sheriff del Condado de Alachua. A Little lo habían juzgado y absuelto por ese caso hace más de tres décadas, destacó el vocero.

En 1984, Little atacó y ahogó a dos mujeres en San Diego, según las autoridades. En su juicio de 2014 en Los Ángeles, una de los sobrevivientes de San Diego contó un relato desgarrador: Little la secuestró de la calle, le ató las manos con medias en el asiento trasero de un automóvil y comenzó a asfixiarla casi hasta la inconsciencia. Entonces la dejaba respirar. Luego comenzaba de nuevo.

“Le gustaba sentirme tragar con su pulgar en mi cuello”, narró a los jurados. “Se convirtió en un juego: justo antes de que cayera inconsciente, cuando mis ojos comenzaban a quedar blancos, él me soltaba y me pedía que tragara de nuevo”.

Little fue condenado por ataque y privación ilegal de la libertad, pero fue sentenciado a solo 30 meses de prisión. En 1987 fue liberado y se dirigió a Los Ángeles.

En julio de ese mismo año, Carol Alford fue encontrada muerta en el sur de L.A. Dos años más tarde, Audrey Nelson y Guadalupe Apodaca también fueron halladas estranguladas en Los Ángeles. Cada víctima apareció en el corredor de Central Avenue-Alameda Street, justo al sur del centro.

Él respondería por esos asesinatos casi 25 años después, cuando Roberts dirigió una investigación del Departamento de Policía de Los Ángeles sobre los asesinatos, ya considerados como casos archivados.

Después de obtener las órdenes para su arresto, en 2012, con base en las pruebas de ADN encontradas en las escenas del crimen originales, Roberts y otros investigadores viajaron a varias ciudades del sudeste donde Little había sido arrestado o vinculado con ataques. Pero su estilo de vida lo hacía difícil de rastrear, expresó Roberts. “Siempre estábamos dos días atrás”, dijo.

Finalmente, Roberts descubrió que Little solía usar una tarjeta de beneficios prepaga para cubrir los gastos, y obtuvo la información de la cuenta de un oficial local. Al llamar a la línea de servicio al cliente de la tarjeta e ingresar la información, finalmente pudo encontrar al agresor a través de sus compras más recientes. Así, fue arrestado en Louisville, Kentucky.

Little fue condenado por cada asesinato y condenado a cadena perpetua en 2014, después de un juicio que se basó en las pruebas forenses y el testimonio brindado por mujeres que habían logrado escapar durante los ataques, en San Diego y Pascagoula.

Silverman, la fiscal de L.A., dijo que durante partes de su confesión Little también aseguró haber matado a mujeres en Omaha, Las Vegas, Flagstaff, Arizona; Phoenix, Jackson, Missouri; Portland, Indiana; y San Bernardino, aunque muchas de las afirmaciones aún no están corroboradas.

La policía en San Bernardino y Phoenix está revisando sus afirmaciones, y oficiales en Gulfport, Mississippi, investigan la conexión de Little con un asesinato cometido allí.

En una declaración, el FBI confirmó que brindó asistencia para rastrear los homicidios de Little, pero se negó a proporcionar una línea de tiempo completa de sus crímenes o un informe total de su confesión.

Si bien algunos funcionarios tenían la esperanza de que las confesiones de Little darían un cierre a docenas de familiares de víctimas en todo el país, para Silverman el recuento completo de sus crímenes no es una victoria para la aplicación de la ley. Es simplemente el cómputo de la matanza que causó. “La cantidad de mujeres que perdieron la vida. La cantidad de niños que perdieron a su madre. La cantidad de padres que perdieron a sus hijas”, dijo.

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