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Organismo declara que las ballenas grises se encuentran en “evento de mortalidad inusual”

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La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) dijo el viernes que está iniciando una investigación sobre el gran número de muertes de ballenas grises reportadas en la Costa Oeste este año para determinar si las causas ambientales, humanas o relacionadas con enfermedades son las culpables.

La investigación fue detonada por la declaración oficial de la NOAA acerca de un “evento de mortalidad inusual” para la población de ballenas grises en el Pacífico nororiental, una designación que la agencia define como una muerte inesperada y significativa de cualquier grupo de mamíferos marinos. Más de 60 de estos eventos han sido declarados desde 1991.

Setenta cadáveres de ballenas grises se han visto a lo largo de las costas de California, Oregón, Washington y Alaska desde enero, según el National Marine Fisheries Service. Ese es el número más alto desde 2000, cuando más de 100 ballenas grises fueron reportadas muertas.

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Se han encontrado treinta y siete ballenas fallecidas en California, incluso en Long Beach, Los Ángeles y la Bahía de San Francisco.

La mayoría de las ballenas se hunden cuando mueren o sucumben en áreas remotas, por lo que los avistamientos representan sólo una pequeña fracción del número total de muertes que pueden estar ocurriendo. Los científicos dijeron que esperan que los decesos de cetáceos aumenten aún más a lo largo del verano a medida que los animales continúan su migración desde las cálidas lagunas de México a las zonas de alimentación heladas en el Ártico.

El equipo de investigación de la NOAA incluirá expertos en ballenas grises, oceanógrafos y científicos que estudian el ecosistema del Ártico, dijeron los funcionarios.

“La significativa muerte de estos animales que hemos visto este año exige una investigación”, dijo la Dra. Deborah Fauquier, veterinaria médica de la Office of Protected Resources en Silver Spring, Md.

John Calambokidis, un biólogo investigador que rastrea a estos cetáceos en el estado de Washington, participó en el panel que recomendó la designación de este “suceso de mortalidad inusual”. Sin embargo, enfatizó que el aumento aún no ha alcanzado un nivel de amenaza para toda la población de ballenas grises a lo largo de la Costa Oeste, que se estima en alrededor de 27.000.

Calambokidis señaló que la población se recuperó de un evento de mortandad inusual en 1999 y 2000 que se estimó que causó alrededor de 6.000 muertes de ballenas.

“Es realmente importante investigarlo, tanto para comprender su alcance como para comprender mejor las causas, pero no estoy alarmado”, dijo. “Estamos tratando con una población que, en general, ha sido muy saludable y está bien”.

Los científicos de este año han visto docenas de ballenas grises que muestran signos de emaciación, lo que les causa menos masa muscular detrás de sus cabezas.

Cuando las ballenas grises comienzan a nadar hacia el norte a fines del invierno, una migración que continúa a lo largo de la primavera y el verano, sus cuerpos ya están sufriendo angustias nutricionales porque no han comido durante meses, dijo Dave Weller, un biólogo investigador de la vida silvestre en NOAA’s Southwest Fisheries Science Centro en La Jolla. Pero este año ha sido inusual.

“Esperamos que los animales estén solamente delgados, pero no necesariamente demacrados”, dijo.

Weller dijo que sospecha que las ballenas podrían no haber comido lo suficiente el verano pasado cuando estaban en el Ártico.

Entre otras cosas, el equipo de investigación de la NOAA analizará si las condiciones ecológicas en la región ártica, incluido el retroceso del hielo marino, están afectando el suministro de alimentos de las ballenas.

Sue Moore, oceanógrafa biológica de la Universidad de Washington que participó en el panel que designó el evento de mortalidad inusual, dijo que los científicos están estudiando la relación entre el hielo marino y los diminutos crustáceos llamados anfípodos que comen estos cetáceos.

“Las ballenas podrían tener la necesidad de cambiar a otras presas, como el krill”, dijo.

Fauquier dijo que determinar la causa de la muerte de la ballena gris podría llevar de varios meses a un año, si no más. Los científicos nunca pudieron determinar la causa de la muerte en 1999-2000, en parte porque carecían de muestras de diagnóstico de las mismas, dijo.

En aquel entonces, los investigadores realizaron menos de 10 necropsias de ballenas grises. Este año, ya han realizado al menos 20.

“Hemos tenido mucho más éxito al poder realizar autopsias de animales y recolectar muestras para este evento”, dijo.

Fauquier solicitó al público que informara sobre avistamientos de ballenas grises muertas o angustiadas a la línea directa de la Red de Mamíferos Marinos de la Costa Oeste de NOAA al (866) 767-6114.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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