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Por los créditos negociados con China, Ecuador se enfrenta a un enorme déficit presupuestario

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Rafael Correa quería acelerar los proyectos de desarrollo cuando era presidente de Ecuador, por lo cual pidió prestados miles de millones de dólares a China. Pero los préstamos volvieron para atormentar a su sucesor, Lenin Moreno, quien viajará a China en diciembre para buscar términos más flexibles y algo de aire para respirar.

Moreno, antiguo aliado y ahora amargo enemigo de Correa, lucha junto con su gobierno ante un enorme déficit presupuestario causado en parte por las obligaciones con los chinos, cuyos préstamos financiaron carreteras, represas, escuelas y edificios de oficinas durante el mandato de Correa, desde 2007 a 2017.

Ecuador es uno de los varios países de América Latina que en los últimos años se beneficiaron de la oleada de los créditos chinos. Al igual que otros préstamos que China otorgó en la región, aquellos a Ecuador son parcialmente pagaderos con envíos de recursos naturales (petróleo, en este caso), que China necesita para avivar su economía en rápido crecimiento.

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Correa fue un aliado cercano del fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez, socialista y opositor a EE.UU., y se sintió atraído hacia los préstamos chinos porque el gigante asiático no hacía demandas políticas o ideológicas. Los créditos eran una forma de burlar al Tío Sam, afirman los analistas.

Pero los términos de la deuda de Ecuador con China, de $6,500 millones de dólares, se han vuelto onerosos con la caída global del precio del petróleo, la principal fuente de ingresos de las exportaciones de ese país latinoamericano. Además, algunos desarrollos financiados por los créditos, incluidas las centrales hidroeléctricas, no están produciendo los ingresos que se anticiparon.

Correa también hizo acuerdos para vender los millones de barriles de petróleo chinos por adelantado en términos favorables, comprometiendo al país a enviar el 90% de todo su crudo exportable al gigante asiático hasta 2024. Los términos de los acuerdos, por los cuales él hipotecó a China mucho de la futura producción de crudo del país —su principal fuente de dólares de exportación— siguen siendo un misterio.

Ecuador es solo el último prestatario del Tercer Mundo que tiene problemas para pagar a China; la lista incluye a Sri Lanka y las Maldivas.

En una entrevista de radio realizada el pasado 6 de diciembre en el palacio presidencial de Quito, Moreno reconoció que viajará pronto allí para pedirle al gobierno y a los bancos que alivianen los términos con Ecuador porque “los compromisos contraídos anteriormente no son los más adecuados para que el país salga adelante... Estamos intentando por todos los medios asegurar la financiación”.

El ministro de finanzas, Richard Martínez, usó un lenguaje más crudo en noviembre, cuando habló ante la Asamblea Nacional y describió el déficit de gasto de $6,000 millones de Ecuador (sin incluir los $4,000 millones en pagos de deuda pendientes) para 2019 como “insostenible... derivado de la implementación de un modelo de desarrollo en el que el estado inevitablemente gastaba más dinero del que tenía”, una referencia a la presidencia de Correa.

Vicente Albornoz, decano del departamento de economía de la Universidad de las Américas en Quito, afirmó que incluso si China relaja los términos de los créditos, Ecuador aún necesitará un préstamo de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) de hasta $10 mil millones (los ministerios de Finanzas y Energía de Ecuador no respondieron a las solicitudes de entrevistas).

“Correa pensó que era un genio y se escapó de la responsabilidad al darle el problema a otra persona”, aseguró Albornoz. “Moreno sabía que estaba heredando un país en mal estado, pero no estaba completamente consciente de las cosas que tendría que hacer para corregir el problema”.

Para Jaime Carrera, director del organismo de vigilancia Fiscal Policy Observatory, el FMI seguramente establecerá las condiciones para cualquier rescate, incluida la probable exigencia de que Moreno recorte al menos el 10% de la fuerza laboral del gobierno central, de 450,000 miembros, y ponga fin a la totalidad o la mayoría de los $4,000 millones en subsidios anuales de combustible para los consumidores. Cumplir con esas condiciones tendrá un costo político, remarcó. “Esas reducciones llevarán a una gran cantidad de personas a las calles a protestar”, anticipó Carrera.

Para empeorar las cosas, advirtió el exministro de Energía Fernando Santos, es que algunos de los proyectos construidos con préstamos chinos fueron sobrevaluados y son de mala calidad, en particular el más grande, la represa Coca Codo Sinclair, de $2,800 millones.

Como práctica frecuente al otorgar préstamos de obras públicas a gran escala, los chinos hicieron de la designación de una empresa china como contratista general una condición para otorgar el financiamiento. No hubo licitaciones para el proyecto, lo cual lo hizo vulnerable a los excesos y la corrupción, expuso María de la Paz Vela, analista de la consultora de economía Multiplica, en Quito.

