Anuncio

Surgen dudas ante la posibilidad de que Tijuana pueda mantener a solicitantes de asilo

The remaining Central American migrants pack up their belongings on a baseball field at the Benito Juarez sports complex in Tijuana. Overcrowding and rain deteriorated conditions in the camp before officials found another place to house the migrants.
(Hayne Palmour IV / San Diego Union-Tribune)
Share
SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Aunque el presidente de México acordó aceptar temporalmente a solicitantes de asilo de todo el mundo que piden ayuda a los Estados Unidos en la frontera del país, México no parece tener un plan listo para implementar ante la nueva política.

Para Tijuana, tener que cuidar de los solicitantes de asilo mientras esperan potencialmente años para audiencias judiciales en los Estados Unidos supone un desafío importante.

Incluso antes de ayudar a la caravana recién llegada, la ciudad había albergado a varios miles de solicitantes de asilo durante meses debido a los retrasos en el procesamiento del Puerto de Entrada de San Ysidro.

Anuncio

La política de “permanecer en México” solo aumentaría los números que los funcionarios municipales, estatales y federales serían responsables de resguardar, mientras que los migrantes esperan a que Estados Unidos decida si les ofrece protección.

La administración de Trump anunció la nueva política la mañana del jueves 20 de diciembre, al asegurar que devolverá a los solicitantes de asilo a México luego de procesarlos inicialmente y entregarles documentos con las fechas de sus audiencias judiciales. La administración espera que el esfuerzo detenga a las personas que creen que están usando el sistema de asilo para ingresar a los Estados Unidos sin necesidad de protección.

Aunque la administración dijo que el cambio sería efectivo de inmediato, hasta el viernes no había señales de que realmente se estuviera implementado. Las 35 personas ingresadas en el Puerto de Entrada de San Ysidro el jueves por la mañana para su procesamiento de asilo no regresaron a México, según funcionarios mexicanos. Otros 51 fueron en la mañana del viernes.

El anuncio llegó sin detalles para muchos de los encargados de implementar el plan.

Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuana, dijo recientemente que los funcionarios federales electos no tuvieron en cuenta a los residentes de su ciudad cuando acordaron cooperar con Estados Unidos en la nueva política.

“¿Por qué no nos consultaron? ¿Por qué no nos preguntaron: qué piensas?”, cuestionó Gastélum en una rueda de prensa. “Estamos viendo que esta es la forma en que funciona el nuevo gobierno, desafortunadamente”.

Incluso entre los funcionarios mexicanos de alto rango, las noticias del acuerdo trajeron discordia sobre si el país implementaría o no la política.

Marcelo Ebrard, secretario de relaciones exteriores de México, dijo en una declaración el jueves que la decisión había sido de Estados Unidos, pero que México estaba preparado para actuar “para proteger el derecho de aquellos que desean comenzar y continuar el proceso de solicitud de asilo en territorio de los Estados Unidos”.

Describió varias acciones de alto nivel que México llevaría a cabo, entre ellas permitir que los solicitantes de asilo con fechas de corte en los Estados Unidos ingresen y salgan del país varias veces, además de autorizarles permisos de trabajo mientras esperan.

“México reafirma su derecho soberano a implementar su política de inmigración y admitir o negar la entrada en su territorio a ciudadanos extranjeros”, dijo Ebrard.

Mientras tanto, Tonatiuh Guillén, director del Instituto Nacional de Migración de México, dijo que los funcionarios mexicanos de inmigración no tienen la capacidad ni la jurisdicción para llevar a cabo el acuerdo. Dijo que México tendría que cambiar sus leyes para cumplir con dicha política.

Los funcionarios de inmigración en Tijuana dijeron que no se les habían dado instrucciones sobre cómo manejar a los retornados y que si se les pedía que aceptaran el regreso de personas, simplemente dirían “no”.

Cuando se le preguntó acerca de cómo entrará en vigencia el cambio, el Departamento de Seguridad Nacional difirió al Departamento de Estado. El Departamento de Estado también difirió al Departamento de Seguridad Nacional.

Si bien México planea darles permisos de trabajo a los solicitantes de asilo retornados de los de los Estados Unidos, obtener esos permisos y encontrar trabajo llevará tiempo. Mientras tanto, alguien tendrá que ser responsable de proporcionar lo básico, dijo Kurt Honold, jefe del consejo empresarial de Tijuana.

Las necesidades más importantes para un grupo de personas desplazadas son alimentos, agua y refugio, según Chris Boian, portavoz de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la rama de las Naciones Unidas dedicada a apoyar a las personas de todo el mundo que han sido obligados a huir de sus países. Igualmente importantes son la atención médica y la educación.

Llamó a los que viajan desde Centroamérica un “flujo mixto”. Algunos son migrantes económicos en busca de oportunidades y otros son auténticos solicitantes de asilo que necesitan protección internacional con urgencia.

“Es un subconjunto de personas, pero aquellas personas cuyas vidas se encuentran colgando de un hilo deben ser identificadas, destacadas de la población más grande, y deben tener permiso para llegar a terrenos seguros y acceder a procedimientos de asilo que sean humanos, eficientes y seguros. Sin obstrucción”, dijo Boian.

Tijuana tiene una larga historia de refugios para migrantes que albergan a deportados devueltos a México desde los Estados Unidos y solicitantes de asilo que se dirigen al norte. Esos refugios ya estaban en capacidad cuando la caravana reciente de unos 6,000 llegó en noviembre.

Funcionarios en Tijuana abrieron un complejo deportivo en Zona Norte, un vecindario a lo largo de la frontera, como un refugio temporal para el grupo. No pasó mucho tiempo antes de que las condiciones en el refugio se deterioraran drásticamente a través de una combinación de lluvia y hacinamiento.

“Esto es mucho peor”, dijo Jonathan Pedneault, observador de Human Rights Watch, cuando se le preguntó cómo se comparaba con lo que había visto en otras partes del mundo que reciben una gran cantidad de migrantes. Ha observado crisis humanitarias en Nicaragua, Camerún, Venezuela y Sudán del Sur, dijo.

Reconoció que cuando surge un nuevo problema en algún lugar del mundo que hace que las personas huyan rápidamente, las condiciones al comienzo son difíciles a menudo antes de que los grupos de ayuda tengan la oportunidad de organizarse. Esta situación era diferente, dijo, porque los funcionarios sabían que iba a venir.

“Cuando se trata de las condiciones en este campo, esto era completamente predecible”, aseguró Pedneault.

La situación fue especialmente preocupante, dijo, porque los Estados Unidos y México tienen más recursos que muchos países de todo el mundo que se encuentran en el extremo receptor de las migraciones masivas.

Las organizaciones internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados han brindado ciertos tipos de ayuda a los migrantes en México, pero debido a que el país cuenta con más infraestructura, esos grupos de ayuda tienden a asumir roles de apoyo. La principal responsabilidad recae en el gobierno mexicano.

Los solicitantes de asilo que esperaban afuera del Puerto de Entrada de San Ysidro el viernes, dijeron que no sabían si la nueva política los afectaría cuando lleguen sus turnos este fin de semana. Esperaban que la próxima implementación esperara hasta que estuvieran a salvo del otro lado.

Morrissey escribe para el U-T.

Anuncio