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Mal acuerdo para México. Bueno para Trump

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En el reciente acuerdo para evitar que Estados Unidos impusiera un arancel a las exportaciones mexicanas, hasta lo que se conoce el día de hoy, México acepta compromisos explícitos en el control de la migración hacia Estados Unidos. Aunado a esto, México admite someterse a una evaluación estadounidense a los 45 y 90 días, como si ellos fueran nuestros supervisores.

Del lado mexicano el gobierno sostiene, con el sorprendente apoyo de algunos medios, activistas e intelectuales, que fue el mejor acuerdo dado el contexto. Sin embargo, aún aceptando el argumento, muchos nos preguntamos por qué llegamos a esta situación.

Lo que México concede no es menor. El 10% de su recién creada Guardia Nacional se dedicará a detener migrantes como si fueran delincuentes, y se compromete a recibir y proveer de servicios básicos a los solicitantes de refugio que esperarán en México, durante meses o años, la resolución a su solicitud de asilo en Estados Unidos.

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Podríamos estar hablando, a muy corto plazo, de decenas de miles de migrantes centroamericanos en ciudades fronterizas que ni remotamente están preparadas para afrontar este reto. Recuérdese que la migración que proviene de Centro América es familiar, con una fuerte presencia femenina y de menores que demandarán empleos, servicios de vivienda, educación y salud.

Los 45 y 90 días en los que se hará la evaluación es un plazo ridículo. Aún mostrando excelentes resultados, nada garantiza que el gobierno de Trump estará satisfecho y nada asegura que la situación se mantendrá así pasados esos 90 días. No sería la primera vez que los migrantes, coyotes, polleros y pateros que los guían y que también leen los periódicos, decidan suspender o disminuir sus actividades durante un tiempo.

En Tijuana, las autoridades locales les pedían a las organizaciones de polleros que suspendieran sus actividades durante la visita de algún funcionario de alto nivel. Para quien tiene años esperando abandonar la violencia en sus países de origen, esperar unos meses no es tanto tiempo. Cierto, se ganaron 45 o 90 días sin arancel, pero se perdió mucho.

El gran ganador es Donald Trump. El uso político del tema para efectos de su campaña de reelección está asegurado. En el poco probable caso de que la migración se detenga, argumentará que cumplió su promesa de campaña y su “muro” lo puso México en su frontera con Guatemala y que, como lo aseguró, quien pagó por eso fue México.

De lo contrario, como en el acuerdo no se establecen parámetros de la evaluación, si la migración no se detiene, dirá que ya lo intentó por otras vías y que la única solución es un muro en la frontera con México.

Alrededor del acuerdo han surgido otras versiones. Se afirma que lo ganado por Trump, en realidad ya estaba otorgado desde una reunión en Miami entre la Secretaría de Gobernación mexicana y la entonces responsable de Homeland Security, Kirstjen Nielsen. Conceptualmente es cierto, en este mismo espacio se denunció en ese momento, pero no en las dimensiones que ahora se acordaron.

De hecho, la falta de este tipo de acuerdos provocaron la salida de Nielsen y ahora relegaron a la Secretaría de Gobernación mexicana a un segundo o tercer plano y sus funciones las asume el secretario de Relaciones Exteriores, quien llevó la negociación.

Otro rumor impulsado por el propio Trump es que hay más cosas acordadas como la compra de productos agrícolas estadounidenses y otras que se darán a conocer pronto. Incluso, afirma que algunas de ellas requieren la aprobación del congreso mexicano. El tema es preocupante.

Puede tratarse simplemente de una mentira más del presidente estadounidense, no sorprendería a nadie. El diario The Washington Post tiene contabilizadas desde que inició su gobierno hasta el 7 de junio de este año, 10.796 mentiras. Pero también puede tratarse de cosas que se dijeron en la mesa con tal de firmar el acuerdo que evitaría los aranceles. Por ejemplo, que México aceptaría, si su congreso lo aprueba, ser el primer país de asilo evitando así que las solicitudes lleguen a las cortes de Estados Unidos o que estaría de acuerdo en la construcción de un muro. Todo eso son victorias electorales para Donald Trump.

*Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

www.mexainstitute.org

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