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Mientras los EE.UU. perjudican su negocio de la marihuana, México se acerca a la legalización

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Pero en la actualidad, los agentes antidrogas a menudo decomisan variedades especiales de cannabis de calidad comercial que se cultiva en los Estados Unidos y se contrabandea hacia el sur.

La legalización generalizada en los EE.UU. está matando el negocio de la marihuana en México, y los líderes de los cárteles lo saben. Por tal motivo, abandonan cada vez más el cultivo que alguna vez fue su pan de cada día y buscan ganancias en otras alternativas, produciendo y exportando drogas como la heroína y el fentanilo, y recurriendo a argucias de extorsión y robos de combustible.

Así que, cuando el secretario de Turismo de México esta semana audazmente declaró sus esperanzas de que su país legalice la marihuana para uso recreativo como una forma de reducir la creciente violencia en todo su territorio, algunos se opusieron a la noción de que esa sustancia sea responsable actual del derramamiento de sangre.

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“Los aguacates son una industria más grande que la marihuana”, consideró el experto en seguridad Alejandro Hope. “Y la cantidad de homicidios relacionados con esa sustancia es muy pequeña”.

“Es ingenuo creer que legalizar la marihuana reducirá las tasas de criminalidad”, tuiteó Margarita Zavala, candidata presidencial.

Sin embargo, que un miembro del gabinete esté dispuesto a abogar por esa política marca un cambio drástico desde el momento en que Washington dictó una política de drogas de línea dura en toda América Latina. Los líderes mexicanos han adoptado posiciones más liberales sobre la marihuana, en parte para mantenerse al mismo nivel que otros países de la región y también porque no saben cómo frenar la creciente violencia, mayormente centrada en el narcotráfico.

El debate de la legalización se produce en medio de la ola de enfrentamientos más sangrientos de México. Hubo más de 29,000 víctimas de homicidio en 2017, más que en cualquier año desde que el gobierno comenzó a publicar registros del tema, dos décadas antes.

El tráfico de drogas genera entre $6 mil y $8 mil millones al año para México, según el Centro de Investigación de Políticas de Drogas RAND, que estima que entre el 15% y el 26% de ello proviene de la marihuana. Los defensores de la legalización argumentan que les permitiría a las autoridades enfocarse en trabajos más importantes. Pocos en México han promocionado la legalización de drogas más duras.

El secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, afirmó ante periodistas en una conferencia ofrecida el jueves último que “es absurdo que no hayamos dado el paso” hacia la legalización del cannabis. Agregó que la legalización debería comenzar primero en Quintana Roo y Baja California Sur, donde se encuentran los centros turísticos de Cancún y Los Cabos, los cuales han experimentado un aumento dramático en los homicidios en los últimos años.

“Estoy convencido de que debemos discutirlo como parte de la solución a la violencia y la inseguridad en México”, alegó De la Madrid más tarde en un tuit, donde también aclaró que sus puntos de vista sobre el tema son propios y no una posición oficial del gobierno.

Pero el secretario, miembro del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), es uno de un creciente número de líderes mexicanos que han pedido la legalización de la marihuana.

En 2016, el presidente Enrique Peña Nieto propuso un proyecto de ley que permitiría a los mexicanos llevar hasta una onza de marihuana, argumentando que México y los EE.UU. no deberían seguir políticas divergentes sobre la droga.

El proyecto de ley se estancó en el Congreso, aunque los legisladores aprobaron otra medida que permite el uso de marihuana medicinal en algunos casos.

La legalización ha sido una tendencia en el continente americano.

En los EE.UU., la marihuana es legal de alguna forma en la mayoría de los estados, y pronto se permitirá el uso recreativo en ocho de ellos. El cannabis ya se vende legalmente para uso recreativo en Uruguay y se comercializará más adelante este año en Canadá. Varios países de América Latina, incluidos Chile, Brasil, Perú, Costa Rica y Colombia, han cambiado las leyes para hacer que la marihuana de uso médico o recreativo esté más disponible.

La legalización total enfrenta una batalla cuesta arriba en México, donde la mayoría de los votantes y la Iglesia católica se oponen a la idea. Una encuesta de 2015 realizada por el periódico El Universal encontró que dos tercios de los mexicanos se oponen a la despenalización del cannabis, aunque el 63% respalda un debate sobre el tema.

En medio de rumores de legalización, todos los indicios sugieren que el mercado de la marihuana en México está en declive.

Las incautaciones por la Aduana de los Estados Unidos y la Patrulla Fronteriza han disminuido durante una década. El año pasado, se secuestraron 861,231 libras en los puertos de entrada de los EE.UU., frente a los 2,4 millones de libras en 2013 y los 4,3 millones de libras en 2009.

México también ha erradicado menos plantaciones de marihuana en la última década. En 2006, las fuerzas federales barrieron 74,531 acres de cultivos de marihuana, según el gobierno mexicano. En 2016, un total de 13,537 acres fueron destruidos.

Cada vez con más frecuencia los productores optan por otros cultivos, como las amapolas, que florecen en estados plagados de violencia como Michoacán y Guerrero. Los narcotraficantes también pasan a drogas sintéticas como el fentanilo, que es más fácil de traficar que la marihuana porque es mucho más potente; solo unos pocos miligramos equivalen a una dosis fatal.

En la ciudad costera de Ensenada, a 85 millas al sur de San Diego, la policía mexicana decomisó recientemente un cargamento que incluía 100 libras de fentanilo, 914 libras de metanfetamina cristal, 88 libras de cocaína y 18 de heroína. No había marihuana en la carga.

“Los cárteles saben que su capacidad para competir en el mercado de marihuana de los Estados Unidos está disminuyendo”, advirtió John M. Walsh, director de política de drogas en el grupo de expertos Washington Office on Latin America. “Los consumidores de los EE.UU. tienen mejores opciones”.

La rentabilidad de la marihuana se ha reducido enormemente, ya que los cultivadores reciben mucho menos de lo que solían. Al mismo tiempo, México sigue siendo uno de los principales productores mundiales de la droga, destacó Walsh.

El experto apoya la legalización en México. Incluso si no pusiera fin a la violencia allí, podría impactarla, dijo. “El papel que desempeña el cannabis en términos de contribución a la violencia es confuso”, explicó. “Pero los mercados ilegales facilitan la violencia; todo ayuda”.

Una pregunta clave en torno al debate sobre la legalización es si México enfrentaría la oposición de los EE.UU., que en los últimos 50 años ha invertido miles de millones de dólares en programas destinados a reducir el flujo de drogas desde América Latina.

En los EE.UU. hay poca consistencia en la regulación de la marihuana. Si bien el comercio legal es ahora un negocio de miles de millones de dólares y una de las industrias de más rápido crecimiento del país, el gobierno federal todavía considera el cannabis como una sustancia de la Lista I, la misma clasificación concedida a la heroína.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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