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Tras el devastador fuego en la catedral de Notre Dame, sobrevive parte del ícono parisino

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Las entramadas sombras de la obra maestra medieval que fue Notre Dame, de París, fueron testigo de siglos de historia: dos calamitosas guerras mundiales, la plaga bubónica, una revolución y las grandes y desordenadas complejidades de la vida cotidiana.

Sus poderosas campanas resonaron en momentos trascendentales, por ejemplo cuando París fue liberada de los nazis, en 1944, y en homenaje a las víctimas de los ataques terroristas del 11 de Septiembre.

Este lunes pasado, las campanas de otras iglesias de París sonaron, en un gesto angustiado y suplicante de solidaridad y apoyo a la catedral en llamas.

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Los espectadores lloraban y jadeaban horrorizados mientras más de 400 bomberos luchaban contra el feroz y rápido incendio, que se desató a las 6:45 p.m. y devastó gran parte del monumento gótico, de 850 años de antigüedad.

Los bomberos precisaron que el techo fue destruido en su mayoría y que en un momento temieron que toda la estructura pudiera colapsar. Las llamas alcanzaron la alta aguja, que eventualmente colapsó sobre sí misma, pero a la medianoche, cuando la intensidad del incendio finalmente se desvanecía, los funcionarios presentes en el lugar aseguraron que la estructura de la catedral, incluidas las dos torres de la fachada principal, se había salvado.

Entre el mar de rostros consternados que miraban las llamas, las cámaras de televisión encontraron a Patrick Chauvet, el rector de Notre Dame. “Una catástrofe”, murmuró.

También se temió por los tres famosos vitrales, llamados ‘rosetones’, y los tesoros que se albergaban dentro de la catedral, aunque muchos de ellos ya habían sido retirados cuando comenzaron las tareas de reparación del edificio. Los bomberos se apresuraron a salvar otras obras de arte en el interior de la catedral.

Enormes nubes de humo llenaron el cielo vespertino y las cenizas del edificio llovían sobre las calles vecinas.

Al final de un largo día primaveral, el cielo de la tarde todavía era azul brillante cuando las flamas comenzaron a brotar del techo de la gran estructura. Al caer la noche, la escena se parecía a una pintura del Renacimiento; las torres de la catedral mostraban un brillo espeluznante y la silueta de la iglesia se recortaba contra un cielo turbio y oscurecido.

Flames and smoke are seen billowing from the roof at Notre-Dame Cathedral in Paris on April 15, 2019. - A huge fire swept through the roof of the famed Notre-Dame Cathedral in central Paris on April 15, 2019, sending flames and huge clouds of grey smoke billowing into the sky. The flames and smoke plumed from the spire and roof of the gothic cathedral, visited by millions of people a year. A spokesman for the cathedral told AFP that the wooden structure supporting the roof was being gutted by the blaze. (Photo by THOMAS SAMSON / AFP)THOMAS SAMSON/AFP/Getty Images ** OUTS - ELSENT, FPG, CM - OUTS * NM, PH, VA if sourced by CT, LA or MoD **
(Thomas Samson / AFP/Getty Images)

Según los medios franceses, el cuerpo de bomberos de París aseguró que el incendio de la Catedral de Notre Dame está “potencialmente vinculado” a los trabajos de renovación.

Un portavoz de la iglesia confirmó que el interior de madera fue consumido por el fuego, al igual que la aguja -de madera y plomo-, que fue renovada en el siglo XIX después de su derrumbe, en 1792.

Incluso evaluar la magnitud de la destrucción llevará tiempo: Jean-Claude Gallet, comandante de la brigada de bomberos de París, expuso: “Ahora tenemos que enfriar la estructura”.

Se cree que el incendio comenzó en el área del techo acanalado, algunas de cuyas maderas pesadas databan de los primeros siglos de la catedral. La oficina del fiscal de París abrió una investigación, que catalogó como “destrucción involuntaria por incendio”, sugiriendo así que los funcionarios no creen que se haya tratado de un acto criminal.

Visiblemente conmocionado, el presidente francés, Emmanuel Macron, habló con periodistas en la escena y prometió que la catedral será reconstruida. Elogiando el coraje de los bomberos que lucharon contra las llamas, el líder francés adelantó que lanzará una “suscripción” nacional para recaudar fondos y que convocará a especialistas de todo el mundo para la reconstrucción.

“Esta catedral la reedificaremos, todos juntos”, prometió. “Reconstruiremos Notre Dame porque eso es lo que esperan los franceses; eso es lo que merece nuestra historia”.

El área inmediata fue acordonada poco después del siniestro, pero desde el otro lado del Sena, miles de espectadores se agruparon en los viejos escalones de piedra y los muelles; algunos se abrazaban entre sí, otros se secaban los ojos. Un grupo entonó espontáneamente a coro el “Ave María”.

Moctar Kane, un periodista independiente, observaba el humo y las llamas mientras tomaba fotos y grababa videos que, de inmediato -y como muchos otros- publicó en las redes sociales. Kane estaba impresionado por la atmósfera colectiva y silenciosa de dolor de los presentes, que reaccionaron como si estuvieran viendo a un ser querido en problemas. “Todos miraban con tristeza y en silencio”, destacó Kane, nacido y criado en París.

Entre los devotos, la congoja del espectáculo se acentuó por el momento del año: la Semana Santa, a sólo seis días del domingo de Pascua.

Durante más de ocho siglos, Notre Dame de París ha estado en el corazón de la vida espiritual, intelectual y cultural de esa ciudad. Fue escenario de bodas reales, así como de la consagración de Napoleón Bonaparte como emperador y de la beatificación de Juana de Arco. La catedral quedó inmortalizada en la novela de Víctor Hugo “El jorobado de Notre Dame”, que luego fue adaptada al cine, incluso en una versión animada de Disney.

Hablando a través de su protagonista, un deformado campanero llamado Quasimodo, la novela es un homenaje lírico al gran lugar sagrado, por entonces muy necesitado de restauración. La catedral, escribió Hugo, “estaba poblada de figuras de mármol, reyes, santos y obispos, que al menos no se reían de él y nunca lo miraban de otra manera más que con paz y buena voluntad. Las otras estatuas, las de monstruos y demonios, no odiaban a Quasimodo; se parecía demasiado a ellos”.

Ubicada en la Île de la Cité, en el centro de París y construida sobre las ruinas de dos iglesias anteriores, la catedral atrae a unos 13 millones de turistas al año, quienes se maravillan con sus contrafuertes, sus vitrales luminosos, sus grotescas pero adoradas gárgolas.

Desde el otro lado del Atlántico, el presidente Trump tuiteó un consejo e instó a las autoridades francesas a emplear aviones hidrantes. Los oficiales de bomberos afirmaron que se utilizaron helicópteros en el operativo contra el fuego, pero la fuerza de seguridad civil nacional tuiteó: “El vertido de agua con aeronaves sobre este tipo de edificio podría, en realidad, causar el colapso completo de la estructura”.

“Un helicóptero o avión, el peso del agua y la intensidad del vertido a baja altitud podrían debilitar la estructura de Notre Dame y causar daños colaterales a los edificios vecinos”, agregó.

De forma milagrosa para un siniestro de esta escala, no se reportaron muertes. Laurent Núñez, alto funcionario del Ministerio del Interior, indicó que se desconocía la causa del incendio. Un bombero resultó “gravemente herido”, según las autoridades.

La corresponsal especial Willsher reportó desde París; King, reportera de planta del Times, escribió desde Washington.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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