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Los científicos podrían haber hallado en las llamas un ingrediente clave para una vacuna universal contra la gripe

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Además de ojos conmovedores, cuellos muy largos y pelajes cálidos, las llamas tienen una característica mucho menos apreciada: producen una serie de anticuerpos del sistema inmunológico tan pequeños que pueden encajar en las grietas de la superficie de un virus invasor.

Esa hazaña podría algún día proteger a los humanos de familias enteras de virus de la gripe, que atormentan a los científicos con sus formas impredecibles y cambiantes.

Y todas ellas, potencialmente, con narices hinchadas una vez al año.

En un estudio publicado en la edición del 2 de noviembre de la revista Science, un equipo del Scripps Research Institute en La Jolla y sus colegas internacionales, dieron un gran paso hacia el objetivo —largamente buscado— de desarrollar una vacuna universal contra la influenza.

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Al probar su formulación intranasal en ratones, rápidamente le confirió a estos una protección completa contra una serie de cepas de gripe humana adaptadas a los roedores. Entre ellas se incluyen los virus A, conocidos como la “gripe porcina” H1N1, que desató una pandemia mundial en 2009, y los virus B, que solo ocurren en humanos.

Contra la H1N1, se demostró que una dosis de la vacuna experimental protege durante al menos 35 días, un lapso de tiempo equivalente a más de una sola temporada de gripe para los humanos.

El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), ofreció una notable apreciación hacia el nuevo estudio, que recibió fondos de los Institutos Nacionales de la Salud.

“Desde un punto de vista científico y técnico, éste es realmente un estudio muy pulido, de la más alta calidad científica”, aseveró Fauci. El médico lo elogió por demostrar que, para proteger a las personas de los agentes patógenos que pueden cambiar o emerger de forma impredecible, los científicos deben crear vacunas que puedan eliminar una variedad de virus, incluso en individuos cuyo sistema inmunológico es frágil o está comprometido.

La influenza es un flagelo viral que mata a unas 650,000 personas cada año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para combatirla, el equipo de investigación tomó prestadas nuevas técnicas de los laboratorios de inmunología, microbiología, nanotecnología e ingeniería genética de todo el mundo.

Primero, vacunaron a las llamas contra varias cepas de influenza A y B. Luego tomaron muestras de sangre para recolectar los anticuerpos que los animales habían producido en respuesta.

Entre ellos había cuatro anticuerpos especialmente pequeños, que mostraban la capacidad de destruir muchas cepas diferentes de influenza. En un guiño a su tamaño y función, llamaron a sus creaciones “nanobodies” (nanocuerpos).

A partir de esos pequeños centros multitarea, los investigadores diseñaron una proteína única capaz de comprimirse en espacios de la superficie de un virus que son demasiado pequeños para la mayoría de las proteínas.

Según los autores del estudio, el “anticuerpo multidominio MD3606” resultante, con su “amplitud y potencia impresionantes”, podría conferir protección contra casi cualquier tipo de gripe que la naturaleza pudiera provocar en la humanidad.

Si la cepa dominante en una temporada determinada cambiara repentinamente, estos anticuerpos estarían listos para el huésped no deseado. Si una cepa de gripe surgiera de la nada y amenazara a una población sin inmunidad contra ella —la pesadilla de la gripe pandémica—, éste defensor poderoso reconocería esa gripe y la contrarrestaría.

Si los funcionarios de salud se equivocaran sobre la cepa de ese año y ordenaran una vacuna que fuese en gran medida ineficaz —un escenario que se desarrolló la temporada pasada— este paquete de anticuerpos podría salvar la situación.

Pero los investigadores aún enfrentan un obstáculo clave: lograr que el sistema inmunológico humano produzca una superproteína de este tipo, incluso cuando esté sobrecargado por la edad, el estrés y la enfermedad.

Su solución: ni intentarlo.

En lugar de ello idearon una forma de mejorar la respuesta poco confiable de los humanos a las vacunas, construyendo un gen que codifica los planes de producción de su poderosa proteína. Para transportar ese gen a un organismo huésped, reclutaron un virus inofensivo utilizado por los laboratorios que trabajan en terapia genética.

Al unir su gen de diseño en este dispositivo de administración viral, los científicos no sólo encontraron una manera de colocar su paquete de anticuerpos en un portador, sino también entregaron la maquinaria de fabricación para producirlo. Esta “transferencia pasiva” de anticuerpos le da a esta posible vacuna el potencial de ser igualmente efectiva en todos, indicó Fauci.

El siguiente paso será realizar pruebas adicionales en animales y ensayos clínicos en humanos, y eso “llevará años”, adelantó. “Pero si tiene un éxito total —un adelanto majestuoso en este momento—, esencialmente podría eliminar la necesidad de una temporada a otra” de adivinar cuál de los innumerables virus de la gripe atacará posiblemente, y luego crear una vacuna anual que se ajuste perfectamente a ello.

Un inmunólogo de Scripps, Ian Wilson, autor principal del estudio, dijo que a medida que las células se “infectan” por el virus administrado, es posible que se necesite repetir las dosis para mantener la producción de anticuerpos. “Realmente no sabemos cuánto tiempo sobrevivirá este tratamiento en humanos”, explicó.

Pero incluso una inmunidad menos permanente contra una amplia gama de amenazas gripales ayudaría a proteger a las personas de la irrupción de cepas inesperadas, afirmó Wilson. Y la rápida respuesta de los ratones a la vacuna sugiere que podría usarse para inocular a una población después de que haya surgido una nueva amenaza viral, agregó.

El hecho de que la vacuna experimental deba administrarse cada año la convierte en un híbrido interesante, dijo Ted M. Ross, quien dirige el Centro de Vacunas e Inmunología de la Universidad de Georgia.

“Este enfoque es similar al antídoto contra un veneno”, consideró Ross. “Es un anticuerpo que se creó en otra especie para neutralizar la toxina. Es de corto plazo, pero ayuda en el período en el cual puede ocurrir algo malo”.

Con el tiempo, los pacientes que reciban los mismos anticuerpos repetidamente podrían comenzar a desarrollar resistencia a ellos, advirtió. Los fabricantes de vacunas podrían contrarrestar ese aspecto encontrando e incluyendo nuevos anticuerpos en su formulación cada pocos años, sugirió.

Ross y otros científicos también advirtieron que el sistema inmunológico humano podría considerar las proteínas derivadas de la llama como extrañas y atacarlas.

Esta no es la única inmunización universal contra la gripe en desarrollo. En mayo pasado, el NIAID de Fauci lanzó el primer ensayo clínico para probar la seguridad de una vacuna universal contra la enfermedad en 120 humanos sanos.

Llamada M-001, la potencial vacuna ataca partes del virus que tienden a no cambiar, incluso como lo hacen otras proteínas. Esto debería preparar el sistema inmunitario humano para reconocer y combatir muchas cepas diferentes de los virus de la influenza.

Janssen Vaccines and Prevention, una compañía holandesa que emplea a algunos de los autores del estudio, solicitó una patente que cubra algunas de las moléculas descritas en el nuevo informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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