La policía de Tijuana retira del Benito Juárez a los miembros de las caravanas migrantes 

La policía de Tijuana obligó a los migrantes a abandonar el campamento que había sido instalado fuera de un refugio cerrado para migrantes, a solo 400 pies de la frontera de Estados Unidos con México, el jueves 20 de diciembre por la mañana.

Alrededor de 200 personas, miembros de la caravana de migrantes de América Central, dormían en la calle y en la acera directamente afuera del complejo deportivo Benito Juárez. Esas personas son migrantes que se negaron a abandonar el área después de que las autoridades mexicanas cerraron el refugio el pasado 29 de noviembre.

La policía de Tijuana distribuyó volantes el miércoles 19 de diciembre, para hacerles saber a los migrantes que estaban cometiendo varias infracciones al dormir y vivir en la vía pública. Alrededor de las 5 a.m. del jueves, la policía municipal y federal comenzó a transportar personas a otro refugio para migrantes en la zona este de Tijuana.

Alrededor de 170 personas se fueron voluntariamente. La policía detuvo a 24 personas por negarse a salir o por consumir drogas. Además, la policía encontró a cuatro menores no acompañados y los entregó a funcionarios de inmigración mexicanos, según Marco Sotomayor, Secretario de Seguridad Pública de Tijuana.

Nadie resultó herido durante la operación, afirmó Sotomayor.

En su apogeo, unos 6,000 migrantes vivieron en el complejo deportivo que solo tenía capacidad suficiente para 3,000. Cuando las fuertes lluvias cayeron en el complejo al aire libre, se convirtió en un pozo de lodo. Los funcionarios de la ciudad citaron condiciones abarrotadas e insalubres como las razones del cierre.

Cuando el Benito Juárez cerró, unos 3,000 migrantes se mudaron a otro refugio de emergencia en la zona este de Tijuana conocido como El Barretal.

Los que se quedaron dijeron que no querían alejarse de la frontera. Algunos preferían quedarse en el área porque habían encontrado trabajo cerca.

Solís escribe para el U-T.