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Trump emite su primer veto, desafiando el rechazo del Congreso a su declaración de estado emergencia en la frontera

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Con el primer veto de su presidencia, el presidente Trump desafió el pasado viernes el rechazo bipartidista del Congreso de su declaración de emergencia nacional en la frontera sur, con esto, reiteró su poder para eludir la rama legislativa y así obtener miles de millones de dólares para un muro fronterizo.

Desafiante, a pesar de la notable reprimenda de los republicanos y de los demócratas en el Congreso, Trump firmó su veto ante las cámaras de televisión en la Oficina Oval, flanqueado por oficiales de la ley, padres de víctimas del crimen y de adictos a las drogas.

Si bien el Congreso probablemente no pueda reunir los votos para anular su veto -los votos para la resolución en ambas cámaras fueron muy inferiores a los dos tercios que se necesitarían para una anulación- la declaración de emergencia aún enfrenta desafíos en una corte federal.

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Los críticos calificaron su declaración de emergencia como una violación a los poderes constitucionales del Congreso, pero Trump condenó el esfuerzo al bloquearlo, describiéndolo como “peligroso” e “imprudente”.

“El Congreso tiene la libertad de aprobar esta resolución y yo tengo el deber de vetarla”, dijo a los periodistas.

El presidente señaló rápidamente su siguiente movimiento, cuando tuiteó “¡VETO!”, momentos después de que el Senado aprobara la resolución de desaprobación, el pasado jueves.

Justo después del veto real, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció que el Congreso votaría sobre una anulación el 26 de marzo. La demócrata de San Francisco dijo en una declaración que el presidente había “elegido continuar desafiando la Constitución, el Congreso y la voluntad del pueblo estadounidense”.

Aproximadamente 45 votos por debajo de los 290 necesarios para una anulación, Pelosi intentó presionar a los republicanos de la Cámara de Representantes, diciendo que “tendrán que elegir entre su hipocresía partidista y su juramento sagrado para apoyar y defender la Constitución”.

Como se esperaba, si la Cámara no anula el veto, el Senado no actuará. Si la Cámara de Representantes tuviera éxito, su medida de anulación no obtendría los 67 votos necesarios en el Senado.

El pasado jueves, el Senado aprobó la resolución para terminar la declaración de emergencia con una votación de 59-41. Doce senadores republicanos resistieron la presión de la Casa Blanca para unirse a los 45 demócratas y dos independientes para votar a favor de la resolución; prácticamente no hay posibilidad de que otros republicanos cambien su decisión ahora.

Trece republicanos apoyaron la resolución en la Cámara de Representantes hace dos semanas.

El número de ‘desertores’ republicanos fue considerado como una advertencia al presidente. La votación marcó, por tercera vez en la semana, que el Congreso tomó medidas para oponerse a Trump, una ruptura excepcional después de dos años en que la lealtad de los republicanos hacia el presidente lo dejó en gran parte sin ser cuestionado por el poder legislativo.

El pasado miércoles, el Senado aprobó una resolución para poner fin al apoyo de Estados Unidos a la guerra en Yemen dirigida por Arabia Saudita. Trump ha dicho que también la vetará si la Cámara sigue su ejemplo, como se esperaba.

Los votos de la Cámara fueron unanimes para exigir la divulgación de cualquier informe del fiscal especial, Robert S. Mueller III, que ha estado investigando la interferencia electoral de Rusia, Trump y sus asociados.

Además, el presupuesto federal propuesto por Trump para el año fiscal 2020 tuvo una fría recepción el pasado lunes en Capitol Hill.

El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, ha bloqueado las medidas a las que Trump se opuso en el pasado, pero no pudo impedir una votación en el Senado para poner fin a la emergencia nacional del presidente debido a que una ley de 1976 sobre declaraciones de emergencia presidenciales garantiza una votación en el Senado sobre una resolución de desaprobación.

Después del veto, los demócratas se apresuraron a criticar a Trump.

“El presidente aparentemente no tiene vergüenza”, dijo el senador Richard Blumenthal, de Connecticut. “Los estadounidenses, indignados con razón por el voraz veto presidencial, deberían protestar ante sus líderes electos”.

