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Trump impondrá esta semana aranceles al acero y aluminio, descartando las advertencias de una guerra comercial

Trump announced Thursday that he would invoke a little-used legal provision to impose the duties

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Funcionarios de la administración señalaron el domingo que el presidente Trump está decidido a imponer aranceles punitivos al acero y el aluminio importados, dejando de lado las protestas de aliados extranjeros, fabricantes estadounidenses, legisladores republicanos y otros asesores presidenciales de que podría provocar una guerra comercial perjudicial.

Tanto el secretario de Comercio de Trump, Wilbur Ross, como el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, los aparentes ganadores de una batalla administrativa interna sobre el tema, dijeron que esperan que el presidente dé seguimiento rápido a su sorpresivo anuncio el jueves de que invocaría una disposición legal para imponer por sí solo aranceles de 25% sobre el acero importado y del 10% sobre el aluminio.

“Esperamos que para el final de la semana lo firme”, dijo Navarro en “Face the Nation” de CBS.

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Navarro y Ross, cada recorriendo los programas de noticias, sugirieron que era poco probable que Trump exima a los países aliados de los aranceles, a pesar de las preocupaciones de seguridad nacional planteadas por algunos de sus propios asesores sobre la medida. En cambio, el presidente ha invocado la seguridad nacional como una razón para seguir adelante con la imposición de los aranceles.

“Tan pronto como comienza a eximir a algunos países [de los aranceles] empiezan los problemas”, dijo Navarro en “Fox News Sunday. “Hacer concesiones comerciales para los países amigos, sostuvo, es poco práctico: Tan pronto como exime a un país, su teléfono comienza a sonar de parte de otros jefes de Estado solicitando la exención”.

Ross, en “This Week”, de la cadena ABC, dijo que creía que Trump estaba “hablando de un espectro bastante amplio” al aplicar las tarifas, y agregó: “Todavía no lo escuché describir excepciones particulares”.

El presidente, que a menudo se doblega frente a las críticas, aparentemente no se conmovió ante las advertencias de los aliados de que se verían obligados a tomar represalias. El domingo se recibieron más advertencias, ya que la embajada británica informó que la primera ministra británica, Theresa May, habló con Trump por teléfono y expresó su “profunda preocupación” por el próximo movimiento arancelario.

La primer ministro le dijo a Trump que “la acción multilateral era la única manera de resolver el problema del exceso de capacidad global en los intereses de todas las partes”, según el comunicado británico. La Casa Blanca no ofreció inmediatamente su propia versión de la conversación entre los dos líderes, cuyas relaciones han sufrido tensiones periódicas a pesar de la larga y profunda amistad entre los Estados Unidos y Gran Bretaña.

En una serie de tweets, Trump aparentemente ha disfrutado la idea de los enfrentamientos comerciales, incluso con aliados cercanos como Canadá, Corea del Sur y miembros de la Unión Europea. El sábado, sugirió que los automóviles podrían ser el próximo sector comercial objetivo.

“Si la Union Europea. desea aumentar sus ya enormes aranceles y barreras a las empresas estadounidenses que hacen negocios allí, simplemente aplicaremos un impuesto sobre sus automóviles que se ingresará libremente en los EE. UU.”, escribió en Twitter.

El viernes, un día después de divulgar el plan, los presidentes tuiteó que las guerras comerciales son “buenas y fáciles de ganar”, una posición que los economistas de todo el espectro disputan.

Los mercados han respondido al plan arancelario de Trump con considerable inquietud. Tanto el Promedio Industrial Dow Jones como el Nasdaq cayeron bruscamente luego del inesperado anuncio del presidente.

Navarro, en “Face the Nation”, desestimó la idea de que el lanzamiento abrupto del plan había sido una bofetada, un asunto improvisado. “Esta es una decisión seria”, dijo. “El presidente quería tomar una decisión mesurada”.

Sin embargo, justo antes de los comentarios del presidente el jueves, que hizo en una reunión con los jefes de la industria siderúrgica, el consejero económico principal de Trump, Gary Cohn, y otros asesores opuestos a las tarifas aseguraron a los que Trump no seguiría con sus planes arancelarios.

El senador Lindsey Graham (R-S.C.) ofreció un mensaje público contundente a Trump el domingo: “Estás cometiendo un gran error”.

En CBS, Graham dijo que castigar a Pekín por el envió de acero a Estados Unidos, es contraproducente – porque ese país sentiría muy poco impacto económico, porque representa solo una parte muy pequeña del acero y el aluminio exportado a Estados Unidos. Aliados estadounidenses, incluido Canadá, la Unión Europea, Japón y Corea del Sur son exportadores más importantes.

Al mismo tiempo, dijo Graham, los líderes chinos podrían molestarse mucho, en un momento en el que Trump está buscando ayuda china para controlar a Corea del Norte.

Trump ha insistido en que las tarifas ayudarán a impulsar no solo la industria del aluminio y el acero, sino que también generarán empleos manufactureros. Esa afirmación ha sido recibida con escepticismo en la comunidad empresarial y por muchos analistas que predicen una pérdida neta de empleos y daños a la economía mundial y de EE. UU. como resultado de los aranceles y otras medidas.

El senador Chris Murphy, un demócrata de Connecticut, dijo en ABC que una pelea comercial con Europa sería un “regalo para Rusia” porque debilitaría alianzas importantes. “Hay ocasiones en que son necesarias sanciones específicas, pero hay que entender que ninguna se produce en el vacío”, dijo Murphy.

El senador Angus King, un independiente de Maine que generalmente se pone de parte de los demócratas, hizo un punto similar en “Meet the Press” de NBC, diciendo: “No se puede hacer un cambio de esta importancia y asumir que nada más va a suceder”.

“Existe gran preocupación”, dijo King, y agregó que las tarifas se anunciaron “de esta manera taquigráfica”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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