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Sirvió al Ejército por más de 4 años y ahora podría ser deportada

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En la primavera de 2015, Yea Ji Sea estuvo estacionada en Corea del Sur con el Ejercito de EE.UU., donde trabajó como técnico en farmacéutica y pasó parte de su tiempo libre traduciendo a soldados gravemente enfermos en hospitales locales.

Ella estaba haciendo realidad su sueño de convertirse en médico militar e investigar la enfermedad de Lou Gehrig, que afecta desproporcionadamente a los soldados.

Por la misma época, al otro lado del Pacífico, en Koreatown en Los Ángeles, los agentes de inmigración estaban revisando las oficinas de Hee Sun Shim, que dirigía una red de escuelas en Los Ángeles que según las autoridades era un parapeto para realizar fraudes con visas.

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Sin que Sea lo supiera, Shim se había coludido años antes con un agente de inmigración corrupto para obtener formularios de inmigración fraudulentos, uno de los cuales se incluyó en una solicitud de visa de estudiante presentada en nombre de Sea, por su entonces abogado, cuando tenía 19 años.

Ahora, después de que Sea sirvió durante más de cuatro años en el ejército, esa hoja de papel ha descarrilado su carrera militar y pone en peligro su estado migratorio.

El 14 de agosto, un juez federal en el centro de Los Ángeles celebró una audiencia sobre la demanda de Sea contra el gobierno de EE.UU. solicitando una determinación sobre su solicitud de ciudadanía, que ha estado pendiente durante más de dos años.

La demora inusualmente larga, dijeron sus abogados, es parte de un patrón bajo la administración Trump de hacer que sea más difícil para las personas nacidas en el extranjero (ella nació en Corea del Sur), enlistarse en el ejército y convertirse en ciudadanos estadounidenses a través de su servicio.

Mientras su caso de inmigración permanecía pendiente, el Ejército la dio de baja honorablemente, porque su solicitud de visa de estudiante no era válida, lo que la dejó incapacitada para trabajar y vulnerable a la deportación en cualquier momento.

“Ella fue víctima de un crimen, no alguien que lo cometió”, dijo su abogada de inmigración, Margaret Stock, una teniente coronel retirada en la Reserva del Ejército de EE.UU. “Están tratando de justificar el hecho de que están sacando a muchos inmigrantes del Ejército”.

Sea se enroló y sirvió en el Ejército bajo el programa Military Accessions Vital to National Interest, en 2008, cuando se inició un esfuerzo de reclutamiento bajo el mandato del presidente George W. Bush para inscribir a inmigrantes en el país en estado temporal con valiosas habilidades médicas, lingüísticas o culturales que beneficiarían a las fuerzas armadas de Estados Unidos. Aquellos que se enlistaron fueron puestos en una vía rápida hacia la ciudadanía. Más de 10,000 soldados nacidos en el extranjero se enrolaron a través de ese programa.

El programa fue suspendido en 2016 debido a que una portavoz dijo que el programa hacia vulnerable a las fuerzas armadas a un riesgo inaceptable de amenazas internas como el espionaje, el terrorismo y otras actividades delictivas”.

En los últimos meses, una cantidad de reclutas admitidos en virtud del programa han sido dados de baja sin explicación, de acuerdo con los abogados de inmigración. Algunos han sido arrestados o colocados bajo monitoreo por GPS. Varios han iniciado demandas para luchar contra la decisión.

En una demanda colectiva presentada en Washington, DC, en nombre de reclutas y soldados cuyos casos de inmigración permanecen en el limbo, los abogados estimaron que hasta 2,500 pueden estar en una situación similar.

Sea llegó a los Estados Unidos con su familia en 1998, a los 9 años, con una visa de turista, ajena a las complejidades del sistema de inmigración de EE.UU. cuando sus padres cambiaron a una visa de inversionista de dos años. Ella creció en Koreatown y Torrance antes de mudarse a Texas para asistir a un internado.

En 2008, cuando tenía 19 años, un abogado presentó una solicitud en su nombre para cambiar su estado migratorio a una visa de estudiante F-1, matriculada en Neo-America Language School en Koreatown. Parte de la solicitud era un formulario del oficial de Aduanas y Protección de Fronteras, Michael Anders, quien supuestamente recibía sobornos por formularios falsos que indicaban una fecha de llegada falsa para los solicitantes de visa.

Sea dijo que cuando tenía alrededor de 20 años y no estaba segura de su futuro, su madre vio un anuncio de reclutamiento del ejército en idioma coreano sobre el programa para soldados nacidos en el extranjero.

Se alistó en octubre de 2013. Sirviendo como especialista en atención médica, estuvo estacionada en Oklahoma, Texas y Camp Casey en Corea del Sur, y recibió dos medallas de logro durante su servicio.

Después de enterarse de que estaba siendo despedida del Ejército, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles presentó una demanda en su nombre en julio. En la demanda, sus abogados notaron que un ex sargento de pelotón escribió sobre Sea: “Ella está sirviendo en el ejército de Estados Unidos, es voluntaria en numerosas misiones. Esta dispuesta a morir por el país que ama... confiaría mi vida a ella”.

En la audiencia del martes 14, un abogado del Departamento de Justicia dijo que la entrevista de inmigración de Sea había sido programada para la mañana del miércoles, y que su caso se decidiría dentro de los 120 días posteriores a la entrevista.

El procurdor asistente de Estados Unidos, Timothy Biche, le dijo al juez que “el gobierno había estado esperando que el caso de fraude se desarrollara en la corte”. Shim fue sentenciado en abril a 15 meses de prisión luego de declararse culpable de conspiración para cometer fraude de inmigración.

El juez de distrito de Estados Unidos, Michael W. Fitzgerald dijo que le daría al gobierno hasta el 5 de septiembre para tomar una determinación en el caso de Sea o para probar que había una razón válida para la demora.

Una portavoz del Departamento de Defensa se negó a discutir el caso de Sea, citando un litigio pendiente.

Sea dijo que todavía tenía esperanzas de que el ejército revertiría su decisión y que podría continuar con su servicio. Dijo que estaba preocupada de escuchar acerca de lo que estaban pasando sus compañeros reclutas nacidos en el extranjero.

“No sé mucho sobre la ley, pero sé lo que está bien y lo que está mal”, dijo. “Aquí hay alguien que moriría por su país... estos soldados son sinceros, harían cualquier cosa por este país”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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