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OPINIÓN: Trump y Kushner de forma y de fondo

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Hace unos días se reunieron a cenar Jared Kushner y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en casa de un ejecutivo de Televisa, una influyente empresa mexicana de medios de comunicación. Hay quien dice que en el cúmulo de noticias el tema es irrelevante y se olvidará. Puede ser, pero el hecho de que se olvide no lo hace intrascendente. La reunión tiene problemas de forma y fondo sobre los que vale la pena detenernos.

Empecemos por la forma, ¿por qué se reunió López Obrador con Kushner?, ¿y por qué en casa de Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa? Kushner no tiene un cargo formal en la administración Trump, si acaso, uno menor.

Sin embargo, en la práctica el también yerno del presidente estadounidense tiene una gran influencia como el encargado de la relación, principalmente comercial y de negocios con varios países, entre ellos México.

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Esta situación lo tiene incluso en problemas legales en Estados Unidos, es un personaje demasiado cercano a Trump, no en el terreno institucional sino en el personal.

Apostar a Kushner como interlocutor puede ser rentable a corto plazo, pero muy costoso en el mediano y largo plazo. Esa crítica no es nueva y ya se hizo a la administración del presidente mexicano Peña Nieto.

¿Por qué darle esa importancia a Kushner que es un personaje progresivamente conflictivo? ¿Por qué no permitir que el secretario de Relaciones Exteriores o de Economía o la embajadora de México en Estados Unidos atendieran la reunión en lugar de que lo hiciera el presidente mexicano?

Llama la atención el lugar de la reunión y los asistentes. Las relaciones de Kushner son ampliamente conocidas y están en el mundo de los negocios. No sorprende entonces que él cene en casa de un ejecutivo de Televisa, pero sí que el presidente mexicano lo haga, porque además él ha insistido que ya no se pertenece a sí mismo, sino al pueblo, y la casa de Bernardo Gómez está alejada del pueblo. Reunirse en ese marco no fortalece la investidura presidencial.

Vayamos a los temas de fondo, ¿de qué trató la reunión?, ¿qué implicaciones tiene para México y para los mexicanos en Estados Unidos?

Por lo que López Obrador dijo, en la reunión se abordó el tema de inversiones estadounidenses en el sur de México y en Centroamérica (la Secretaría de Economía ni siquiera estuvo entre los invitados). Ese tema es preocupante.

El mandatario mexicano ha expresado insistentemente que el desarrollo de Centroamérica evitará la emigración. En esto tiene razón a largo plazo, pero desafortunadamente eso no resuelve el corto plazo.

Él mismo y su secretario de Relaciones Exteriores han hablado de que “se destinarán fondos importantes para ese propósito”, pero resulta cada vez más claro que en realidad se trata de negocios estadounidenses en la región, y la cena fue con el promotor de esos negocios, Jared Kushner, y es discutible que las inversiones que promueve vayan a desarrollar la región.

Las razones que moverán esas inversiones ya las conocemos, tratan de maximizar ganancias, relajar regulaciones y acceder a mano de obra barata y flexible. De hecho, ese tipo de inversiones contribuyen a la emigración, no la frenan.

Nada más contrario al discurso del presidente mexicano sobre el fin del neoliberalismo. Nada más neoliberal que cenar con Kushner en casa del vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa, para promover negocios de empresas estadounidenses. Nada más alejado del pueblo mexicano.

Donald Trump tiene una política que estigmatiza a los mexicanos en Estados Unidos y los presenta como criminales. No sólo es un discurso de un candidato en campaña, lo dijo en el State of the Union en el Congreso Estadounidense en su calidad de presidente.

Apenas unas horas antes de la cena, el Senado mexicano, había aprobado un punto a favor condenando esa política migratoria.

Sentarse a cenar con su invitado y ni siquiera tocar el tema (como el propio López Obrador aclaró), contribuye a la normalización de ese discurso antimexicano y perjudica a esos mexicanos en Estados Unidos que tanto aportan a México.

Sería bueno que el presidente mexicano también considerara a los mexicanos en Estados Unidos parte de su pueblo y que se entregara a ellos.

*Presidente de Mexa Institute

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