Anuncio

México negó tener un acuerdo con EE.UU. para mantener a los solicitantes de asilo al sur de la frontera

Honduran migrant Leticia Nunes holds her daughter Mailyn as she stands with a small group of other migrants in front of a line of Mexican police in riot gear, when they tried to cross the Chaparral border crossing in Tijuana, Mexico, Thursday, Nov. 22, 2018. The group of Central American migrants marched peacefully to the border crossing to demand better conditions and push to enter the U.S. (AP Photo/Rodrigo Abd)
(Rodrigo Abd / Associated Press)
Share

El liderazgo entrante de México negó haber aceptado una propuesta de la administración Trump para exigir que los solicitantes de asilo que llegan a la frontera suroeste esperen en ese país mientras las autoridades estadounidenses consideran sus pedidos, tal como publicó el Washington Post en un artículo.

Ese periódico informó el sábado 24 de noviembre, que Washington tenía el apoyo del gobierno del presidente mexicano electo, Andrés Manuel López Obrador, quien asumirá el cargo el 1 de diciembre, para instaurar un plan que exija a los solicitantes de asilo en la frontera permanecer en México mientras avanzan sus casos en el sistema de inmigración de Estados Unidos.

El gobierno de Trump ha buscado durante mucho tiempo crear un acuerdo de ese tipo con el país vecino, como un medio para resolver lo que denomina la “crisis” de un número cada vez mayor de solicitantes de asilo centroamericanos, y un espacio limitado para albergarlos en territorio estadounidense mientras sus peticiones son revisadas.

Anuncio

Los críticos a ambos lados de la frontera han atacado durante mucho tiempo la idea de que México sirva como estación de paso o centro de detención para los centroamericanos y otros que solicitan asilo en Estados Unidos.

La administración del actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, rechazó una propuesta similar del gobierno de Trump en 2017.

Pero el Post citó a Olga Sánchez Cordero, designada como la próxima ministra del Interior de México, diciendo que el nuevo gobierno de ese país había aceptado la política como una “solución a corto plazo” para el tema de la migración centroamericana, que se agravó en las últimas semanas mientras miles de centroamericanos se abrían paso en caravanas a través de México y hacia el norte.

Sin embargo, más tarde el sábado, Sánchez Cordero negó que México hubiera aceptado hospedar a personas que buscan asilo en Estados Unidos mientras sus casos esperan una resolución. “No hay ningún tipo de acuerdo entre el futuro gobierno federal mexicano y Estados Unidos”, aseveró la ministro del Interior entrante en un comunicado.

Además, advirtió que el nuevo gobierno ha rechazado cualquier acuerdo en el que México sea considerado “un tercer país seguro” para los solicitantes de asilo en Estados Unidos.

En un mensaje por Twitter, el sábado, el presidente Trump reiteró las amenazas de cerrar la frontera sur —algo que ha alarmado a muchos en México, puesto que el comercio transfronterizo es un pilar de la economía de esa nación—.

En su tuit, Trump también afirmó que a los migrantes no se les permitirá ingresar a Estados Unidos “hasta que sus declaraciones sean aprobadas individualmente en los tribunales”. Otros, dijo, se “quedarán en México”, agregó sin más detalles.

El mensaje por Twitter no especificó si Washington había alcanzado algún tipo de acuerdo con México sobre el asunto.

Solo una pequeña minoría de solicitantes centroamericanos recibe finalmente asilo político en Estados Unidos, pero la toma de decisiones puede demorar meses o años, tiempo durante el cual muchos de ellos son liberados y se afianzan en el país.

Trump se comprometió a terminar con lo que considera el sistema de “captura y liberación”. “Nuestra política muy fuerte es la de capturar y detener”, escribió en su mensaje por la red social el sábado. “No vamos a ‘liberarlos’ en EE.UU.”

La Casa Blanca también ha impulsado un enfoque alternativo de “tercer país seguro” en conversaciones con funcionarios mexicanos. En ese marco, los centroamericanos que buscan asilo mayormente tendrían que solicitar protección en México, no en Estados Unidos.

La propuesta es una variante del plan “permanecer en México” de la administración Trump, según el cual los solicitantes esperarían en el país vecino hasta que sus casos fueran juzgados en EE.UU.

Con una designación de “tercer país seguro”, Estados Unidos consideraría a México como una nación segura para recibir solicitantes de asilo. En la práctica, eso impediría que la mayoría de los solicitantes que ingresaron a México presenten el pedido en Estados Unidos. El país ya posee tal entendimiento con Canadá.

Pero los defensores de los inmigrantes se han opuesto durante mucho tiempo a una designación de este tipo para México por varias razones, entre ellas la violencia generalizada y creciente del país, que a menudo apunta a los migrantes centroamericanos. México, argumentan muchas personas, no puede considerarse un terreno seguro para los solicitantes de asilo.

Los críticos también afirman que el sistema mexicano de procesamiento de solicitudes de refugiados ya está abrumado y mal preparado como para manejar una nueva y enorme afluencia.

En su declaración, la secretaria del Interior entrante se hizo eco de la promesa del izquierdista presidente electo, López Obrador, de proteger los derechos humanos de los viajeros en caravanas y otros migrantes centroamericanos, además del suministro de alimentos, atención médica y refugio. El presidente electo también prometió ayudar a los centroamericanos a conseguir documentos de trabajo si optan por permanecer en México.

Más de 6,000 miembros de caravanas, en su mayoría hondureños, llegaron en noviembre a Tijuana y Mexicali, lo que representa un desafío humanitario, logístico y político para las dos ciudades fronterizas mexicanas. Los migrantes afirman que huyen de la pobreza y la violencia en sus países de origen.

El alcalde de Tijuana declaró el viernes 23 de una “crisis humanitaria”, mientras la ciudad limítrofe pedía ayuda federal y estatal adicional para ayudar a albergar a los migrantes, la mayoría de los cuales se encuentran en un complejo deportivo ubicado a una cuadra de la frontera entre EE.UU. y México.

Los funcionarios de Tijuana anticipan que hasta 10,000 migrantes centroamericanos eventualmente podrían converger en la ciudad y permanecer allí durante meses mientras intentan presentar sus pedidos de asilo a Estados Unidos, un proceso que lleva mucho tiempo. Los funcionarios estadounidenses en el cruce de San Ysidro generalmente no aceptan más de 100 solicitudes por día.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

Anuncio