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Stephen Miller “va a limpiar la casa” tras la destitución de Nielsen

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Poco antes de destituir a la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, el presidente Trump dijo que tomaría un enfoque aún más “severo” en las políticas fronterizas que durante los últimos dos años, y que según su propia evaluación, no habían disuadido a los inmigrantes.

Algunos temen que puedan regresar las separaciones familiares, las que Trump fue obligado a cancelar, así como más despidos.

Pero los expertos advirtieron que reemplazar al personal de alto nivel podría no ser suficiente para salvar una política de inmigración que no funciona y que ha sido refrenada por los tribunales y el Congreso.

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En el último ejemplo de la serie de derrotas de la administración en la corte, el pasado lunes por la noche un juez federal en San Francisco emitió una orden preliminar que bloqueaba la política de la Administración Trump, la cual obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en México.

Aproximadamente 1.000 solicitantes de asilo se han visto obligados a permanecer en México desde que la administración anunció esa política a principios de este año. El juez le dio a la administración hasta el 12 de abril para solicitar una anulación en el tribunal de apelaciones.

Esto se origina en momentos cuando el asesor de la Casa Blanca, Stephen Miller, asume un papel más prominente en la implementación de una política de inmigración que ha estado orquestado detrás de los reflectores desde que Trump asumió el cargo.

Además de instar al presidente a expulsar a Nielsen, se cree que Miller, un líder de línea severa en el tema migratorio, tiene a otros funcionarios de la administración en la mira.

El pasado lunes, Trump hizo el anuncio sorpresa de que el director del Servicio Secreto de Estados Unidos, Randolph “Tex” Alles, sería reemplazado. Tanto Nielsen como Alles estaban estrechamente relacionados con el ex jefe de personal de la Casa Blanca, John Kelly, quien renunció el año pasado luego de perder la confianza de Trump.

El pasado jueves por la noche, Trump sorprendió a muchos funcionarios de la administración al retirar abruptamente la nominación de un funcionario de carrera, Ronald D. Vitiello, para encabezar el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.

“Miller va a ‘limpiar la casa’”, dijo un ex funcionario de la Casa Blanca, y dijo que Alles era “el mejor amigo de Kelly”. El ex funcionario, que no quizo ser identificado, pronosticó más víctimas. “Está despidiendo a toda la gente de Kelly”.

Nielsen, la segunda secretaria de Seguridad Nacional de Trump, fue expulsada en gran parte debido a la frustración por un aumento reciente de las familias centroamericanas que buscan asilo y la creciente molestia de Trump porque ella no tomara medidas más agresivas.

“¡El país está A SU MÁXIMA CAPACIDAD!”, tuiteó Trump, poco después de anunciar la inminente partida de Nielsen, “Se cerrará la frontera sur si es necesario”.

Para Trump y sus colaboradores más cercanos, particularmente Miller, la retórica severa es una publicidad atractiva, una base que considera fundamental para ganar la Casa Blanca nuevamente en 2020.

Al mismo tiempo, los movimientos que ha hecho pueden estar destinados a enmascarar el hecho de que su estrategia para incrementar la aplicación de la ley de inmigración no ha logrado reducir el número casi récord de solicitantes de asilo y sus familias. Cercado por la ley de inmigración de EE.UU, una Cámara dirigida por los demócratas y las realidades de la frontera, los críticos y simpatizantes se preguntan qué tanto puede hacer realmente el presidente ahora.

“Stephen Miller y la administración se quedaron sin opciones y recurrieron a tragarse las suyas”, dijo Blain Rethmeier, quien trabajó en la Casa Blanca durante el periodo del presidente George W. Bush junto a Nielsen. “Sin el Congreso y los tribunales, todas las opciones se han agotado”.

Miller está consolidando el poder considerable que tiene sobre la política de seguridad fronteriza y de inmigración de la Casa Blanca y está demostrando que aún cuenta con mucha influencia con el presidente.

Gran parte de la influencia de Miller proviene de su familiaridad con Trump, dijo Corey Lewandowski, ex gerente de campaña de Trump y que aún pasa algo de tiempo con el presidente.