Trump agradeció a los que llamó republicanos “valientes”, que se opusieron a la resolución en su contra. Dijo que los republicanos y demócratas que se habían opuesto a su medida habían emitido “un voto en contra de la realidad”, y describió, lo que a menudo hace, una frontera sur invadida por inmigrantes ilegales culpables de tráfico de drogas y otros delitos.

“La gente odia la palabra invasión, pero eso es lo que es”, dijo Trump. “Es una invasión de drogas y criminales”.

Esa afirmación se produjo pocas horas después de una masacre en dos mezquitas de Nueva Zelanda y la revelación de un largo manifiesto por parte de un sospechoso australiano que expresaba de manera similar su oposición a una “invasión” de inmigrantes. El presunto terrorista también escribió su odio a los musulmanes y su preocupación por la dilución de la población blanca de Australia.

Trump, en respuesta a las preguntas de los reporteros, dijo que no había leído el manifiesto del presunto tirador y que no vio evidencia de un aumento general en el nacionalismo blanco.

“En realidad no”, dijo. “Creo que es un pequeño grupo de personas que tienen problemas muy serios”.

Calificó a la masacre de “algo horrible, horrible”. Anteriormente, en una llamada telefónica, el presidente expresó sus condolencias al primer ministro de Nueva Zelanda.

El primer veto de Trump se ha producido luego de poco más de dos meses de control dividido en el Congreso, tras la captura de los demócratas de una mayoría dentro de la Cámara en la elección de mitad de período.

El presidente George W. Bush, quien gobernó durante sus primeros seis años en un Congreso controlado por los republicanos, pasó todo su primer mandato sin emitir un veto. En su segundo mandato, emitió 12, la mayoría después de que los demócratas tomaron el Congreso en sus últimos dos años.

El primer veto de Bush fue para la Ley de Mejora de la Investigación con Células Madre en 2005, a la que se opusieron los conservadores religiosos y antiabortos porque eliminó las restricciones de financiamiento para la investigación con embriones. Ese tema también dividió a los republicanos porque los miembros más moderados favorecían dicha investigación para permitir avances médicos.

El presidente Obama también emitió 12 vetos en sus dos mandatos, 10 en sus últimos dos años, cuando los republicanos tomaron el control de ambas cámaras del Congreso.

Antes de la votación en el Senado, Trump había trabajado para limitar las deserciones republicanas, tuiteando “¡una votación para la resolución de hoy de los senadores republicanos es una votación para Nancy Pelosi, el crimen y los demócratas que están a favor de una frontera abierta!”

Algunos republicanos que habían expresado su oposición a la declaración de Trump, finalmente cedieron a la presión de la Casa Blanca. Ninguno lo hizo de manera tan dramática como el senador Thom Tillis de Carolina del Norte, quien dijo que estaba “manteniendo sus principios” y había llegado al extremo de escribir una columna para el Washington Post sobre su oposición.

Bajo la presión de los partidarios de Trump en su estado, y preocupado por un contrincante conservador el próximo año, cuando busque reelegirse, Tillis votó en contra de la resolución. La única republicana que enfrenta la reelección el próximo año, que desafió a Trump, fue la senadora Susan Collins, de Maine.

Trump declaró una emergencia nacional en la frontera entre EE.UU y México el 15 de febrero, después de no poder presionar al Congreso para que autorizara $ 5.7 mil millones para una barrera física a lo largo de la frontera. Entre los meses de diciembre y enero, forzó un cierre parcial del gobierno por 35 días, el periodo más largo de tiempo que ha habido, al negarse a firmar un proyecto de ley de financiamiento del gobierno a menos que el Congreso incluyera el dinero del muro.

Forzado a retirarse, firmar el proyecto de ley y reabrir el gobierno, Trump declaró una emergencia nacional, dándole poder para redirigir los fondos que el Congreso había aprobado, para otros fines, hacia la construcción de un segmento del muro de 230 millas.

Al anunciar la declaración en el Jardín de Rosas, el mes pasado, Trump admitió que la estaba usando para pasar por alto al Congreso, y dio a entender que no había ninguna emergencia.

“No era necesario hacer esto, pero prefiero que se haga de forma mucho más rápida”, dijo Trump.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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