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Según un informe, los homicidios en las escuelas se han vuelto más comunes y mortales

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Un nuevo informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades confirma lo que ya saben muchos estudiantes en todo el país: la incidencia de homicidios masivos en los campus escolares han aumentado considerablemente en los últimos años, al igual que su número de víctimas.

Entre 1994 y 2018, hubo 38 ataques en escuelas que dejaron múltiples muertes. De acuerdo con un estudio publicado en la edición del 25 de enero del Informe semanal de morbilidad y mortalidad de los CDC, cinco de ellos ocurrieron durante el año académico 2017-2018 que terminó en junio, y tres más en el año escolar 2016-2017.

En total, 121 personas han muerto en ataques masivos durante el período de 24 años.

Pero 29 de esas muertes, que representan casi una cuarta parte del total, fueron tiroteos que se produjeron en solo tres incidentes durante el año escolar más reciente.

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Diecisiete estudiantes y maestros fueron asesinados el 14 de febrero de 2018 en la escuela preparatoria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida. Tres de ellos fueron asesinados a tiros tres meses después en la escuela preparatoria Santa Fe, en Texas; y dos estudiantes fueron asesinados en la escuela preparatoria Aztec en Aztec, Nuevo México, antes de que el hombre armado se suicidara.

Durante el año escolar 2017-2018, la probabilidad de un estudiante estadounidense de morir en un tiroteo en una escuela fue de uno en 2 millones. Según los investigadores de los CDC, este fue el porcentaje más alto en todo el período estudiado.

Contando solo los incidentes hasta junio de 2017, los espasmos de violencia cobraron vidas en patrones que reflejan la composición de la nación: las mujeres perecieron con la misma frecuencia que los hombres y dos tercios de las víctimas eran blancas.

La mayoría de los homicidios ocurrieron en escuelas urbanas o suburbanas.

Hubo una excepción. Casi una cuarta parte de las víctimas tenían entre 5 y 9 años.

Entre aquellos con motivos conocidos, los perpetradores fueron impulsados con mayor frecuencia por un deseo de represalia. En el 39% de estos incidentes, se pensaba que el asesino había estado reaccionando a la intimidación, a la rivalidad entre grupos o a una mala calificación.

La actividad relacionada con pandillas representó un factor en el 34% de los incidentes, y las “disputas interpersonales” jugaron un papel en el 29% de ellos. (Se consideró más de un motivo en cada evento).

Sin embargo, aunque los tiroteos masivos en las escuelas llaman la atención de la nación, sus números y la cantidad de víctimas son empequeñecidos por el repiqueteo diario de violencia que tiene lugar en y alrededor de las escuelas de la nación.

Los investigadores de los CDC descubrieron que solo tres cuartas partes de todos los homicidios escolares ocurrieron en un solo acto de violencia individual.

Estos incidentes tendieron a ocurrir en las escuelas urbanas (60%), y a menudo involucraron a un agresor masculino afroamericano de edad adolescente (39% de los identificados por etnia o raza) y a una víctima afroamericana (53% de los identificados por etnia).

De hecho, el índice de homicidios que han dejado una sola víctima fue 8.27 veces más alto para los jóvenes negros no latinos que para los jóvenes blancos no latinos, según el estudio.

Estas estadísticas sombrías “son consistentes con los datos nacionales” que muestran no solo un mayor riesgo de muertes por homicidios en áreas urbanas, sino tasas más altas de muertes por homicidios entre minorías, escribió el equipo de los CDC.

La actividad relacionada con las pandillas fue citada como un motivo en el 58% de estos asesinatos. Pero otros sucesos cotidianos que impulsaron a otros adolescentes (disputas interpersonales, represalias, problemas de pareja) fueron citadas como motivos en casi tres cuartas partes de estos homicidios.

Alrededor del 63% de los homicidios escolares individuales se llevaron a cabo con un arma de fuego, generalmente en manos de un adolescente. Las puñaladas representaron el 24% de estas muertes, y el 8% se debió al uso de fuerza.

Las armas eran mucho más propensas a ser usadas en homicidios masivos. Entre 1994 y 2018, 115 de las 121 víctimas que fallecieron en tales incidentes (el 95%) murieron por arma de fuego.

El apuñalamiento se cobró dos vidas, y el traumatismo por fuerza bruta fue la causa de la muerte en cuatro homicidios escolares que involucraron a más de una víctima.

Los investigadores encontraron que entre 2004 y 2016, los homicidios escolares de todas las razas se cobraron 423 vidas. Eso es aproximadamente la capacidad de asientos de un Boeing 747 jumbo jet.

A raíz del incidente en Parkland, la Administración Trump y la National Rifle Assn. han pedido que se capacite y se arme a los maestros y administradores escolares para que puedan responder a los brotes de violencia.

La Comisión de Seguridad Pública de la escuela preparatoria Marjory Stoneman Douglas emitió el 2 de enero un llamado para permitir que algunos maestros carguen armas en el campus.

Los legisladores en 19 estados han propuesto proyectos de ley para permitir o ampliar la presencia de armas en las escuelas K-12, según el Giffords Law Center to Prevent Gun Violence; ninguno ha tenido éxito hasta ahora.

Al menos ocho estados actualmente permiten o no prohíben específicamente armas ocultas en escuelas K-12.

La doctora Rebecca Cunningham, médica de urgencias de la Universidad de Michigan que ha estudiado el costo que han tenido las armas de fuego en los niños, dijo que le sorprendió el análisis del estudio reciente sobre los motivos de los asesinos.

Si un perpetrador mató a una o varias personas, sus acciones fueron a menudo una respuesta a disputas interpersonales, intimidación, insultos, rupturas románticas o decepciones, dijo.

“Hay una gran presión para que la gente llegue a la conclusión de que estos son asesinatos relacionados con pandillas”, explicó Cunningham. Pero en tres cuartas partes de los homicidios escolares los incidentes dejan una sola víctima y en casi el 90% de los homicidios masivos, las “cosas típicas de los adolescentes” se consideraron un factor.

“La intimidación, hablar en voz alta, alguien hablando de tu novia, esto es común, y esos son los conflictos que se intensifican”, agregó.

Cuando los niños no tienen acceso a armas de fuego, estas disputas a menudo se resuelven en peleas a puñetazos y, a veces, con cuchillos; de cualquier manera, las muertes múltiples son más raras, dijo Cunningham. Cuando las armas de fuego están más disponibles, “estas escalan para convertirse en incidentes más letales”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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