Tim Naftali, un historiador presidencial en la Universidad de Nueva York, expresó su preocupación sobre la dirección de los últimos movimientos de la administración, que según él, son más que una política de inmigración.

“Esto se trata de cómo nosotros, como estadounidenses, nos definimos a nosotros mismos”, dijo Naftali. “Está buscando personas que implementarán el enfoque más severo y cruel de la inmigración desde la década de 1920. Y seguirá recorriendo todas las personas hasta que encuentre un implementador de su cruel visión”.

Mark Krikorian, del Centro de Estudios de Inmigración, que apoya una reducción de la inmigración a Estados Unidos, estuvo de acuerdo en que no hay mucho más que pueda hacer una secretaria de Seguridad Nacional, a menos que la Casa Blanca exija acciones más drásticas, como el establecimiento de ciudades de tiendas de campaña a lo largo de la frontera.

“Simplemente no creo que otro secretario de DHS pueda hacer mucho más, cuando quien debe tomar la decisión es la Casa Blanca”, dijo. Krikorian no cree que el cierre de la frontera vuelva a estar en la agenda a corto plazo, dado que Trump “hizo todo lo posible” y luego dio marcha atrás.

Reanudar la política de separar a las familias puede ser complicado, ya que Trump firmó una orden ejecutiva para detener la práctica y se pronunció públicamente contra ellas, y un juez federal emitió una orden judicial a nivel nacional para bloquear la práctica y ordenó al gobierno reunir a las familias.

Por su parte, el pasado lunes, Nielsen dejó en claro que no abandonará su apoyo constante a las políticas del presidente y no intentará socavarlo después de su partida a efectuarse esta semana.

“Comparto el objetivo del presidente de asegurar la frontera”, dijo Nielsen fuera de su casa en Alexandria, Virginia. “Seguiré apoyando todos los esfuerzos para enfrentar la crisis humanitaria y de seguridad en la frontera”.

Nielsen se había colocado entre los secretarios de gabinete más polémicos de Trump, dado el mandato del presidente para impulsar los límites a la inmigración, un tema que él considera fundamental para su posición política. Pero la defensa de la política migratoria de Trump de Nielsen no fue suficiente para salvar su trabajo.

Con Trump nombrando a Kevin McAleenan, el comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, como jefe interino del DHS, la administración no tendrá jefe del CBP. También hay preguntas legales sobre por qué Trump no siguió la línea de sucesión obligatoria al elevar al secretario adjunto de Seguridad Nacional, que también tiene un papel importante.

En una administración que ya cuenta con una rotación de personal con números récord, los rápidos cambios de personal podrían exacerbar el conflicto interno en el departamento de Seguridad Nacional, el tercero más grande en el gobierno federal, incluso mientras lidia con lo que Nielsen y otros han calificado como una “crisis de todo el sistema” en el manejo de la seguridad fronteriza y la inmigración.

Krikorian describió una guerra entre ICE y la Patrulla Fronteriza, y cuestionó si McAleenan sería nominado para liderar el departamento de forma permanente.

“¿McAleenan está marcando posición?”, dijo Krikorian. “Simplemente no tengo la sensación de que vaya a producir algún tipo de cambio en el sistema... El cuartel general [El DHS] está lleno de personas que simplemente no están muy entusiasmadas con la amplia agenda del presidente en materia de inmigración”.

Mark Morgan, un ex funcionario del FBI que se desempeñó como jefe de la Patrulla Fronteriza bajo el presidente Obama, dijo que los funcionarios de la Casa Blanca “deben dejar de esperar a que el Congreso haga su trabajo y reformar las leyes de inmigración”.

“El DHS tendrá que abordar este problema por sí solo”, dijo. Agregó que la administración debería mantener la presión sobre México para que haga un mayor esfuerzo al evitar que los migrantes transiten por el país hacia la frontera de EE.UU; aumente el número de jueces de inmigración para que adjudiquen los casos con mayor rapidez.

Morgan dijo que no cree que la Casa Blanca reanude las separaciones familiares, pero agregó que se deben tomar medidas inmediatas, incluso si se corre el riesgo de una acción legal.

“Tenemos que hacer algo”, dijo. “Incluso si perdemos en los tribunales, aún así, tenemos que hacer algo para detener la tendencia [para migrar]”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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