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Trump asegura que rechazará las evaluaciones de la inteligencia estadounidense con las que no esté de acuerdo

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A pesar de las crecientes dudas de la política exterior —incluso dentro del partido republicano— que se ciernen sobre él, el presidente Trump insistió en una entrevista transmitida el 3 de febrero, que se siente libre de ignorar las evaluaciones realizadas por sus jefes de inteligencia y, en cambio, actuar de acuerdo con sus propias creencias.

En una amplia entrevista que emitió “Face the Nation”, de CBS, el presidente también pareció suavizar su afirmación de que los altos funcionarios de inteligencia que testificaron ante el Congreso la semana pasada posteriormente le informaron que sus opiniones habían sido distorsionadas en las noticias.

El testimonio televisado de los funcionarios contradijo las posiciones de Trump sobre varios temas y suscitó ataques del mandatario vía Twitter contra esos mismos funcionarios.

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“Cuento con gente de inteligencia, pero eso no significa que tenga que estar de acuerdo”, remarcó en la entrevista por CBS. El presidente citó errores pasados de inteligencia estadounidense con respecto a las armas de destrucción masiva de Irak, y pareció sugerir que subestiman ahora la amenaza planteada por Irán. “Entonces, cuando mi gente de inteligencia me dice lo maravilloso que es Irán, si no les importa, voy a seguir mi propio consejo”, afirmó.

Aunque la Casa Blanca sugirió que el discurso del Estado de la Unión, que se transmitirá en horario de máxima audiencia este martes 5 de febrero —y que fue demorado una semana por el cierre parcial del gobierno, de 35 días— será de naturaleza bipartidista, Trump adoptó un tono combativo en la entrevista de CBS. Por ejemplo, denunció a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como un peligro para la nación y dijo que no descarta otro cierre o una declaración de emergencia para abrirse camino hacia el logro del muro fronterizo.

Trump indicó que Pelosi, la demócrata de San Francisco que se sentará detrás de él durante su discurso en una sesión conjunta del Congreso, está “haciendo un terrible daño a nuestro país” en materia de seguridad fronteriza.

“Ella puede seguir jugando sus juegos, pero nosotros ganaremos”, remarcó.

Pelosi y sus demócratas de la Cámara de Representantes forzaron el final del cierre luego de negarse a cumplir el pedido de fondos de Trump, de $5,700 millones, para su anhelado muro. Desde entonces, el presidente ha hablado desdeñosamente de las negociaciones bipartidistas en curso para encontrar puntos de acuerdo sobre la seguridad fronteriza y la política de inmigración.

Con la financiación del gobierno vigente hasta el 15 de febrero, Trump adelantó que no descartaría otro cierre, o una declaración de emergencia para conseguir el dinero destinado al muro. Las encuestas de opinión pública sugieren que ambos cursos de acción serían impopulares.

“No descarto nada”, remarcó el presidente a CBS. Además, añadió que en el pasado se declararon “muchas emergencias nacionales”, y dio a entender que podría desoír las predicciones de que tal declaración enfrentaría un rápido desafío judicial.

La vituperación pública sin precedentes de Trump a sus altos funcionarios de inteligencia, a finales de enero —los llamó “ingenuos” y dijo que tenían que “volver a la escuela”— se produjo en medio de una creciente inquietud dentro de los rangos republicanos por las decisiones de política exterior de la Casa Blanca, consideradas impetuosas e impulsivas.

En horas de testimonios durante el martes, los líderes de inteligencia, entre ellos el director de inteligencia nacional, Dan Coats, y la jefa de la CIA, Gina Haspel, afirmaron que era improbable que Corea del Norte entregara sus armas nucleares, declararon que Irán cumple mayormente con el acuerdo nuclear que Trump rechazó y describieron a los militantes de Estado Islámico como una potente amenaza regional.

Sumado a ello, se abstuvieron de describir la situación en la frontera sur como una amenaza para la seguridad, tal como el presidente la ha caracterizado repetidas veces.

En los días transcurridos, no solo los demócratas sino también algunos republicanos de alto rango opinaron que ignorar las evaluaciones de inteligencia no partidistas es un camino peligroso para cualquier presidente.

La última amonestación de este tipo provino del senador Ron Johnson, el republicano de Wisconsin que preside el Comité del Senado sobre Seguridad Nacional. En una entrevista en “Fox News Sunday”, instó a Trump a prestar mucha atención a los consejos de la comunidad de inteligencia.

“Hay que confiar en quienes han estado trabajando en estos temas durante décadas”, consideró Johnson, y agregó que “es simplemente imperativo escuchar, por ejemplo, al jefe de la CIA, el director de la inteligencia nacional”.

El Senado votó el 31 de enero para reprender a Trump por su abrupta decisión —sin audiencias en el Congreso o consultas con aliados— de retirar las fuerzas militares estadounidenses de Afganistán y Siria. Sin embargo, en la entrevista con “Face the Nation”, el mandatario minimizó esas preocupaciones.

En Siria, declaró, “ahora hay muy poco ISIS” (el acrónimo de Estado Islámico). Respecto de Afganistán, dijo: “Quiero que esta gente vuelva a casa”, y se preguntó si la invasión liderada por Estados Unidos después de los ataques del 9/11 debería siquiera haber ocurrido.

Cuando se le preguntó sobre el posible resurgimiento de grupos terroristas como Al Qaeda en el Medio Oriente, Trump aseveró que las fuerzas de Estados Unidos siempre pueden regresar si es necesario. “Tenemos aeronaves muy veloces; tenemos muy buenos aviones de carga”, señaló.

El presidente respondió con cierto sarcasmo sobre su desacuerdo con las evaluaciones de inteligencia, respecto del cumplimiento por parte de Irán del acuerdo nuclear. “Si mi gente de inteligencia dijera que Irán es un maravilloso jardín de infantes, no estaría de acuerdo con ellos al 100%”, respondió.

Trump pareció retroceder un poco en su descripción de un encuentro en la Oficina Oval, la semana pasada, con los jefes de inteligencia, después de la presentación en el Congreso. Dijo que en el momento los funcionarios habían sido “mal citados” en los medios de comunicación, aunque el testimonio de estos fue transmitido en vivo por televisión.

“No voy a impedir que testifiquen”, le respondió a la entrevistadora, Margaret Brennan. “Dijeron que fueron mal interpretados; tal vez sí, tal vez no. Realmente no lo sé”.

Volviendo a la investigación de Rusia realizada por el fiscal especial Robert S. Mueller III, el presidente recurrió a las descripciones conocidas de la investigación como una “caza de brujas”. Remarcó que dejará que el procurador general determine si el informe de Mueller se dará a conocer al público.

También eludió una pregunta sobre si perdonaría a Roger Stone, su confidente de larga data, que fue arrestado en una redada del FBI y la semana pasada se declaró inocente por siete cargos relacionados con la investigación de Rusia.

“No lo he pensado”, expresó Trump. “Parece que él se está defendiendo a sí mismo bastante bien”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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