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¿Pregúntale a mamá? Ella no es la única encargada de la crianza

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Mi esposo y yo somos los padres orgullosos de una niña de cinco años y de un varón de uno. Estaba comprando alimentos junto con ellos, la semana pasada, cuando vi un letrero que me dio escalofríos.

Junto a una cesta de frutas gratis, el cartel les recordaba a los niños “Pregúntale a mamá” antes de tomar una. Los padres quedaban relegados a una jocosa nota al pie, que incluía a posibles ‘suplentes’ -como abuelos, niñeras y niñeros- entre quienes podían permitir una merienda. Aunque ya había pasado por delante de este letrero muchas veces, ese día finalmente hablé con el gerente de la tienda al respecto.

El cartel menospreciaba a todos los padres que son cuidadores, no sólo a los padres homosexuales, como yo. Reforzaba la idea arcaica de que los hombres y las mujeres tienen diferentes roles de crianza, y que es mejor dejar el cuidado infantil a las madres. Me gustaría poder decir que estos mensajes son inusuales en esta época, pero no es así. Esta dinámica cultural es mala para los hombres, para las mujeres y también para los niños.

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Desde que me convertí en padre, he estado particularmente en sintonía con todas las formas en que nuestra cultura desalienta a los papás de ser cuidadores primarios. Cuando un hombre está a punto de darle la bienvenida a un bebé en su vida, es muy probable que descubra que su empleador no le ofrece un permiso parental pagado. Un estudio de 2014 del Instituto de Familias y Trabajo estimó que sólo el 14% de los empleadores ofrecen licencia de paternidad remunerada, mientras que el 58% brinda algún tipo de permiso por maternidad remunerado.

El nuevo padre pronto se enterará de que muchos restaurantes, tiendas y otros lugares públicos ofrecen mesas para cambiar pañales exclusivamente en los sanitarios de damas. California y Nueva York son los únicos estados que exigen espacios públicos para que los hombres y las mujeres tengan igual acceso a los cambiadores. En Carolina del Norte, donde vivo, los varones que quieren o necesitan cambiar pañales no tienen tanta suerte.

Un padre también descubrirá que las bibliotecas y los centros recreativos ofrecen diversas actividades para los padres con niños pequeños, a menudo bajo el estandarte de clases llamadas ‘Mamá y yo’, como si los papás no pertenecieran a esos espacios.

Innumerables anuncios despliegan el concepto “Las madres saben más”, lo cual implica que los papás son menos capaces. Un grupo llamado Dad Marketing (marketing de papá) realiza un seguimiento de las campañas de mercadotecnia y ventas que igualan a las mamás con la prestación de cuidados. En los últimos dos meses, su cuenta de Twitter ha señalado más de 25 campañas de este tipo por parte de grandes marcas, como Quaker Oats, Disney, Rite Aid y Arm & Hammer. Un anuncio de chupetes de NUK explicaba “por qué las madres nos aman”. La página de Facebook de Juicy Juice proclamaba que “las madres adoran saber que están haciendo una buena elección” al comprar las bebidas de la compañía.

Las constantes agresiones en contra de los hombres que son cuidadores activos en la crianza pueden volverse agotadoras. No es de extrañar que los padres que se quedan en casa a menudo se sientan excluidos. Según un informe del Centro de Trabajo y Familia del Boston College, “la investigación sugiere que los sentimientos de aislamiento social y el estigma con respecto al papel de los progenitores en el hogar son aún mayores para los varones que para las mujeres”.

Estas expectativas de género sobre la prestación de cuidados también son malas para las mujeres. La presunción de que el cuidado infantil es un trabajo de mujeres perjudica a las muchas madres que desean que sus parejas masculinas contribuyan más, para poder concentrar la energía en sus carreras, amistades, cuidados personales, pasatiempos y otras actividades válidas.

Los pequeños también se ven perjudicados. Por ejemplo, cuando un padre no puede acceder a una estación de cambio de pañales, el niño sufre. Lo que es peor, algunos de ellos, especialmente aquellos con padres solteros u homosexuales, pueden tener la horrible y equivocada idea de que poseen familias de segunda clase, porque los papás son ‘cuidadores inferiores’.

Sin embargo, a medida que se acerca el Día del Padre, soy optimista y creo que hay progresos. Las leyes que regulan los cambiadores de pañales en California y Nueva York entraron en vigor recientemente, en 2018 y 2019 respectivamente, abriendo camino para que otros estados hagan lo mismo. El otoño pasado, el cereal Kix cambió su famoso eslogan de “Aprobado por los chicos, aprobado por las madres”, por el más inclusivo “Aprobado por los chicos. Aprobado por los adultos”.

Me sentí exultante cuando el gerente de la tienda de comestibles, después de hablar conmigo, no sólo eliminó el letrero “Pregúntale a mamá”, sino que también se ofreció a pedirle a su oficina corporativa que lo quitaran en las otras sucursales de la cadena.

Mi experiencia me recordó que el cambio no es producto sólo del tiempo. Requiere acción, incluso si ello se trata simplemente de hablar. Si bien las resoluciones personales suelen asociarse con una festividad diferente, este Día del Padre me comprometo a desafiar los estereotipos de la paternidad con más frecuencia.

Holning Lau es profesor de derechos humanos y de familia en la escuela de leyes de la Universidad de Carolina del Norte.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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