Correa y el presidente chino, Xi Jinping, inauguraron el enorme proyecto, ubicado 90 millas al este de Quito, en 2016. Diseñada como una instalación de 1,500 megavatios, la represa funciona a la mitad de su capacidad desde que en marzo pasado una firma de inspección alemana descubrió serios problemas estructurales cuya reparación, si es posible, podrían requerir cientos de millones de dólares.

Según un informe emitido en noviembre por la oficina del controlador del gobierno, las inspecciones revelaron 402 “grietas grandes y pequeñas” en la sala de máquinas, donde se encuentran las ocho turbinas de la represa.

El informe hace comentarios mordaces sobre Sinohydro Corp., la compañía china que construyó la presa, por el uso “irresponsable e incomprensible” para el proyecto de materiales y métodos de construcción de calidad pobre, incluidas las soldaduras inferiores. Es posible que parte de la estructura deba ser demolida y reconstruida, según el reporte.

El documento afirma también que el contratista chino ignoró que el contrato estipulaba que la presa se construiría de acuerdo con los estrictos estándares establecidos por la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos. “Los chinos utilizaron acero de mala calidad y despidieron a los inspectores que pidieron que lo cambiaran”, afirmó el exministro Santos.

“Los chinos se hicieron una fiesta con nosotros, se aprovecharon”, aseveró Augusto Tandazo, analista de energía en Quito. “Fue el caso de un país grande que estafa a uno pequeño”.

Ecuador no es ajeno a las crisis financieras. En 1999, varios bancos importantes fracasaron y el país dejó de pagar $98 mil millones en deuda externa. Aunque la carga de la deuda es más liviana ahora que en 1999, Ecuador se encuentra en una grave crisis de efectivo a corto plazo, incapaz o reticente de detener los resultados negativos reduciendo drásticamente el gasto.

La adopción del dólar estadounidense como moneda nacional en 2000 trajo cierta estabilidad, hasta que se redujo la deuda actual.

Además de la deuda china, Moreno también enfrenta una enorme cantidad de obligaciones domésticas dejadas por Correa. El exmandatario saqueó el fondo del Seguro Social, de $2,500 millones, para financiar su agenda y permitió que la empresa petrolera estatal Petroamazonas, que produce el 80% del petróleo del país, acumulara $3,000 millones en deudas con los contratistas, incluida la empresa de servicios de campos petroleros Schlumberger, con sede en Texas, dijo Tandazo.

Aunque Correa se convirtió en el chivo expiatorio de los problemas de Ecuador, el decano económico Albornoz también culpó a Moreno por no hacer lo suficiente para reducir los presupuestos estatales desde que asumió el cargo, en mayo de 2017. El gasto del gobierno, que casi se triplicó durante el mandato de Correa, sigue siendo demasiado alto, consideró.

“¿Moreno ha aprendido algo? Me temo que no. No veo ninguna austeridad en el gobierno y debería haber mucha”, explicó Albornoz. “El FMI es un banco y espera que se le pague. Pero sin un plan de austeridad, con un enorme déficit y gastos públicos en aumento, será difícil para Moreno obtener un préstamo”.

Correa tiene sus defensores, entre ellos el economista Hugo Villacres, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Quito, que trabajó en su administración.

“Cuando llegó Correa, había una enorme deuda social, y pagarla era de suma importancia. Llevábamos 20 años sin mucha inversión pública en educación, salud, infraestructura”, narró. “¿Podría haberlo hecho mejor? Sí, debería haber perseguido la corrupción con más dureza. Pero redujo la pobreza y la desigualdad, y ciertamente no estamos mejor ahora que cuando dejamos el gobierno, en mayo de 2017”.

Entre otros países latinoamericanos que se benefician de la generosidad china se encuentran Panamá, que emplea préstamos para ampliar el puerto de Colón; Costa Rica, para la construcción de una nueva autopista; y Argentina, para mejorar un sistema ferroviario urbano en mal estado, detalló Nashira Chávez, profesora en el centro de estudios de posgrado FLACSO, en Quito.

Andrés Páez, un exmiembro de la Asamblea Nacional cuya familia fue perseguida por su oposición a Correa, señaló las acciones autoritarias del expresidente, incluyendo el establecimiento de una red de medios de comunicación estatales, como causantes de mantener a la nación en la oscuridad sobre el alcance de la enorme deuda ecuatoriana.

“Todos los días, por más de cinco canales de televisión estatales, 20 estaciones de radio y tres periódicos, nos decían que la revolución iba muy bien”, relató Páez. “Pero nunca nos explicaron cuánto costaba todo”.

El corresponsal especial Kraul reside en Bogotá, Colombia. El corresponsal especial Pablo Jaramillo Viteri, en Quito, contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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