Anuncio

Los homicidios por narcotráfico en Tijuana alcanzan cifra récord en 2018

Share
SAN DIEGO UNION-TRIBUNE

Mientras que los homicidios en México alcanzaron niveles sin precedentes en 2018, Tijuana registró los números más altos de la historia.

El año cerró en la ciudad fronteriza con más de 2,500 asesinatos y sin señales de una desaceleración. Un total de siete víctimas fueron asesinadas el sábado 29 de diciembre y tres el domingo 30, según cifras de la Procuraduría General de Baja California.

El lunes 31, el último día del año, hombres armados que huyeron en una camioneta negra rompieron la tranquilidad de la mañana en Valle Verde cuando le dispararon a un hombre y lo dejaron morir en la calle, según un informe de la policía de Tijuana. No mucho después, dos sospechosos huyeron a pie después de disparar a un hombre en la cabeza en la colonia Las Torres.

Anuncio

Mientras que los números son más altos que nunca, las autoridades policiales dicen que la mayoría de los homicidios están dirigidos y vinculados al lucrativo comercio de drogas en los vecindarios, mientras los narcotraficantes se pelean por el territorio. Principalmente en juego está el mercado de metanfetaminas de la ciudad y en menor grado las ventas de heroína, dicen.

“Por lo que estamos viendo, definitivamente son las ventas callejeras en Tijuana por las que están peleando”, dijo Bo Morris, agente especial de la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA).

El conteo coloca a Tijuana, con una población de más de 1.8 millones, como una de las ciudades más violentas de México. El conteo para 2018 superó el récord del año anterior de 1,744 homicidios en más del 40 por ciento. Muchas de las víctimas no están identificadas y sus muertes no se resuelven, ya que los testigos se muestran reacios a cooperar con los investigadores estatales abrumados por la gran cantidad de casos.

“Este es un negocio dominado por hombres jóvenes cuya estrategia es usar la violencia contra su competencia”, dijo Jaime Arredondo, académico del British Colombia Center on Substance Use y exfuncionario del gobierno mexicano que ha investigado el mercado local, conocido como narcomenudeo, y vigilancia policial en Tijuana.

“Hay que recordar que este fue un año electoral, y en un año electoral, las cosas son un poco más candentes”, dijo Arredondo, quien fue coautor de un informe sobre la violencia de las drogas en Tijuana el año pasado como parte del Proyecto de Justicia en México de la University of San Diego.

En el Hospital General de Tijuana, la violencia ha estado agotando el suministro de sangre.

“Este año, hemos estado en crisis”, dijo la doctora Yolanda Ibarra, quien dirige el banco de sangre del hospital. Los esfuerzos para salvar a las víctimas de los disparos requieren grandes cantidades de sangre, señaló; y mientras algunos se salvan, otros no.

“Afortunadamente, nadie ha muerto por falta de sangre, pero consumen cantidades enormes”, afirmó Ibarra, quien ha hecho llamadas para convocar a donantes de sangre en los últimos días.

La ubicación de Tijuana en la frontera con California hace que sea una región codiciada por las organizaciones de narcotraficantes, un área de preparación para el contrabando de drogas ilícitas a los Estados Unidos. Pero cada vez más, a medida que la frontera se ha vuelto más difícil de penetrar, se ha desarrollado un mercado interno en Tijuana.

El control general de la plaza de Tijuana en los últimos años se ha dividido entre dos grupos principales, el Cartel de Sinaloa y el nuevo Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), un grupo de traficantes del centro de México que ha estado ganando territorio en todo el país.

Pero el mundo de las drogas es uno de lealtades que cambian continuamente. Y una alianza en Tijuana entre los miembros del CJNG y los remanentes de la organización Arellano Félix, una vez gobernante, está desgastada, según un funcionario de la ley mexicana que habló bajo condición de anonimato. También hay informes de luchas internas entre los miembros de bajo nivel de la CJNG, expuso.

