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La violencia impulsada por el odio ataca de nuevo

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El momento del tiroteo, por supuesto, era parte de la intención. Un hombre con un rifle semiautomático entró en la sinagoga de Jabad de Poway durante los servicios el pasado sábado por la mañana y abrió fuego. Esto sucedió el último día de Pascua. Al menos una persona fue asesinada y tres resultaron heridas, mientras que a otras les causó un miedo terrible, todo en nombre del odio.

Este es el segundo ataque mortal en seis meses dentro de una sinagoga en Estados Unidos, luego del tiroteo en la sinagoga del Tree of Life en Pittsburgh en octubre pasado. El ataque en Pittsburgh fue el ataque antisemita más mortal en la historia de Estados Unidos, dejando 11 personas muertas.

¿Cómo puede estar pasando esto? ¿qué tipo de impactante paso hacia atrás es este?

Por un tiempo se observaron incidentes antisemitas: las esvásticas pintadas en las paredes, la vil retórica antijudía encontrada en las redes sociales, los ataques callejeros y las aberraciones, como extraños sucesos incongruentes a estos tiempos en un camino generalmente recto para los judíos en la sociedad.

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Pero está quedando claro que el antisemitismo está en aumento, tanto aquí como en Europa. Francia reportó un aumento del 74% en delitos contra los judíos en 2018, y en Alemania, los violentos ataques antisemitas aumentaron en más del 60%. En Estados Unidos, la Liga Antidifamación ha documentado un aumento alarmante de incidentes de odio contra los judíos. Según la organización, los incidentes antisemitas aumentaron un 57% en 2017 respecto al año anterior. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, advirtió el pasado enero que “debemos enfrentarnos al aumento del antisemitismo”.

Todavía tenemos mucho que aprender sobre el ataque de Poway, pero un sospechoso de 19 años ha sido arrestado y los funcionarios locales están llamando a esto un crimen de odio.

Por supuesto, ataques tan viciosos y violentos como éste no sólo se cometen contra judíos.

Anteriormente, la mayoría de las iglesias cristianas en Sri Lanka fueron víctimas de bombas, supuestamente en represalia por la masacre de al menos 50 musulmanes que asistieron a los servicios en Christchurch, Nueva Zelanda, el mes pasado. El odio y la intolerancia vinculan todos estos ataques, y tantos otros, demasiados como para enumerarlos. El nacionalismo y la supremacía blanca impulsan algo de esto, pero también lo hace el sentimiento anti-cristiano y el ánimo anti-musulmán. Si hay una fe, al parecer, hay corrientes de intolerancia violenta dirigidas a ella.

Ese es uno de los aspectos más perturbadores de los incidentes. Los disparos en Poway y Christchurch están vinculados a los ataques en Sri Lanka a través de los mismos actos. Son espasmos de violencia, actos de terror, cometidos contra personas que profesan inocentemente su fe y disfrutan de la compañía de sus compañeros creyentes. Pero en lugar de ésto, se encuentran agachándose para esconderse, suplicando a Dios que los proteja y corriendo por sus vidas. Los que disparan, o los bombazos, o los combates, no son impulsados por la fe, sino por el prejuicio y el miedo.

No son las religiones las que contienen odio, sino los corazones humanos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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