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Alrededor de 1 de cada 14 niños puertorriqueños sufrieron estrés postraumático tras huracán María

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Escasez de alimentos, casas dañadas, miedo a la muerte, pérdida de seres queridos. El estrés acumulado ante el huracán María contribuyó a que miles de niños en edad escolar desarrollaran síntomas de trastorno de estrés postraumático en Puerto Rico, según un nuevo estudio.

Los investigadores descubrieron que el 7.2% de los alumnos, aproximadamente uno de cada 14, presentaron síntomas “clínicamente significativos” del trastorno, conocido comúnmente como PTSD (por sus siglas en inglés). Las niñas mostraron más probabilidades de padecer signos de trastorno de estrés postraumático que los varones, según el informe, que se dio a conocer el pasado viernes en la revista JAMA Network Open.

Los autores del documento encuestaron a 96.108 estudiantes de escuelas públicas, entre cinco y nueve meses después de que el huracán María devastara el territorio estadounidense, en 2017. El grupo incluyó a niños de tercer a doceavo grado, en las diferentes regiones de la isla.

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Según el estudio, el Departamento de Educación de Puerto Rico, que se asoció con la Universidad Médica de Carolina del Sur, está usando los datos para llegar a las áreas con mayor necesidad de servicios de salud mental.

María, que azotó la isla como un huracán de categoría 4 en septiembre de 2017, mató a unas 2.975 personas en la comunidad estadounidense. Los residentes tuvieron enormes dificultades para acceder al agua potable, y algunos seguían sin electricidad casi un año después del fenómeno.

La cuestión tuvo efectos dramáticos en los estudiantes. Casi el 46% afirmó que sus casas estaban dañadas. Más del 32% experimentó escasez de alimentos y agua, y aproximadamente el 58% respondió que un amigo o familiar se había ido de la isla.

Para la líder del estudio, Rosaura Orengo-Aguayo, psicóloga clínica de la Universidad Médica de Carolina del Sur, los hallazgos muestran la amplitud y la naturaleza indiscriminada de la devastación. “Eso explica lo grande que fue María, lo destructivo que fue en toda la isla”, aseveró. “Sin importar los ingresos de una persona, o su ubicación en la isla, todos se vieron afectados”.

Se han reportado problemas similares entre los niños en otras partes del Caribe, también afectados por huracanes en 2017.

El Congreso está en un punto muerto respecto a la aprobación de un proyecto de ley de ayuda, que enviaría más recursos a la isla y otras áreas afectadas por desastres naturales. El presidente Trump expresó su renuencia a proporcionar más dinero a Puerto Rico.

El trauma causado por un desastre natural puede manifestarse de varias maneras, explicó Frank Zenere, coordinador de distrito del programa de manejo de crisis en las escuelas públicas del condado de Miami-Dade, quien no tuvo relación con el estudio. Las unidades familiares pueden romperse por divorcios o violencia doméstica, dijo. Los niños pequeños pueden volver a chuparse el dedo o a mojar la cama. Los adolescentes a veces intentan ejercer el control mediante el mal comportamiento o recurriendo a la automedicación. “Tiene un impacto en sus vidas”, dijo el experto, quien ayudó a coordinar las iniciativas de salud mental en Puerto Rico después de María. “Pero la gran mayoría no llega a desarrollar una enfermedad psiquiátrica”.

Zenere agregó que las diferencias de género encontradas entre los estudiantes se alinean con la literatura existente: los varones tienen más probabilidades de comportarse mal, mientras que las niñas son más propensas a mostrar depresión y ansiedad.

Para los autores del estudio, la pérdida y la interrupción causadas por María contribuyeron aproximadamente en un 20% a los síntomas del trastorno de estrés postraumático de los chicos. Aunque no midieron qué otras circunstancias jugaron un rol, otros “factores de protección”, como el hecho de asegurar las necesidades básicas y el apoyo de la comunidad, influyeron en la capacidad de recuperación, consideró Orengo-Aguayo.

En particular, prosiguió, el nivel de síntomas de PTSD reportado en el estudio fue inferior al esperado. Algunos informes sugieren que hasta un tercio de los niños desarrollan síntomas crónicos después de sobrevivir a un desastre natural, escribieron los autores.

Los lazos familiares o el hecho de que el estudio se realizó varios meses después de la tormenta podría haber influido en la resiliencia de los niños, consideró Orengo-Aguayo, mientras que algunos podrían aún estar sintonizados con tratar de sobrevivir. “Lo que podríamos estar observando es que los niños en esa etapa aún estaban enfocados en obtener acceso a las necesidades básicas”, dijo.

Regan Stewart, un psicólogo clínico de la Universidad Médica de Carolina del Sur, que trabajó en el estudio, afirmó que el equipo había obtenido dos subvenciones de la Administración Federal de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias para continuar trabajando en la isla durante al menos tres años más. El grupo planea ampliar el acceso a los servicios de salud mental y capacitar al personal escolar y a los profesionales en las intervenciones por traumas.

Las escuelas públicas en Puerto Rico, sin embargo, están agobiadas de restricciones económicas. La isla, que ya enfrentaba una crisis presupuestaria, cerró 300 escuelas en los últimos dos años debido a la falta de inscripción, que fue exacerbada por el huracán María.

Zenere explicó que el personal educativo está entre aquellos que necesitan ser atendidos primero, “porque serán quienes sostengan a ese salón de clases con más de 20 niños”.

Carmen Heredia Rodríguez es reportera de Kaiser Health News, una publicación editorial independiente de Kaiser Family Foundation.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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