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¿Qué hacer para no decir lo incorrecto?

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Cuando Susan tuvo cáncer de mama, escuchamos muchos comentarios aburridos, pero nuestro favorito vino de parte de uno de los colegas de Susan. Quería, necesitaba visitarla después de la cirugía, pero Susan no tenía ganas de recibir visitas, y así se lo dijo. ¿La respuesta de su colega? “Esto no es sólo por ti”.

“¿No lo es?”, se preguntó Susan. “¿Mi cáncer de mama no es sobre mí? ¿Entonces es sobre ti?”.

La misma situación surgió nuevamente cuando nuestra amiga Katie tuvo un aneurisma cerebral. Ella estuvo en cuidados intensivos durante mucho tiempo y finalmente salió y entró en una unidad especializada. Ya no estaba cubierta con tubos, agujas y monitores, pero todavía estaba en mal estado.

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Una amiga llegó a visitarla, luego de verla salió al pasillo con el esposo de Katie, Pat. “No estaba preparada para esto”, le dijo ella. “No sé si puedo manejarlo”.

Esa mujer ama a Katie, y lo que dijo fue porque la visión de Katie en esa condición la conmovió profundamente, pero decirlo fue un equívoco. De la misma manera en que el comentario del colega de Susan estaba equivocado.

Susan ha desarrollado una técnica sencilla para ayudar a las personas a evitar este error. Funciona para todo tipo de crisis: médicas, legales, financieras, románticas, incluso existenciales. Ella lo llama la teoría del círculo.

Empiece dibujando un círculo, ese será el anillo central, en él ponga el nombre de la persona en el centro del trauma por el que pasa. Para el aneurisma de Katie, ese círculo sería Katie.

Ahora dibuje un círculo más grande alrededor del primero, en ese anillo ponga el nombre de la persona más cercana al trauma, en el caso del aneurisma de Katie, ese fue el marido de Katie, Pat. Repita el proceso tantas veces como sea necesario.

En cada círculo más grande ponga las siguientes personas más cercanas. Padres e hijos ante parientes más lejanos. Amigos cercanos en anillos más pequeños, amigos menos cercanos en amigos más grandes. Cuando haya terminado tiene como resultado una orden ‘Kvetching’. A uno de los pacientes de Susan le resultó útil ponerlo en su refrigerador.

Estas son las reglas. La persona en el círculo central puede decir lo que quiera a cualquier persona, en cualquier lugar. Ella puede quejarse, gemir, maldecir y decir: “La vida es injusta” y “¿Por qué yo?”. Esa es la única recompensa por estar en el círculo central.

Todos los demás también pueden decir esas cosas, pero sólo a las personas dentro de los círculos más grandes.

Cuando esté hablando con una persona dentro de un círculo más pequeño que el suyo, que es alguien más cercano al centro de la crisis, su objetivo será ayudarle. Escuchar es a menudo más útil que hablar.

Pero si usted va a abrir la boca, pregúntese si lo que está a punto de decir le brindará consuelo y apoyo. Si no es así, mejor no lo diga. Por ejemplo, el dar consejos. Las personas que sufren traumas no necesitan consejo, necesitan consuelo y apoyo. Así que diga: “Lo siento” o “Esto debe ser realmente difícil para ti” o “¿Puedo traerte un bocadillo?”, no diga cosas como: “Debes escuchar lo que me pasó” o “Esto es lo que haría si fuera tú”, y algo que nunca debe decir: “Esto realmente me está deprimiendo”.

Si quiere gritar, llorar o quejarse, si quiere contarle a alguien lo impactado que está o lo mal que se siente, o lloriquear sobre cómo le recuerda todas las cosas terribles que le han ocurrido últimamente, está bien. Es una respuesta perfectamente normal. Sólo hágalo con alguien dentro del círculo más grande.

Confort, bienvenido; comentarios fuera de lugar, lo más lejos posible.

No había nada de malo en que la amiga de Katie dijera que no estaba preparada para ver qué tan mal se veía Katie, o incluso, que pensaba que no podía manejarlo. El error fue que ella le dijo eso a Pat, el esposo de Katie. Ella se decidió por el confort.

Quejarse con alguien de un círculo más pequeño que el suyo no hace ningún bien a nadie. Por otro lado, apoyar a la persona que está al lado del enfermo, es lo mejor que puede hacer por el paciente.

La mayoría de nosotros lo sabemos, casi nadie se atrevería a decirle a un paciente lo mal que se ve, casi nadie le diría que mirarla los hace pensar en la fragilidad de la vida y su cercanía a la muerte. En otras palabras, estamos lo suficientemente conscientes para no herir a quien se encuentra en el círculo central. La teoría de los círculos simplemente expande esa intuición y la hace más concreta: no sólo evite herir al del círculo central, evite herir a cualquiera dentro del círculo más pequeño que el suyo.

Recuerde, puede decir lo que quiera únicamente si espera hasta que esté hablando con alguien de un círculo más grande que el suyo.

Y no se preocupe, tendrá su turno con la persona dentro del círculo central. Puede contar con ello.

Susan Silk es psicóloga clínica. Barry Goldman es un ‘árbitro’ y mediador y el autor de “La ciencia de la solución: Ideas para negociadores”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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