Los expertos dicen que es la falta de control de las cabezas superiores lo que ha llevado al desorden y la violencia en la base de la pirámide. “Los que están abajo están luchando contra otros que están abajo”, dijo Victor Clark, un activista de derechos humanos y observador durante mucho tiempo de las tendencias del narcotráfico en la región.

Estas dinámicas se han estado desarrollando en los últimos años, principalmente en las zonas periféricas de la ciudad, pero también cerca de la frontera de los Estados Unidos en la Zona Norte de la ciudad.

Visitar estas áreas de clase trabajadora es ver una Tijuana que está muy lejos de sus vecindarios prósperos con restaurantes, cervecerías modernas, consultorios médicos de lujo y un auge de condominios de gran altura.

La situación ha presionado al gobierno del alcalde Juan Manuel Gastélum, quien termina su mandato de tres años este año. “No hay voluntad política, no hay una decisión por parte del alcalde de enfrentar el crimen”, dijo Roberto Quijano, un abogado corporativo de Tijuana y el único político independiente en el Concejo Municipal de Tijuana. “Nadie sabe a dónde vamos”.

El lunes, en la sede de la policía de Tijuana, el principal funcionario de seguridad pública de la ciudad, Marco Antonio Sotomayor, defendió las acciones de su departamento de policía de 2,200 miembros durante una conferencia de prensa de fin de año.

“Hemos tenido resultados operacionales sin precedentes, pero entendemos que estos no han sido suficientes para ofrecer los resultados que los tijuanenses están buscando”, declaró. “Pero el origen de este problema es multifacético y no solo debe descansar en la policía de Tijuana”.

Una estrategia durante el nuevo año será aumentar la fuerza policial en los sectores más violentos de la ciudad. “Nuestro principal objetivo es reducir los homicidios a través de diferentes estrategias operativas”, dijo Sotomayor.

A un grupo de 120 cadetes que se graduarán de la academia de policía el próximo mes se les asignarán distritos en el este de Tijuana, indicó Sotomayor, quien confía en una propuesta del nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para crear una Guardia Nacional, una medida que requeriría una reforma a la constitución de México y la aprobación del Congreso.

El presidente, que se espera que visite Tijuana el domingo 6 de diciembre, quiere que el ejército de México dirija la fuerza, una noción que ha generado fuertes críticas de defensores de los derechos humanos y otros que dicen que esto llevará a abusos.

“Varias organizaciones han advertido que esta es la manera incorrecta de ir, que esto no fue lo que se prometió durante la campaña política”, dijo Arredondo. “Realmente no nos hemos centrado en los fiscales, en investigar los delitos y en dar capacidad técnica a las personas para que puedan hacer su trabajo”.

Pero Sotomayor dijo que el respaldo militar ya ha sido clave para que los oficiales de policía de Tijuana enfrenten a sospechosos de drogas fuertemente armados, y es una medida temporal importante. “En este momento necesitamos que las fuerzas armadas nos brinden apoyo contra el crimen organizado”, dijo Sotomayor.

Otro factor para reducir el crimen es la prevención, pero los fondos destinados a esos esfuerzos se han agotado, dijo Victor Clark, activista de derechos humanos y profesor adjunto de la Universidad Estatal de San Diego.

Bajo el presidente anterior de México, Enrique Peña Nieto, “Baja California se quedó sin apoyo federal” para la prevención, dijo. Y el presupuesto del gobierno de la ciudad está limitado a 40 mil dólares.

Juan Manuel Hernández, jefe de la Comisión de Seguridad Pública de los Ciudadanos, un grupo asesor estatal, afirmó que la falta de colaboración entre las distintas agencias de aplicación de la ley ha debilitado los esfuerzos para combatir el crimen y la venta de drogas.

En Baja California, “creo que las autoridades están totalmente perdidas”, dijo Hernández. Los fiscales estatales están “abrumados por la situación, no pueden manejar los casos que se presentan”.

“Debemos centrarnos en lo que está haciendo el gobierno federal, esa es nuestra esperanza”.

Dibble escribe para el U-T.

Anuncio