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La NASA dice que necesitamos volver a la luna para usarla como un escalón al espacio

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Ningún humano ha caminado sobre la luna desde 1972, cuando la tripulación del Apolo 17 abandonó la superficie lunar.

Desde entonces, regresar a la Luna ha sido un tema constante entre las administraciones presidenciales de Estados Unidos. Esta semana, el vicepresidente, Mike Pence, anunció que el gobierno de Trump tenía como objetivo enviar a los astronautas a la Luna en los próximos cinco años.

¿Pero por qué?

No es una idea universalmente popular. El astronauta del Apolo 11, Buzz Aldrin, quien caminó sobre la luna en 1969, ha usado famosas camisas donde expone su preferencia hacia Marte para cualquier futura exploración espacial con tripulación. Dadas las limitaciones del presupuesto de la NASA, algunos piensan que los recursos se utilizarían mejor al explorar el planeta rojo.

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Y el acto de un aterrizaje en la luna puede verse como un ejercicio político, como si ocurriera al final de la Administración Trump, en caso de que el presidente sea reelegido, dijo Marco Cáceres, analista espacial de la firma de investigación de mercado, Teal Group.

Pero la NASA ha dicho que la llamada puerta lunar en órbita alrededor de la luna podría ayudar a los astronautas a explorar la superficie lunar más a fondo que durante la era de Apolo. Y el año pasado, un equipo de científicos observó directamente la evidencia “definitiva” de hielo de agua en los polos de la luna, con la esperanza de que pudiera ser utilizada como un recurso no sólo para los astronautas, sino también para aquellos que viajan a Marte u otros destinos.

“La luna no es el objetivo final”, dijo Laura Forczyk, propietaria de la firma de consultoría espacial Astralytical, describiéndola como un “escalón”.

La idea es que los astronautas podrían tener una base desde donde realizar estudios en la órbita lunar y también realizar misiones más cortas a la superficie de la luna.

“Sólo hemos tocado su superficie”, dijo Forczyk. “Realmente no hemos hecho mucho. Es equivalente a un aterrizaje en el aeropuerto de Los Ángeles y decir que conoces la ciudad de Los Ángeles”.

Desde allí, la NASA podría trabajar para construir una presencia sostenible, o una base permanente, en la Luna, dijo Forczyk. Esa base podría permitir a los astronautas entrenarse para operaciones a más largo plazo en otros planetas, como Marte. Y una mayor exploración y extracción de los recursos de la Luna, como el hielo de agua, se podrían descomponer en hidrógeno y oxígeno, que podrían usarse en granjas de propulsores para alimentar cohetes que van a otra parte del sistema solar.

El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, dijo en una entrevista con el Times, en febrero pasado, que el cohete Space Launch System de la agencia, que está destinado a llevar a una tripulación a la Luna y más allá, será impulsado por hidrógeno líquido y oxígeno líquido. El desarrollo de ese cohete está atrasado en su planeación y por encima del presupuesto, lo que lleva a Pence a amonestar indirectamente a su constructor, Boeing Co., al decir que la Administración Trump no estaba comprometida con “ningún contratista” para volver a la Luna.

Un regreso a la luna podría no ser necesariamente el único esfuerzo del gobierno. Pence señaló el pasado martes que si un cohete desarrollado comercialmente era la única forma de llegar a la Luna en el marco de cinco años, “entonces será un cohete comercial”.

El potencial de las asociaciones comerciales significa que firmas privadas como Blue Origin de Jeff Bezos o SpaceX de Elon Musk podrían algún día jugar ese papel.

Musk ha apoyado durante mucho tiempo su objetivo de colonizar Marte y hacer de los humanos una especie multiplanetaria. Para lograr este objetivo, su firma Hawthorne SpaceX está construyendo una gran nave espacial llamada Starship y un propulsor de cohetes llamado Super Heavy. La compañía está probando un prototipo de Starship en sus instalaciones de Boca Chica en Texas.

A principios de esta semana, la NASA dijo que realizará pruebas en tierra en cinco prototipos de hábitats del espacio desarrollados por compañías como Lockheed Martin Corp., Northrop Grumman Corp. y Boeing. Las representaciones de los hábitats, son en gran parte, similares a versiones más pequeñas de la Estación Espacial Internacional y permanecerían en órbita alrededor de la Luna.

El año pasado, la agencia espacial eligió nueve compañías, incluida una en Mojave, que podrían ser elegibles para ofertar en futuros contratos para llevar los experimentos científicos a la superficie de la Luna. Cada una de estas compañías es responsable de construir lanzadores lunares robóticos.

Pero un verdadero retorno a la luna costará dinero y los analistas dicen que el presupuesto actual de la NASA, que es de $21.5 mil millones, no lo cubre.

“Si nos tomáramos en serio el envío de astronautas en varias misiones a la Luna, estaríamos incrementando el presupuesto de la NASA al menos el doble o más y nadie lo hará”, dijo Cáceres.

“Cada administración quiere volver a la Luna, pero realmente ninguna administración quiere poner el dinero que se necesitaría para hacerlo”, dijo. “Todo el mundo quiere apuntar alto y recrear el espíritu estadounidense que básicamente vimos durante la era de Apolo”.


Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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